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  • Songfic
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  • Fics sin completar
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  • M - Mature (Adultos)
  • T - Teens (Adolecentes)
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lunes, 1 de agosto de 2011

CINCO MESES: PROFECÍA [NUEVA ERA]

= PARTE DOS =
PROFECÍA
= RENESMEE =

Pestañeé, sorprendida.

- ¿Otro gigante fallido? ¿Cómo Ryam y Helen? – pregunté.
- Sí – susurró a duras penas.
- Creía que Ryam había sido el primero.
- Y lo fue, pero mi hija fue la siguiente – me cogió de la mano y me condujo hasta el camastro, donde ambas nos sentamos -. No tengo mucho tiempo, dentro de poco tengo que bajar para atender a Razvan, pero te lo contaré lo más brevemente posible. Todo ocurrió hace más o menos dos años – empezó a explicarme -. Yo era maestra en una escuela infantil, en Dallas, y había terminado mi jornada temprano, así que me monté en mi coche y me fui a buscar a Mercedes a su instituto. Era su último año, y estaba a punto de graduarse – su rostro dejó escapar una sonrisa de añoranza y orgullo, pero pronto se le borró -. Sin embargo, cuando llegué y los alumnos salieron, ella no apareció.
››Tengo que resumir – se apremió a ella misma, suspirando y mirando a la puerta con nerviosismo -. Después de buscarla por el centro y de hacer preguntas a sus profesores, salí por la parte de atrás y di al bosque que se encontraba detrás del edificio. Fue allí donde me encontré con Ion, uno de los ayudantes de Razvan.
- Sí, sé quién es – asentí.
- Ion tenía a Mercedes y le inyectó algo, con el tiempo supe lo que era. Me puse como loca y me arrojé hacia él para defender a mi hija, pero, por supuesto, no sabía que él era un vampiro, así que toda mi lucha fue en vano, aunque no inútil. Conseguí que mi hija pudiese escapar. Ion se enfureció y comenzó a perseguirla, arrastrándome a mí del brazo. Sin embargo, mi hija no apareció, inexplicablemente, desapareció, e Ion se quedó frustrado y enfadado.
››Todos le tienen mucho miedo a Razvan, Nikoláy y Ruslán, e Ion no era una excepción. Sabía que Razvan se enfadaría mucho por ese fallo, así que debió de creer que era mejor no partir con las manos vacías, por eso me transformó y me trajo al castillo. Aún así, cuando llegamos y Razvan vio lo que había pasado, se puso furioso.
››Mi primer año fue horrible – murmuró con los ojos llenos de pesar y profundo arrepentimiento -. Razvan me encerró en una de estas habitaciones y no me dejó salir en un año. Era neófita, y me traía humanos vivos…
Hizo una pausa en la que me miró con esas pupilas que desbordaban horror y suplicaban redención por todos sitios. No llegó a terminar la frase, pero no hizo falta. Me estremecí al imaginarme las dantescas escenas de una neófita sedienta e incontrolada abalanzándose sin piedad sobre un indefenso humano y tuve que tragar saliva, aunque no fue eso lo que más me espantó. Razvan trataba a los humanos como si fueran animales, y encima él había obligado a Teresa a actuar como una depredadora, en cierto modo. Ella tenía que estar muy asustada y confusa, y en esa etapa la sed de sangre domina cualquier otro pensamiento, te impide pensar y razonar, y Razvan le traía a esos pobres humanos como el que echa carne en la jaula de los leones.
- Durante ese año la sangre ocupó todos mis pensamientos – reconoció, bajando los párpados con pesar -, no podía controlarlo, apagar esa insoportable sed era lo único que me importaba – entonces, abrió los ojos -. Pero después todo cambió.
››Cuando ya me controlaba, Razvan me dejó salir de la habitación y me hizo una de sus sirvientas. Más adelante me enteré de que Razvan estaba intentando hacer un ejército de gigantes, pero que la primera prueba que habían hecho con un humano llamado Ryam no había salido bien. Modificó la fórmula y mandó a Ion para que la probase con otro humano, esa fue mi hija. Al principio, Razvan no sabía si había resultado fallido o no, pero ahora está convencido de que tampoco salió bien, pues después dieron con la fórmula correcta y vieron que la que Ion había utilizado tampoco servía. No obstante, Razvan quería deshacerse de ese gigante fallido que había desaparecido. Ion le dijo que era una chica y que yo era su madre. Razvan no sabía el nombre de mi hija, no tenía ningún dato sobre ella, pues el descuidado de Ion la había escogido al azar entre todos aquellos estudiantes sin ni siquiera preguntarle su nombre. Intentó sonsacarme información sobre ella, pero yo utilicé la excusa de falta de memoria y no lo logró. Y sin el nombre y sin saber quién es ella, Razvan tampoco puede utilizar la semiesfera.
››Para mi alivio, Razvan estuvo bastante ocupado con el asunto de Ryam y tus lobos, y la suerte ha hecho que Ion haya muerto antes de que Razvan decidiera actuar en este tema, él era el único que había visto el rostro de mi hija. Pero Razvan no lo ha dado por zanjado – siguió declarando, mirándome con preocupación -. Ya ha estado actuando, ha mandado a Duncan varias veces para investigar en ese instituto, para que mire en los archivos, a ver si encuentra alguna pista de mi hija. Afortunadamente, Dallas es muy grande, y ese instituto tiene muchas alumnas que encajan con la descripción de mi hija, así que, por el momento, no ha conseguido dar con ella.
››No tengo muchos recuerdos de mi vida humana, y en mi etapa de neófita he de reconocer que la sangre se interpuso, pero jamás he olvidado a mi hija – siguió, hablando con seguridad -. Desde que me enteré de eso, he estado haciendo todo lo posible por protegerla, puesto que Razvan no parará hasta que la encuentre.
- ¿Y por qué quiere hacerle daño? – pregunté -. Bueno, quiero decir, que ella no es como Ryam, él se ha convertido en un peligro para los planes de Razvan, Nikoláy y Ruslán, pero tu hija…
- Razvan ya no se fía – me interrumpió con suavidad -. Ha visto lo que ha pasado con Ryam y no piensa correr más riesgos. Se ha dado cuenta de que los humanos también pueden ser peligrosos, y no quiere más testigos – Teresa apretó mi mano -. Renesmee, Razvan ya tiene un ejército de gigantes, y no son como Ryam, Helen o mi hija. Éstos son crueles y carecen de sentimientos y emociones, son como muertos vivientes, ya no se transforman en humanos, y Razvan ha conseguido dominarles por medio de su magia negra. Yo misma los he visto, ellos también están en el castillo. Si Razvan encuentra a mi hija, la convertirá en uno de esos monstruos sin sentimientos de ahí fuera, o la matará. Por eso le pedí ayuda a Ryam.
››Él consiguió entrar por unos antiguos pasadizos que debían de utilizarse en tiempos de guerra para huir o esconderse. Jamás había sabido de ellos hasta que no apareció él. Entré en el salón para proceder a su limpieza y le descubrí mirando los cuadernos de Razvan. Supe que era ese gigante fallido cuando vi sus ojos, ya que su olor me decía que era humano, pero éstos tenían un extraño color fucsia. Estuvo a punto de transformase, sin embargo, se calmó cuando le expliqué mi situación y la de mi hija. Nos presentamos con rapidez, pues él tenía mucha prisa, evidentemente. Entonces, le pedí que la ayudara a cambio de recibir mi propia ayuda para que pudiese escapar de aquí. Ryam aceptó y me prometió que haría todo lo posible por Mercedes. Vigilé mientras él copiaba a toda prisa lo que le interesaba, pero escuché cómo se acercaban dos vampiros de la guardia, movidos por el sonido del pulso de Ryam y su olor, y tuve que sacarle de allí prácticamente en volandas. Me enseñó por dónde había entrado y lo escolté hasta allí. No sé cómo no nos descubrieron, tuvo que ser un milagro. Luego, coloqué la piedra en su sitio y recé para que ese chico consiguiera escapar y diese con mi hija. Ahora sé que lo consiguió – sonrió -. Cuando volví, los guardias habían entrado en el cuarto donde nos encontramos las sirvientas y la suerte quiso que Zhanna acabara de empezar de alimentarse con un humano. Fue por eso que los guardias no hicieron preguntas y todo salió bien.
- ¿Dices que colocaste una piedra? – inquirí.
- El pasadizo por dónde entró Ryam está oculto tras una piedra que se mimetiza perfectamente con las paredes del castillo – me aclaró -. No se ve a simple vista, hay que fijarse bastante bien, aunque creo que un humano jamás podría distinguirla. Ryam lo sabía porque él entró desde el bosque y salió por esa entrada, sólo tuvo que fijarse en lo que había alrededor para recordar dónde se encontraba la puerta.
Ahora ya empezaba a comprender muchas cosas de los movimientos de Ryam. Por fin mi cabeza tenía una película clara de lo que había pasado, por lo menos, aquí dentro, porque todavía no sabía cómo él había conseguido dar con este sitio y qué era exactamente lo que estaba investigando sobre los metamorfos. Pero había algo más que aumentaba mis esperanzas, mi plan cada vez se fraguaba más.
- Tú sabes dónde está el pasadizo, ¿verdad? – quise saber.
- Sí, claro – asintió sin comprender.
- Por favor, tienes que decirme dónde queda – le imploré, apretando su mano y mirándola con ojos suplicantes -. Helen no puede seguir en este castillo mucho más tiempo, acabarán matándola. Y yo tengo que salir de aquí para… - mi voz se vio bloqueada cuando iba a decir que tenía que ayudar a Jacob y que tenía que hacerlo antes de doce meses, ni siquiera podía decir eso -. Si a él le pasa algo, yo… - otra vez mi frase se cortó.
- Os ayudaré – aceptó ella, acariciando mi mano con dulzura -, con la condición de que tú y Helen busquéis y ayudéis a mi hija.
- No, tú vendrás con nosotras – añadí -. Iremos las tres a buscarla.
- Yo no puedo irme de aquí – me contradijo, bajando la mirada con pesar.
- ¿Qué estás diciendo? – cuestioné -. Tú te escaparás con nosotras, no puedes seguir aquí bajo las órdenes de ese dictador.
- Aquí estoy bajo control.
- ¿Bajo control? – no entendía nada.
Teresa levantó la mirada de nuevo y la clavó en la mía, suplicando perdón.
- Los demás traen a esos humanos y los matan aquí – susurró -. Cuando terminan, yo me quedo con las sobras. Pero en el exterior es diferente. Allí tendría que matar yo misma a la gente para poder alimentarme. No quiero hacerlo, Renesmee, durante mi año de neófita fui un ser infernal y sanguinario, no quiero volver a serlo.
- No, no tienes por qué volver a hacer eso. Existe otra forma de vida, Teresa, la misma con la que mi familia vive – le revelé -. Ellos no se alimentan de sangre humana, sino que toman sangre animal. Ya sé que no es lo mismo, pero una vez que te acostumbras, la sed se va haciendo más llevadera y se consigue una buena calidad de vida. Y te aseguro que se es mucho más feliz.
- ¿Tú familia no toma sangre humana? – interrogó, sorprendida.
- No – le sonreí -. Escucha – entrelacé sus dedos con los míos y la hablé con convicción -, mi familia te ayudará, te lo prometo, ni siquiera tienes que pedirlo. Mi abuelo, Carlisle, se ofrecerá enseguida y Esme cuidará de ti y te alentará. Tú me recuerdas mucho a ella, la verdad, es tan dulce y buena como tú. Al principio será muy duro, pero después verás todas las recompensas que te ofrece, y, sobretodo, tendrás la conciencia tranquila. Teresa, tienes que marcharte con nosotras, tienes que ser tú quien encuentre a Mercedes.
- No sé si podré resistir ese tipo de vida – dudó.
- Lo harás, mi familia te ayudará, confía en mí. Tienes que intentarlo, no puedes rendirte tan fácilmente. Hazlo por tu hija, seguro que ella también te está buscando. Podríais reencontraros, y podrías explicarle muchas cosas. ¿No tienes ganas de hacerlo? ¿De contarle todo lo que pasó? ¿De seguir tu vida junto a tu hija?
Teresa me dio un abrazo que me pilló un poco por sorpresa.
- Está bien, tienes razón – aceptó por fin, con un nudo en la garganta -. Me escaparé con vosotras y viviré esa vida que dices.
- Nosotras te ayudaremos a encontrar a tu hija mientras tú recibes tu… rehabilitación en casa de mi familia – usé un símil para quitarle hierro al asunto.
- Gracias – murmuró.
Me separé y acaricié su rostro con una sonrisa.
- Bueno, hay que ponerse a trabajar – declaré -. Tenemos que planear algo, y tenemos que hacerlo bien.
- Yo tengo que irme – se acordó ella, apremiándose -. Llevo demasiado tiempo sin aparecer por ahí abajo, podrían empezar a sospechar.
Se puso de pie con precipitación y yo hice lo mismo por inercia.
- Espera, sólo un par de cosas – le paré cuando ya estaba a punto de echar a andar.
- Rápido, por favor – me pidió con nerviosismo -. Ya he perdido demasiado tiempo.
- Antes dijiste que el ejército de gigantes de Razvan estaban en el castillo, ¿dónde los tiene escondidos exactamente? – quise saber, hablando con rapidez.
- En el patio interior hay una caseta de piedra, los tiene allí, como si fueran animales – reveló también con prisas -. Como ya te dije, Razvan los controla gracias a su magia negra, así que ellos obedecen toda orden y se quedan allí sin oposición alguna.
Sí, ya me había dado cuenta de eso en el bosque, cuando ese gigante monstruoso obedecía a Razvan a la primera palabra.
- Bien, otra cosa.
- Por favor, Renesmee… - suplicó.
- Será rápido. ¿Elger, Duncan y Axel también son magos?
- No, son vampiros corrientes, ni siquiera tienen ningún don – declaró.
- ¿No? – inquirí, extrañada -. Pero si en el bosque, cuando nos atraparon a Helen y a mí, ellos también nos echaron esos polvos mágicos que nos privaron de transformarnos. Aunque, ahora que lo recuerdo, ese gigante monstruoso también lo hizo… - murmuré, pensativa.
- Razvan, Nikoláy y Ruslán les dieron esos polvos – me reveló -. Ellos tres son los únicos magos.
- Ah – comprendí -. Bueno, ya está.
Teresa suspiró y se dio media vuelta. Sin embargo, me percaté de otra cosa justo cuando estaba abriendo la puerta.
- Espera – le detuve, cogiéndola por el brazo. Teresa se giró hacia mí, rogándome con la mirada que parase ya. Pero yo tenía una última pregunta -. ¿Por qué me has dado este espejo a mí? Podías habértelo quedado tú para ver a tu hija.
Se quedó inmóvil durante un par de segundos y me sonrió dulcemente.
- Mi corazón no late, por eso no funciona conmigo – declaró, llevando su mano para meterme un mechón de pelo detrás de la oreja -. Este espejo estaba tirado en el sótano, esperando a que alguien lo volviera a utilizar algún día. Tú lo aprovecharás mejor viendo a tu prometido.
Me gustó que utilizara esa palabra para referirse a Jacob, porque él seguía siéndolo, yo jamás había roto con él.
Le sonreí y se giró para abrir y salir por la puerta por fin mientras yo volvía la vista hacia el espejo. Niebla fue lo primero que me mostró, pero enseguida volví a ver las imágenes de ese pasado inmediato. Me dolía profundamente verle así, pero poder verle era todo un privilegio, así que me senté y me pasé el resto del día viendo esa pequeña película una y otra vez.
Sí, dolía, pero poder verle era todo un privilegio.

Con el filo del cuchillo de postre grabé otra rayita vertical más y marqué una horizontal que tachó a esas siete. Ya estábamos en noviembre. Cinco meses. Hoy se cumplían cinco meses de mi largo encierro. Cinco meses sin ver a Jacob, sin poder verle, sin poder tocarle, olerle, besarle...
Me tiré en el camastro, boca arriba, y cerré los ojos para evocar todas esas sensaciones y recuerdos.
Sus cálidos y fuertes brazos rodeándome, haciéndome sentir amada y protegida, mi mejilla apoyada en su poderoso pecho desnudo, su maravilloso efluvio, sus prodigiosas manos acariciando toda mi piel, sus suaves y ardientes labios besándome, su dulce aliento…
Jadeé con tan sólo recordarlo…
Las lágrimas comenzaron a recorrer ambos lados de mi cara y un fuerte pinchazo se clavó en mi corazón, y eso que sólo había recordado lo físico. Pero no podía rendirme, tenía que ser fuerte. Por él.
La esperanza de escaparme de aquí y mis ansias de rescatar a Jacob era lo único que me mantenía cuerda y entera.
Ya teníamos nuestro plan trazado. No siempre podía, pero cuando sí, Teresa me llevaba en secreto a ver a Helen. Entre las tres habíamos conseguido idearlo. Con la ayuda de Teresa, hicimos un plano del castillo, aunque había zonas que ella desconocía, ya que Razvan solamente le dejaba andar por ciertas partes de la edificación. También elaboré un plano del bosque con varias posibles rutas a seguir, puesto que no sabíamos por dónde saldríamos del pasadizo, y teníamos que estar preparadas para salir y echar a correr.
El problema era llevarlo a cabo. Razvan me tenía vigilada casi todo el tiempo, tenía guardias al final de las escaleras y por algunos pasillos, los gigantes estaban en el patio, no eran un problema si no recibían ninguna orden, pero si alguien nos descubría, podían ordenarles que nos siguieran, así que teníamos que tenerles en cuenta. El único sitio que no estaba vigilado era el cuarto donde se encontraban las sirvientas, sin embargo, estaban esas tres arpías.
Lo único que nos quedaba era actuar durante los relevos de los guardias. Ese era el único momento en que los pasillos eran desalojados durante dos segundos. No todos los pasillos estaban vigilados, sino que los guardias se distribuían por zonas, pero había un inconveniente, varios, en realidad. Un vampiro puede pasarse mucho tiempo quieto o paseando, días, semanas, y los guardias se relevaban una vez al mes. O sea, que teníamos a un vampiro un mes entero vigilando una zona, con sus desarrolladísimos sentidos del oído y del olfato a su favor, que era relevado con otro que no se iba de allí hasta dentro de otro mes. Otro inconveniente era que los relevos no se hacían todos al mismo tiempo, es decir, que el guardia de una zona podía ser relevado y la zona contigua estar siendo vigilada por otro vampiro. Y eso no era todo. La puerta del pasadizo quedaba en un rincón, en un pasillo sin salida, y la única forma de llegar a él era atravesando el cuarto de las sirvientas. Conclusión: que Ryam consiguiera escapar aquel día del castillo por ese pasadizo había sido todo un milagro.
Y ahora nosotras teníamos que esperar otro.
Me sequé las lágrimas, me incorporé y me levanté de la cama. Saqué el espejo de debajo del colchón y me senté en la silla para mirarlo. Esto se había convertido en todo un ritual para mí.
Niebla. Sólo salía niebla. Cinco meses de niebla. Jacob llevaba corriendo como lobo cinco meses. Podía pasarme horas observando ese espejo, esperando a que la imagen cambiara. Horas y horas, horas y horas. Pero siempre salía la niebla.
- Por favor, Jake, vuelve… - sollocé.
Teresa no tardó en llegar, picó a la puerta y yo me levanté de la silla, con ese nudo horrible que ya se había acostumbrado a permanecer en mi garganta.
Escondí el espejo de nuevo, guardé el cuchillo debajo de la almohada y salí con ella de mi celda para bajar a comer delante de Razvan.
Éste no podía sospechar nada de nuestras intenciones, así que mi táctica había cambiado. Lo mejor era no enfadarle, obedecer casi todas sus peticiones, casi todas, porque había algunas a las que no pensaba acceder.
Mi cambio de actitud le había agradado bastante, él se pensaba que me estaba domando, el pobre iluso, así que perdonarme mi negación a tomar sangre humana se lo tomaba como una especie de premio y se limitaba a verme comer comida humana, si bien seguía insistiendo en que la tomara.
Algunas noches entraba en mi celda. Mi pulsera siempre me avisaba antes que esas bisagras, así que cuando Razvan pasaba dentro, ya estaba preparada. Confiaba plenamente en mi aro de cuero, la cual ya erigía esa burbuja cálida e invisible que me protegía, así que simplemente me hacía la dormida. Razvan se desesperaba cada vez que la barrera le impedía tocarme, pero al verme dormida, lo dejaba estar y se marchaba. Después, mi pulsera me calmaba, desprendía el efluvio de Jacob hasta que me dormía de verdad.
La comida no se extendió demasiado, Razvan tenía cosas que hacer. En cuanto terminé mi plato, se levantó de la mesa y le ordenó a Teresa que me llevase a mi habitación. Salió del comedor y nos quedamos solas.
Iba a marcharme con Teresa, cuando me fijé en que la puerta del salón estaba abierta. Ella adivinó mis pensamientos sólo con verme la cara.
- No – me advirtió con una voz extremadamente baja -, dentro de cinco minutos, Nikoláy y Ruslán entrarán en ese salón para reunirse con Razvan. Y Alina y Zhanna no tardarán en venir a recoger el comedor.
Pero yo necesitaba comprobar una cosa.
- Sólo será un minuto – murmuré igual de bajito, ya dirigiéndome allí.
- Renesmee – me regañó con un bisbiseo.
No le hice caso. Entré en el salón como una exhalación y me dirigí a mi objetivo directamente.
Cogí la caja metálica y la abrí. Mis ojos se abrieron como platos a la vez que Teresa se ponía a mi lado y miraba a todas partes nerviosamente.
Aquel puntito negro que había aparecido en el corazón de Jacob ahora era una mancha que casi cubría la mitad del órgano, aunque no era negra, era marrón oscuro.
- Jake… - sollocé.
No, él no podía odiarme, esto tenía que ser otra cosa. Estaba segura, estaba completamente segura, Jake no me odiaba, jamás lo haría.
Sentí la enorme tentación de llevarme ese corazón, de esconderlo, de protegerlo… Pero no podía hacerlo. Si Razvan veía que faltaba el corazón, sabría que habría sido yo y después lo utilizaría para hacerle daño a Jake. Además, él no podía sospechar nada de estas investigaciones, sino, descubriría nuestros planes. Tendría que aguantarme y esperar a cuando nos largásemos, para cogerlo y llevármelo.
Con todo el dolor de mi propio corazón, dejé ese en la cajita, la besé y la cerré, colocándola justo como la había encontrado.
- Vendré a por ti, te lo prometo – susurré, rozando la tapa con mis dedos.
- Vámonos de aquí – dijo Teresa, agarrando mi brazo para tirar de mí.
De repente, mi pulsera vibró, sin embargo, no lo hizo para avisarme de ningún peligro, lo hizo para que me fijara en algo que tenía justo a mi lado. Ese libro viejo de tapas marrones que descansaba sobre un atril.
- Espera – cuchicheé, apartándome de ella para acercarme al libro.
- No, tenemos que irnos – me advirtió Teresa sin dejar de observar a su alrededor con ansiedad.
Mis ojos volvieron a abrirse del todo.
- Es… la profecía – afirmé, sorprendida -. Es esa dichosa profecía de la que tanto hablan, ¿verdad?
- No lo sé – declaró a regañadientes, nerviosa -. Sí, creo que sí, pero no tenemos tiempo, tenemos que irnos.
- No, espera. Puede que no tenga otra oportunidad como esta para saber de qué se trata esto – manifesté en tono implorador -. Por favor, Teresa, déjame leer un poco.
Mis ojos se clavaron en los suyos, suplicantes.
Teresa suspiró.
- Está bien, vigilaré que no venga nadie – cuchicheó, aunque a disgusto.
Y se dirigió a la puerta.
Bajé la cabeza y comencé a leer, puesto que el libro ya estaba abierto por la página adecuada.

Todo está escrito en las estrellas.
Siglos pasarán antes de su llegada, siglos llenos de batallas, guerras y una larga y silenciosa dictadura erigida por los bebedores de sangre oscuros.
Un antecesor abrirá el camino. El primer Gran Lobo será el primer hombre que se transforma en lobo, el primer Rey de los lobos, así le será concedido ese título y, como tal, su sangre pertenecerá a la realeza, una realeza que nada tendrá que ver con el resto de reyes. Espíritu grande y bondadoso, fuerte, leal, poderoso, al igual será su fuerza espiritual. Pero el primer Gran Lobo durará poco, y con él, su reinado de paz y armonía desaparecerá. Su destino sólo será abrir el camino, legar su poder espiritual a su sucesor legítimo, el Príncipe de los lobos.
El Príncipe de los lobos nacerá a la octava luna del año y crecerá en completa ignorancia hasta su pubertad, entonces, tendrá lugar su primera transformación en lobo. El pardo y rojo teñirá su pelaje, al igual que el primer Gran Lobo, así mismo habrá heredado su poder espiritual; el Príncipe de los lobos lo mantendrá encadenado dentro de su ser hasta que esté preparado para recibirlo. Su sangre pertenecerá a la realeza, esa que no dan los hombres, esa que solamente tienen los seres de gran poder espiritual. Ésta fluirá por sus venas, llevando esa magia por todo su cuerpo desde el mismo día de su nacimiento.
El corazón del Príncipe de los lobos caminará solo durante dieciséis años, hasta que aparezca la mujer única. Única en su especie: mitad humana, mitad bebedora de sangre y metamorfo a la vez. Ella será única y especial, bondadosa, inteligente, fiel, leal, valiente, y su extraordinaria belleza sólo podrá compararse a los seres celestiales. Sólo ella será digna de ser la elegida para la imprimación mutua, pues será el alma gemela del futuro Gran Lobo, su complemento, su otra parte, y cuando eso suceda, forjarán un vínculo que ningún ser podrá deshacer. El Príncipe de los lobos la encontrará siendo ella tan sólo un bebé, y la elegirá para imprimarse, así mismo ella también se imprimará de él, una imprimación mutua tendrá lugar. Durante su crecimiento, el Príncipe de los lobos será su protector, su guardián, y sólo cuando ella crezca, él se enamorará profundamente. Ellos dos se amarán como nunca nadie ha hecho, puesto que su vínculo será irrompible, mágico, espiritual e intenso.
Seres de mal corazón que no comprenderán su amor intentarán separarlos, y el Príncipe de los lobos romperá las cadenas y dejará salir todo su espíritu de Gran Lobo. El amor lo guiará. Él ya estará preparado para recibirlo, su enorme poder espiritual le será revelado y él lo aceptará. Será entonces cuando el Príncipe de los lobos dejará de serlo y se convertirá en el segundo Rey de los lobos, en el segundo Gran Lobo. No será rey de corona, sino rey de corazón, rey de espíritu.
Sin embargo, una tarea mayor a la de su antecesor le será encomendada al segundo Gran Lobo, y él la llevará a cabo junto a la mujer única, porque ella es su alma gemela, ella es su complemento, su otra parte, y sólo con ella podrá realizarla. La mujer única es la elegida. Ella será la fuerza que impulsa a su espíritu, ella será su guía y su luz, y ella será fértil, llevará las semillas que harán florecer y expandir su reinado.
Ya está dictado en las estrellas.
Todo se iniciará justo con el sello entre la mujer única y el Gran Lobo. Ciento sesenta y siete puestas de sol pasarán desde que se inicia el año, y a la ciento sesenta y ocho el oro de las alianzas sellará su amor. Fuego y un sol que se apaga, las dos partes, las dos almas, por fin se unirán para ser una sola. El ciclo será completado. Su matrimonio marcará el comienzo. La mujer única representa un sello, el sello que une a las dos civilizaciones, hombres lobo y bebedores de sangre, bebedores de sangre que se han arrepentido y son puros de corazón, sus almas están a salvo. La mujer única representa esa alianza, y sólo con ella comenzará el reinado del Gran Lobo. Sólo ella podrá proporcionarle hijos que serán futuros reyes, una estirpe pura y perfecta. Su reinado se afianzará con su prole. Ella será la fuerza que impulsa a su espíritu, ella será su guía y su luz, ella le proporcionará poder, pues el poder espiritual del Gran Lobo estará forjado con su profundo amor. Entonces, el Gran Lobo iniciará su reinado y una nueva era comenzará, la larga dictadura erigida por los bebedores de sangre oscuros se verá rota, y ningún otro bebedor de sangre, ningún otro ser, tendrá el suficiente poder para revocarle. Será una nueva era de paz, convivencia y armonía.
El Gran Lobo será invencible, su poder espiritual aumentará. Porque él será el verdadero y definitivo Gran Lobo, porque sólo él será el verdadero y definitivo Rey de los lobos, porque su poder espiritual será más inmenso que el del primer Gran Lobo, porque su corazón será puro y estará lleno de amor, porque su enorme espíritu guerrero será fuerte y noble.
La alianza entre hombres lobo y bebedores de sangre no gustará a todos. He aquí que habrá bebedores de sangre que se opondrán a la nueva era, bebedores de sangre cuales corazones no son puros, cuales almas están manchadas y son oscuras, pues sus ansias de poder los dominan y corrompen. Esos bebedores de sangre están condenados. Una batalla será librada entre estos bebedores de sangre y el Gran Lobo por el poder, en la que…

Mi lectura se vio interrumpida de repente cuando Teresa me agarró del brazo y tiró de mí.
- No, no he terminado – protesté en voz baja mientras me sacaba del salón en volandas.
- Ya están aquí – afirmó sin apenas voz, apretando los dientes con nerviosismo.
Teresa me arrastró y salimos despedidas del comedor, caminando por los pasillos con prisas. Había guardias por todas partes, pero ya estábamos a salvo, pues ellos no sabían nada. Me condujo a mi habitación y me dejó allí.
No tuvimos tiempo de comentar nada, ella tenía que atender a los tres vampiros magos.
Sin embargo, yo sí que podía pensar. Y ahora tenía claras muchas cosas. Jacob era el Gran Lobo, iba a ser mucho más poderoso de lo que ya era, y su destino era reinar una nueva era. No era de extrañar que fuera tan peligroso para Razvan, Nikoláy y Ruslán, cuyas intenciones eran conquistar el mundo.
Y ahora también sabía para qué me querían a mí, por qué querían que me casara con Razvan. Si yo me casaba con Jacob, la profecía se cumpliría. Lo que todavía no entendía era cómo pensaba invertirla Razvan.
Me acerqué al camastro, saqué el espejo de su escondite y me senté en la silla para esperar a que se fuera esa niebla que reflejaba mientras pensaba en esa maravillosa profecía.
De pronto, mi corazón saltó cuando la niebla se disipó y Jacob apareció en su forma humana. El espejo estuvo a punto de caérseme al suelo, de la impresión. Mi pulso se aceleró y las mariposas tomaron todo mi cuerpo, alocadas, emocionadas, incluso la pulsera pareció alegrarse. Mis ojos dejaron escapar unas lágrimas de alegría y angustia a la vez. Jacob se había transformado en la puerta de la casita de Billy, su poderoso cuerpo estaba desnudo y su pelo estaba largo, le llegaba más allá de la barbilla. Su rostro ya no estaba desfigurado por ese profundo dolor, pero ahora lo bañaba una interminable amargura. Eso hizo que mi estómago sufriera otro más de sus pinchazos. Sin embargo, le estaba viendo, era su rostro, su cuerpo, y eso era suficiente para mí. Pasó a la casa con rapidez y se dirigió corriendo al baño, donde se duchó, después entró en su cuarto y se vistió. Cuando salió de su habitación, me quede mirando completamente embaucada cómo era recibido por Billy y todo lo que sucedía a continuación, como si estuviese viendo un vídeo casero en directo.
La imagen del corazón vino a mi mente irremediablemente. Esa mancha marrón había cubierto casi la mitad del mismo. No sabía lo que era, sin embargo, seguía estando segura. Eso no podía ser odio, porque Jacob jamás me odiaría, nuestro vínculo era irrompible, mágico, espiritual e intenso. Y la profecía me lo había ratificado.

…forjarán un vínculo que ningún ser podrá deshacer.

Sí. Y esa profecía tenía que cumplirse.

Esta historia cuenta con los derechos correspondientes. Team Nessie & Jacob tienen la autorización de la autora para publicar la novela.
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