Concurso de Fanfics

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CONCURSO:
TIPOS DE FICS:
  • Songfic
  • Real person
  • One shot
  • Fics completados
  • Fics sin completar
CLASIFICACIONES:
  • M - Mature (Adultos)
  • T - Teens (Adolecentes)
  • K - Kids (Todas las edades)
JURADO:
  • MIAW
  • MARIA
  • TAMARA
PREMIOS:
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(los premios se darán al primer lugar de cada tipo de fics)
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miércoles, 4 de mayo de 2011

LUCHA [DESPERTAR]

= LIBRO UNO =

RENESMEE

¡Quil, Aaron, cubrid ese flanco!, mandó Jacob a la vez que nosotras llegábamos a la cueva. ¡Jeremiah, ayuda a Seth en esa emboscada! ¡Brady, tú ven conmigo!
La cueva, en realidad, era un enorme hueco sin salida en los acantilados – salpicados de caprichosa vegetación y coronados con enormes abetos – que lindaban con esa zona de la playa y el mar, que tendría unos cinco metros de fondo por unos tres de ancho. Las chicas se acomodaron repartidas por las paredes de piedra, con las caras intranquilas, y Embry se sentó en la entrada, vigilante.
Dejé a Brenda con cuidado en la arena, estaba húmeda de la pleamar que la había inundado hacía unas horas, pero no podía hacer otra cosa. Por lo menos, la superficie estaba blanda. Claire me ayudó, sujetándole la cabeza para apoyarla con suavidad.
Jacob tenía razón. Mi mente estaba repleta de voces y gritos, una maraña embarullada del que no distinguía casi nada, tan sólo tensión y más tensión.
Estaba tan preocupada por Jake y sus hermanos, tan nerviosa, que no sabía qué hacer con las manos, incluso me dio un escalofrío, con el calor que hacía.
Saqué mi ropa de la mochila para vestirme. Mis pantalones piratas blancos no subían bien debido a que todavía estaba mojada, así que me los embutí como pude. La camiseta fue mucho más fácil de poner. Escurrí el bañador de Jacob todo lo que dio de sí, lo sacudí y lo metí en su mochila, doblándolo bien. Me arrodillé junto a mi amiga a esperar a que se despertase del todo y le di aire con una revista que me pasó Eve.
Claire se arrodilló frente a mí, dejando a Brenda en el medio de las dos, y me observó con sus dulces ojos marrones, absorta.
- ¿Ahora eres un vampiro? – me preguntó de repente.
Miré a Brenda para cerciorarme de que seguía desmayada.
- Casi. Nunca me transformo del todo – le aclaré.
- ¿Y no quieres chuparnos la sangre?
Todos los rostros, incluido el lobuno de Embry, se giraron para mirarme con un matiz de cautela.
- No. Como no soy un vampiro completo, tengo sangre en mi cuerpo – empecé a aclararle, lo más sencillo que pude para que una niña de nueve años lo entendiera -, así que mi organismo la coge de ahí, ¿entiendes?
- ¿Quieres decir que chupas tu propia sangre?
Era una niña muy lista, enseguida lo pilló.
- Sí, visto así… - me reí.
- ¿Y qué pasa si se te acaba tu sangre?
Sí, era muy, muy lista.
Todos volvieron a mirarme, expectantes.
- Pues… que tengo que beber la de otros seres – pude percibir el salto de los corazones que me rodeaban -, pero sólo la de los animales – maticé.
A Embry le dio un respingo.
- La de los lobos tampoco – apuntillé con una sonrisa.
Escuché su risa en mi mente.
- ¿Y por qué puedes oír a los chicos?
Ups, a ver cómo le explicaba yo eso…
- Claire, deja a Nessie en paz, ¿quieres? – le regañó Eve.
Menos mal…
Mi amiga empezó a reaccionar.
Brenda se está despertando, pensé para que lo oyera Seth.
¿Cómo está?, quiso saber, angustiado.
Creo que bien. Ya te lo diré cuando lo haga del todo, no te preocupes.
Céntrate, Seth, le dijo Jake.
Los ojos de Brenda se abrieron de sopetón y se incorporó con precipitación.
- ¿Dónde estoy…? – preguntó, parpadeando con confusión y mirando a los lados.
Entonces, su mirada se quedó fija en el enorme lobo que estaba sentado en la boca de la caverna y se tornó del desconcierto al terror en un segundo.
Me vi obligada a taparle la boca para acallar sus gritos, si seguía chillando así, llamaría la atención de todos los vampiros del mundo, eso sin mencionar que Seth podía oírla a través de mí y de Embry.
¡¿Qué ha pasado?!
Sí, Seth ya la había oído.
Está todo controlado, ella está bien, le contesté para sosegarle.
Es una chillona.
Cállate, Embry, replicó Seth con acidez.
Es que eres muy feo, tío, se burló Isaac, refiriéndose al lobo que nos hacía compañía.
Ja, ja, respondió Embry irónicamente.
- Tranquilízate, Brenda – le calmé, hablándole bajito y con pausa para causar más efecto sobre ella, sin quitarle la mano de la boca -. No nos va a hacer nada, es de los buenos, ¿ves? – sus asustados ojos se desviaron para fijarse en los míos y después la osciló de nuevo hacia Embry, que sacó la lengua y le dedicó una sonrisa lobuna para hacer la gracia -. Está vigilando la cueva para protegernos.
Retiré la mano con cautela y dejé que recuperase el aliento.
- ¡¿Protegernos de qué?! – inquirió, todavía horrorizada -. ¡¿Y por qué estás tan… gélida…?! – su voz se quebró, sobrecogida.
¡Mierda!, masculló Embry, levantándose con presteza, antes de que me diera tiempo a responderla.
Las demás solamente escucharon el gañido.
Brenda pegó un brinco del susto y su espalda se apretó contra la roca, sin apartar sus sobresaltadas pupilas del lobo.
Por lo menos, no se había desmayado otra vez.
¡¿Qué pasa, Embry?!, exigió saber el Gran Lobo.
Las voces de los imprimados de las chicas que estaban conmigo irrumpieron en mi mente sobre las demás con sendas preguntas.
Apesta a vampiros por aquí, le avisó, asomando la cabeza al exterior. Voy a echar un vistazo, no quiero que descubran la cueva.
De acuerdo, aceptó Jake. Nessie, no os mováis de ahí hasta nuevo aviso.
Vale, asentí con miedo.
La peste no tardó en entrar en la caverna cuando Embry dejó la entrada libre al marcharse con diligencia.
- ¿Qué pasa? – preguntó Ruth con preocupación, por boca de todas.
Miré a Brenda y a Claire con precaución y cambié hacia las otras. No podía engañarlas, ellas también comprendían muy bien el lenguaje corporal de los lobos y sabían que pasaba algo malo.
- Embry ha ido a echar un vistazo – fluctué mis pupilas hacia mi amiga y la niña durante un segundo, frotándome las manos nerviosamente, y las envié de regreso a las demás -, ha detectado… un olor.
- ¿También los hay por aquí? – adivinó Jemima, siguiendo mi juego del disimulo.
Brenda me miraba sin entender nada y Claire entendiendo demasiado.
Asentí con la cabeza y se hizo un silencio tenso en el que podía distinguir mejor la lucha que estaba teniendo lugar en el bosque.
Mis puños se cerraban cada vez que veía a través de los ojos de mi lobo cómo algún vampiro se abalanzaba sobre él, aunque también descubrí con mucho agrado y alivio lo bien que se defendía de los ataques. Los demás parecían estar bien, tampoco se protegían nada mal.
¡Hay uno por aquí!, gritó Embry de pronto. ¡Ha detectado los efluvios de la cueva y quiere ir! ¡Voy a por él!
¡No le dejes!, le ordenó Jacob.
Mis manos volvieron a frotarse, nerviosas.
¡¿Qué son estas jaulas?!, exclamó Cheran en el bosque.
- ¡¿Jaulas?! – no pude evitar decirlo en voz alta.
Todas mis amigas, excepto Brenda, que no se enteraba de nada y seguía arrinconada en la pared, abrieron los ojos como platos con horror.
- Sí, jaulas.
Nuestras cabezas se giraron súbitamente hacia la entrada de la caverna, espantadas. En cuanto escuché ese acento francés, olí su asqueroso efluvio y le vi, mi cuerpo se puso rígido y me puse en posición de ataque automáticamente.
- ¡Un vampiro! – gritó Eve.
- ¡Moïse! – mascullé con los dientes apretados.
A Brenda se le pusieron los ojos en blanco y se desmayó de nuevo. Moïse sólo le dedicó una mirada curiosa, para retornarla a mí.
- ¿Creíais que iba a marcharme con las manos vacías? – se rió con arrogancia -. Ya os dije que aquello solamente fue un aviso – entonces, su semblante marmóreo de mofa se transformó y sus ojos escarlata adquirieron un color más oscuro, volviéndose extremadamente agresivos -. Vengo a terminar lo que empecé, y comenzaré por aquí – afirmó, relamiéndose mientras miraba a mis amigas.
¡No, no, no…!
- ¡No! – grité al hilo de mis pensamientos.
Antes de que el vampiro se arrojase hacia ellas, me abalancé sobre él con una implacable rabia; la fuerza de mi impacto fue tal, que los dos salimos disparados de la cueva y caímos sobre la arena.
¡¿Qué está pasando, Nessie?!, reclamó saber Jake.
Claro, él también podía ver a través de mis ojos. Pero ahora no podía ni contestarle.
Ambos nos pusimos en pie de inmediato y nos agazapamos uno frente al otro, fintando entre los leños empujados por la marea.
La luz del sol hacía destellar su nívea piel, creando reflejos en la mía. Parecería angelical, si no fuera por sus pupilas encarnadas y despiadadas.
¡Nessie!
- Es inútil que luches. Terminaré con esas humanas y contigo y me llevaré a los lobos para entregárselos a Aro – amenazó Moïse.
- Tendrás que pasar por encima de mi cadáver – le advertí, rechinando los dientes.
- Como quieras.
¡Nessie, contesta!, volvió a pedirme mi novio.
Es Moïse, está aquí, le desvelé, moviéndome hacia un lado para no dejar que el vampiro encontrara un hueco por donde entrar a la cueva.
¡Hijo de…! ¡Aguanta, ya vamos!, me dijo. Sin embargo, sus pupilas me mostraban el intenso acoso al que estaban siendo sometidos todos los lobos en el bosque, por lo que sabía que tardarían más de lo que quisieran. ¡Embry, ¿dónde diablos estás?!
¡Estoy en ello!, protestó. ¡Este chupasangres se me está resistiendo!
Por el rabillo del ojo podía ver a Embry. Estaba peleando con un vampiro enorme, era tan fuerte como Emmett.
¡Tranquila, Nessie! ¡Acabaré con él enseguida!, afirmó Embry. ¡Sigue fintándole!
¡No te preocupes por mí, sé defenderme! ¡Tú no te distraigas y céntrate en lo tuyo!
¡Cuidado!, escuché que me gritaba Jake.
Sin darme tiempo a reaccionar, Moïse se lanzó hacia mí vertiginosamente, empujándome al fondo de la cueva. El impacto de mi espalda hizo un enorme boquete en la pared de piedra y mis amigas gritaron, sobresaltadas. Antes de que pudiera incorporarme, sus manos de hormigón se aferraron a mi cuello y me levantaron del suelo.
¡NESSIE!
Las imágenes de mi cabeza del bosque me mostraron la cólera que se desató en mi Gran Lobo, le arrancó la cabeza a varios vampiros casi a la vez con una saña increíble, mientras escuchaba toda una lista de insultos inconfesables. El rugido que siguió retumbó hasta en la roca en la que nos alojábamos.
- Parece que tu lobo ya se ha dado cuenta – manifestó Moïse en un tono mordaz, presionando mi cuello.
Intenté romperle los dedos, como había hecho aquella vez en Port Angeles con el licántropo, pero estaban demasiado apretados en mi garganta, no los podía separar, y además eran rígidos y duros como el acero.
¡Ya voy, aguanta!, bramó Jacob, apretando la dentadura, mientras los árboles que pasaban a toda velocidad a su lado ya eran borrones verdes y marrones y no se distinguían.
¡Te seguimos, Jake!, le comunicó Seth.
- ¡Suéltala! – voceó Claire, pegando puñetazos en la espalda de Moïse.
- ¡No, Claire! – la reñí para que no provocase más al vampiro y no la hiciera daño a ella.
- Tranquila, la siguiente serás tú – la amenazó, y de un manotazo la lanzó hacia la pared.
¡Claire!, gritó Quil con agonía.
¡Sólo era una niña! ¡¿Sería miserable?!
Afortunadamente, Ruth, Eve y Jemima pudieron cogerla a tiempo y no se dio un golpe fuerte.
- ¡No la toques! – gruñí -. ¡Y nunca le quites la vista a los pies!
Le propiné una férrea y enérgica patada en sus partes nobles -  aun siendo dura como el mármol, me hice daño - y sus manos me soltaron instantáneamente.
¡Muy bien, Nessie! ¡Ahí, donde más duele!, aclamó Quil, riéndose con malicia.
La siguiente patada que le pegué fue con una llave y le di en el estómago, lanzándole al exterior.
¡Guau, qué tía!, exclamó Jeremiah.
¿Qué puedo decir? Es mi chica, declaró Jake con orgullo.
Dale las gracias a mi padre, recuerda que fue él quién me lo enseñó todo en defensa personal, intervine.
Enseguida le cambió el tono y el humor.
- ¡Bueno, eso ha estado muy bien, pero no te confíes! ¡Ten cuidado! ¡Ya vamos!
- ¡Eres uno de ellos! – chilló Brenda, que debía de haberse despertado.
Los gritos histéricos de mi amiga sonaron a la vez que el vampiro rugía con furia desde la boca de la cueva.
Claire le dio una bofetada y Brenda se calló ipso facto.
¡Ay!, lamentó Seth.
Vaya, además de lista, una niña muy madura y efectiva.
¿Ves?, es una chillona, reiteró Embry mientras estaba fintando con el vampiro gigante.
Cállate, Embry, repitió Seth en el mismo timbre de antes.
- ¡Desgraciada! ¡Pagarás por esto! – berreó Moïse.
Se precipitó hacia mí de nuevo e iniciamos una pelea consistente en forcejeos, en sus embustes y mis bloqueos, hasta que nos separamos de un brinco para quedarnos frente a frente.
Sus ojos se apartaron de mí durante una milésima de segundo en la que miró a su alrededor, hambriento. La sed hacía mella en él y pronto comenzaría a dominarle. Tenía que sacarle de la cueva, alejarle de las humanas, o terminaría lanzándose hacia ellas sin cuartel y sería una carnicería.
Jake y los chicos ya estaban muy cerca.
- ¡No te distraigas! – vociferé, empujándole hacia la salida -. ¡Ven a por mí!
¡No, Nessie!, me regañó Jake, cabreado, cuando vio mi plan.
Salí disparada de la cueva y me arrojé a su cuello para morderle, sin embargo, seguía siendo más rápido que yo y, de un manotazo, me mandó volando hacia los árboles lindantes.
¡NESSIE!, bramó Jacob, acelerando el paso todavía más; podía escuchar hasta el chirrido de sus dientes.
Por suerte, fui capaz de sujetarme y ponerme de pie sobre una rama.
Como si fuera un cohete, el vampiro arremetió contra mí; yo no era tan fuerte, pero era rápida y ágil. Le esquivé con unos reflejos sobrenaturales, me enganché a otra rama y me balanceé para dar una vuelta a la velocidad de la luz, pateándole de nuevo.
Entonces, me quedé como una piedra de hielo cuando mis ojos aprovecharon el momento de su caída para mirar hacia abajo. Lo hicieron en un segundo, puesto que Moïse cayó de pie como un gato, dispuesto a atacar de nuevo, y no podían distraerse demasiado, pero la imagen se quedó grabada en mi retina como una fotografía a todo color, lo suficiente para que se fijase en mi cerebro.
Pasé la mirada al vampiro que tenía debajo mientras mi cerebro me plantaba la foto para que la viera y la asimilara bien.
Entre los árboles que limitaban la zona de la caverna, se encontraban diez vampiros a la espera, con una inmensa jaula y una red de cables de acero en las manos.
Moïse había venido a por los lobos, sí, cogería a todos los que pudiera, si podía, pero sobretodo estaba interesado en uno solo, el mayor de todos, el líder, quería llevarse su mayor botín: Jacob. Y para ello había preparado toda esta farsa con el fin de atraerle, me había utilizado como cebo y tenía bien entretenidos al resto de lobos para que no pudieran ayudarle.
No obstante, algo no me cuadraba, Moïse no me parecía tan listo como para planear algo así.
No me hizo falta pensar mucho. Algo naranja resaltó en mi fotografía mental de entre los árboles limítrofes, a unos metros más atrás de la línea de diez vampiros, como el General que observa la batalla de sus filas.
Enguerrand.
Él lo había organizado todo. Él era el jefe. Probablemente, nos había estado espiando, esperando a un día de distracción como este, o tal vez lo había planificado sobre la marcha, quién sabe. Mi padre ya nos lo había dicho, era muy inteligente, y seguramente tenía muchos años de experiencia en guerras, había estado grabando muchas para Aro y había participado en otras tantas.
Moïse se encaramó al tronco del árbol y lo agitó hacia los lados para hacerme caer.
¡Jake, no vengáis! ¡Es una trampa!, le advertí con urgencia, aunque ya lo debían de haber visto todo en mi cabeza.
Pero ya era demasiado tarde. Mi lobo apareció raudo y veloz a mi rescate junto con el resto de lobos imprimados que tenían a sus novias en la caverna.
¡Nessie!, gritó al verme, con un rugido.
El vampiro logró quebrar el árbol y, con la distracción, me precipité hacia el vacío. No llegué al terreno, mi cuerpo chocó con sus brazos duros como el hierro y fue como caer en una losa de hormigón, aunque no me hice daño, mi cuerpo también era duro. La copa arbórea verde se quedó atravesada, las ramas de dos árboles contiguos impidieron su caída.
- ¿La quieres, lobo? – le provocó Moïse a la vez que reculaba hacia atrás, poniéndome como escudo y sujetándome el cuello con su brazo.
Por mucho que intentaba zafarme, me tenía completamente inmovilizada.
Él sólo escuchó el potente rugido que atronó por todo el pueblo y se perdió en el horizonte marino, yo y el resto de lobos escuchamos y sentimos su ira y su cólera enloquecida.
- ¡Pues ven a por ella!
¡Es una trampa, no te acerques!, le avisé.
¡Hay más vampiros por aquí, Jake!, reveló Embry, poniéndose a su lado. ¡Los he visto mientras machacaba a ese chupasangres!
¡Me importa una mierda!, bramó, ya lanzándose a por Moïse con arrebato.
- ¡No! – chillé, horrorizada, cuando vi salir a los diez vampiros con la red desplegada, cogiendo impulso con los árboles para volar por encima de él.
Sus hermanos saltaron instintivamente para protegerle y alzaron momentáneamente la enorme y gruesa malla de acero, dándole una fracción de segundo extra que le permitió escapar por debajo, aunque los que quedaron atrapados fueron ellos y las que se sobresaltaron acto seguido fueron sus novias, que miraban aterradas desde la cueva.
Jacob se quedó a un metro de nosotros, inclinado hacia delante mientras profería unos rugidos estremecedores y mostraba sus implacables colmillos.
¡Suéltala, hijo de puta!, fue lo más suave que le dijo.
Enguerrand salió de entre el arbolado para colocarse frente al escenario que había preparado y su boca se torció en una sonrisa orgullosa y costosa, parecía que no hubiera sonreído en mil años. Sus ojos no eran mates, eran de un escarlata brillante, sagaces, perspicaces, por lo que Jacob y yo dedujimos que no estaba grabando.
- ¿Qué vas a hacer ahora? – interrogó Moïse con el labio curvado con prepotencia -. A tu hembra, la tengo yo, y a tus lobos, mis compañeros -. La cabeza de Jacob se giró un poco para mirar a sus espaldas de reojo -. ¿No crees que un intercambio sería justo? Te devuelvo a tu hembra y a tus lobos si te metes en la jaula y te vienes con nosotros.
- ¡No le hagas caso! - protesté con energía.
¡Que se vayan al infierno!, bramó Jeremiah.
¡Sí, no se te ocurra meterte ahí, o te daremos una paliza!, siguió Embry.
¡Mierda! ¡Callaros todos!, gruñó. ¡¿Qué otra cosa puedo hacer?!
- No tengo mucho tiempo, lobo – le advirtió Moïse, apretando su brazo contra mi garganta -. Si no lo haces, le partiré el cuello en dos.
- ¡Jake, no lo hagas, por favor! - le supliqué mientras las lágrimas ya rebosaban por mis ojos.
Las pupilas negras y brillantes de mi lobo se clavaron en mí durante un instante.
- ¡NO! – chillé con una voz que hizo eco en los acantilados, estirando el brazo para alcanzarle, cuando Jacob se giró y empezó a caminar lentamente hacia la jaula.
La sonrisa de Enguerrand se amplió.
Los lobos comenzaron a aullar y a gimotear, intentando escaparse de la malla sujetada con solidez por ocho de los fulgentes vampiros, relucían tanto con el sol, que cegaban.
Los otros dos, una mujer de largo cabello rubio y un rostro más pálido que la porcelana, y un corpulento hombre moreno de pelo muy corto, aguardaban junto a la jaula.
- Así me gusta, lobito.
La dicción de Moïse sonó despreciativa y me hizo rechinar los dientes.
Si se llevaban a Jacob, yo me iría con él. Sí, yo tenía que estar con él, aunque fuera en el mismísimo infierno. Tenía que convencer a Enguerrand y a Moïse como fuera para que me llevaran también.
¿Cómo va todo por ahí, Sam?, quiso saber Jake de repente, sin dejar de andar.
Oh.
El viento bochornoso que llegó desde el mar me trajo consigo una nota de esperanza, junto a las imágenes de Sam y los otros lobos, que corrían hacia aquí. Jacob estaba fingiendo y tenían una emboscada preparada.
Ya estamos de camino. Lo del bosque está hecho, solamente quedan ocho, así que Leah y yo hemos dejado a un grupo allí. ¿Qué está pasando por ahí, Jacob?, preguntó.
¡Quieren llevarse a Jake!, le informé.
¡Tienen la jaula preparada, y nosotros estamos atrapados en esta maldita red!, continuó Seth.
¿Os queda mucho?, quiso saber Jacob.
Estamos ahí en un minuto, afirmó Sam.
Bien. ¿Y vosotros qué hacéis ahí parados? Haced un poco de teatro, diablos, les dijo a los lobos atrapados.
Y así lo hicieron, continuaron revolviéndose y gimoteando bajo la espesa red de acero.
- Entra ya – le atosigó Moïse, nervioso, al ver que Jacob se tomaba su tiempo.
Jake llegó sosegadamente a la jaula y les dedicó un sonoro y torvo gruñido a los dos guardianes mientras entraba. La mujer le siseó con rabia y bajó la reja, quitando la tranca que la sostenía en alto.
No les dio tiempo a poner el pestillo.
¡Ahora!, escuché que gritaba Sam.
Éste, Paul, Leah y Jared salieron de la nada y se abalanzaron sobre ellos con una fuerza brutal mientras los demás se arrojaban a por los vampiros que sujetaban la malla.
Aproveché el momento de confusión y sorpresa en el que se encontraban Moïse y Enguerrand para hacerle una llave evasiva al que me apresaba y le estampé la espalda en el suelo.
Mi lobo seguía enjaulado, dando vueltas, tratando de encontrar una solución para salir.
¡Te sacaré de ahí!, le dije.
¡No, ve a la cueva a refugiarte con las demás!
No fue una orden, más bien una advertencia.
De un elevado salto, llegué hasta la jaula y me planté frente a la puerta. Tiré hacia arriba de la reja que la cerraba, pero estaba hecha de un material muy fuerte y pesado, los barrotes tenían diez centímetros de grosor, por lo menos, y no era capaz de levantarla. La jaula estaba hecha a conciencia, preparada para aguantar la letal mordedura de los colosales lobos.
Ve a la cueva, por favor, no me obligues a ordenártelo, me avisó nerviosamente, aunque con voz dulce.
¡Pesa mucho!, me quejé, haciendo caso omiso a su comentario, tirando de la puerta con todas mis fuerzas.
Cuando conseguí alzarla unos quince centímetros…
¡Salta!
Eso sí fue una orden en toda regla, decretada con su voz de Alfa, y mis piernas lo hicieron sin que hiciera falta que mi cerebro actuase.
Sin embargo, mi salto no fue suficiente, o puede que Moïse ya se conociera el truco, y me atrapó en el aire, cogiéndome por los pies.
Me estrellé de morros en el suelo y Moïse cayó encima de mí.
¡NESSIE!, gritó Jacob.
Escuché su escalofriante rugido y unos estrepitosos y ensordecedores golpetazos metálicos.
Cuando Moïse me giró y me quedé boca arriba mientras forcejeábamos para que no me mordiera, lo vi. Mi Gran Lobo estaba dando golpes con la cabeza al hueco que había quedado al levantar la puerta, con una potencia bestial, para tratar de salir, y se meneaba en su cárcel como si de un tiburón blanco se tratase, cuando atacan a las jaulas de los buceadores.
Mis manos trataban de apartar al monstruo sediento que tenía encima, pero él era más fuerte que yo y estaba fuera de sí, sus ojos rojos se clavaban devoradores en los míos, y yo empezaba a estar algo débil, necesitaba sangre. La lucha era muy dura y mi transformación ya había durado demasiado. El agotamiento y la debilidad que se habían hecho cargo de mi cuerpo hicieron que el vampiro consiguiera aferrarme contra el suelo por las muñecas y me inmovilizara.
Sam se deshizo de uno de los pocos vampiros que quedaban y se lanzó en mi ayuda, pero no llegó, otro se interpuso en su camino.
- ¡Ya eres mía! – afirmó Moïse con ansia, preparando los dientes para morder mi cuello.
¡NOOOOO!, bramó Jacob.
El grueso metal produjo un ruido estridente y atronador al salir volando y, antes de que la verja tocara el suelo, el cuerpo de Moïse fue alzado de mí y balanceado con furia, cayendo troceado y ya sin vida. La reja se estampó en el piso estruendosamente a la vez que la cabeza del vampiro rebotaba y rodaba unos metros.
¡¿Estás bien?!, me preguntó Jacob con preocupación, metiéndome el hocico con ansiedad para olerme e inspeccionarme la cara y el cuello.
Me levanté con rapidez y abracé a mi lobo con vehemencia.
Sí, ¿y tú?, el olor no me engañaba, mis manos se toparon con sangre al acariciar su cabeza y me separé de su cuello para mirarle. ¡Jake, estás sangrando!, exclamé, apartando la pelambrera de su frente para verle mejor la herida.
No es nada, se curará rápido. Lo importante es que tú estás bien. Sus enormes ojazos negros se clavaron en mí, todavía con el susto reflejado en ellos. Ven aquí. Y me empujó con el hocico para llevarme detrás de un árbol.
Adquirió su forma humana y se pegó a mí rápidamente para besarme con pasión, lo hizo con tanto ímpetu, que mi espalda se apoyó en el tronco. Ahora sus labios me quemaban, pero no me importaba en absoluto, también eran más sedosos que nunca. Mis manos enseguida rodearon su cuello y su nuca para corresponderle como se merecía, aunque lo hice con más cuidado que normalmente, para no hacerle daño. Aún así, sentir sus labios moviéndose con los míos, sus manos acariciándome y la energía de siempre, hizo que las lágrimas, fruto de toda la tensión, la preocupación y la angustia acumuladas, brotaran de mis ojos sin que pudiera evitarlo. Pero él estaba conmigo, sano y salvo, y eso me hizo sentir una felicidad inmensa e indescriptible. Cuando logramos que ese intenso beso terminara, llevó sus manos a mi rostro, sin despegar nuestras caras.
- Tengo que volver a transformarme – susurró en mis labios, secando mis lágrimas con los pulgares.
Asentí y me dio dos besos cortos y muy, muy dulces, hasta que separó su cálido rostro del mío. Cambió de fase otra vez y salimos de nuestro escondite para reunirnos con el resto.
¡Esa sanguijuela se ha escapado!, anunció Sam, poniéndose a nuestro lado.
Jacob y yo giramos las cabezas para mirar alrededor.
Todo había acabado, los tres vampiros que quedaban no tenían nada que hacer contra catorce enormes lobos; los ocho que faltaban se habían quedado en el bosque para acabar con el resto.
Mierda, Enguerrand ha huido, lamentó Jacob con desagrado.
Se ha ido con el rabo entre las piernas, se rió Leah.
¿Crees que volverá con más ayuda?, inquirí con temor.
Seguro, afirmó Jacob. No creo que se rinda tan fácilmente.
Estaremos preparados, declaró Sam.
¿Cómo va todo por el bosque?, quiso saber.
Esto está limpio, le contestó Nathan. Estamos quemando la porquería.
La columna de humo púrpura ya empezaba a asomar por el follaje de las copas de los árboles.
Bien, quedaros ahí para vigilar, por si acaso.
De acuerdo.
Jake, tengo sed, le dije.
Todos los lobos, excepto los que estaban terminando con los dos vampiros que se resistían, se giraron para mirarme con cautela.
Vamos a cazar algo, me propuso mientras iniciaba la andadura hacia el bosque. Seth, le llamó.
Pero Seth no contestaba.
Seth, le volvió a llamar.
Isaac carraspeó.
Está un poco ocupado, manifestó Shubael.
¿Ocupado?, se extrañó Jacob.
Nos volvimos para buscar a Seth con la mirada, hasta que lo encontramos en la entrada de la cueva con la cabeza agachada.
Me había olvidado de ella completamente.
- ¡Brenda! – exclamé en voz baja, llevándome las manos a la boca sin creerme lo que estaban viendo mis ojos.
Mi amiga estaba acariciando a su lobo del color de la arena entre las orejas, eso sí, sus dedos temblorosos lo hacían con mucha reserva y precaución, y su cuerpo se mantenía alejado por si tenía que echar a correr de un momento a otro, aunque noté un matiz de fascinación en su mirada que su novio también debió de percibir.
Seth se acercó otro poco a ella, la miró a los ojos durante un instante y le dio un pequeño y suave lametón en la mejilla. Brenda puso un poco de cara de asco, pero cuando miró a los ojos a su lobo y éste le sacó la lengua contentísimo, su labio se curvó hacia arriba y lo acarició con más ánimo.
Jacob suspiró.
Shubael, encárgate tú de quemar todo esto, anda.
¡A la orden!
Supe el momento en que Jacob se desconectó de todos al oír el zumbido monocorde en mi cabeza.
El interpelado se alejó para recoger los restos de los cuerpos desmembrados y comenzó a apilarlos en una zona un poco más apartada.
Mientras lo observaba, mis ojos se toparon con los de Brenda. Su mirada me sorprendió tanto como su reacción con Seth. Tenía el ceño fruncido sobre sus ojos entornados y los labios arrugados, sin embargo, no era una mirada de odio o de repulsa. Era una mirada de enfado, más bien de reproche, seguramente por no haberle contado yo misma mi secreto con anterioridad.
Junté mis palmas como pidiéndole perdón y ella se cruzó de brazos, girando el rostro al otro lado, enojada.
Bueno, era una actitud muchísimo más buena de lo que me había imaginado, más de lo que hubiera podido pedir, y muy valiente por su parte, nunca lo hubiera dicho; sí, se había desmayado, pero no había salido corriendo espantada, ni nada de eso. Y parecía que no me odiaba por lo que era, aunque probablemente seguía sin entender nada. Ojalá mi padre hubiera estado aquí para saber qué le estaba pasando por la cabeza en estos momentos.
Lo más seguro es que se esté haciendo un montón de preguntas sobre la existencia de vampiros y lobos monstruosos. Estará muy confusa y asustada, como las otras chicas de los imprimados cuando se enteraron de todo, supuso Jacob, haciéndose eco de mis reflexiones. Pero te conoce, sabe que eres buena, y no creo que pueda odiarte después de que las hayas defendido tan bien de esa sanguijuela. Lo aceptará, no te preocupes, igual que acaba de hacer con Seth. Creo que tu amiga no le volverá a tener miedo a los perros nunca más, se rió.
Sus palabras me calmaron y yo también me reí.
Sí, pero tendré que explicárselo todo más tarde, suspiré, mordiéndome el labio con resignación.
No obstante, estaba feliz. Tenía la intuición de que iba a comprenderlo todo, en realidad, creo que ya lo había hecho. Sí, Leah y Jake tenían razón. Si Seth se había imprimado de ella, era por algo. Esa Brenda que se veía en el instituto era una fachada que ella misma se había puesto por alguna razón que también me tendría que aclarar algún día. Y Seth le había hecho mucho bien, la había ayudado, como una terapia personal, había hecho que ella exteriorizase su verdadera personalidad. Brenda iba a formar parte de mi gran familia de lobos y, aunque pareciera increíble e inédito hacía unos meses, eso me hacía feliz, porque ahora empezaba a conocerla de verdad y lo que estaba descubriendo me gustaba. Me gustaba mucho. Y también estaba alegre por ella, porque hubiera encontrado su camino junto a Seth.
- ¡Nessie! – gritó Claire.
- ¡Bravo, Nessie! – vitorearon el resto de mis amigas, excepto Brenda, que seguía junto a Seth, luchando contra su miedo para que triunfase el amor.
Todas habían salido de la cueva y, después de sus respectivos abrazos a sus lobos, se acercaron a mí corriendo para hacer lo mismo conmigo. En un santiamén, me vi rodeada de brazos y cabezas, como los jugadores de un equipo cuando celebran un tanto.
- ¡Has estado genial! – aclamó Eve.
- ¡Menuda patada! – siguió Ruth.
- En realidad, no ha sido para tanto… - murmuré, un poco sobrepasada por todo esto.
- Eres muy buena – y Claire se enganchó a mí para darme un abrazo fuerte.
- Sí, gracias por salvarnos – secundó Jemima, con los posteriores asentimientos y sonrisas de las demás.
Claire levantó el rostro y me sonrió mientras me miraba con sus infantiles ojitos marrones llenos de admiración.
Oh, no, esto ya me superaba. Como siguieran así, iba a ponerme a llorar. Ya notaba el incómodo nudo en mi garganta.
- De… de nada – musité con voz queda.
Bueno, ¿qué? ¿Vamos?, me azuzó Jacob. No tengo ganas de que te lances a mi yugular, bromeó.
, contesté, aliviada, aunque en honor a la verdad, también contenta por la reacción de mis amigas, incluida Brenda.
Me despedí por el momento de ellas, después de explicarles que me tenía que marchar para reponer sangre – instante en el cual Claire se separó de mí ipso facto -, y me reuní junto a Jacob.
Se echó en el suelo, me subí a su lomo de un ágil salto y nos alejamos al trote hacia el bosque.

Esta historia cuenta con los derechos correspondientes. Team Nessie & Jacob tienen la autorización de la autora para publicar la novela.¡NO COPIES EL CONTENIDO!

8 comentarios:

  1. que chevere la primera en comentar que mas puedo decir, que no lo haya dicho antes mas que increible todos estos capi con ansias esperando los de jacob entonces a seguir el horario....

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  2. Felicidades NESSIEJACOB ERES LO MAXIMO , TU HISTORIA ES MAS QUE MARAVILLOSA. PORFAVOR CREA ALGUN OTRO LIBRO NO NOS QUITES
    LA OPORTUNIDAD DE LEER ALGO MAS DE TI. PORQUE CUANDO SE ACABE EL LIBRO DESPERTAR CON JACOB NOS VAMOS A SENTIR MUY TRISTES....Y QUEREMOS MASSSS...

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  3. Estupendo!!! No puedo esperar al proximo capitulo!!
    bss

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  4. genial !!!!ya espero mas capitulos(andres)

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  5. en sus partes nobles tremenda patada jajajajajajapobre sanguijuela

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  6. WAUUUUU, hermoso!!!!estupendo el capi estubo maravilloso, sos una gran escritora, no me extrañaria verte publicanbdo tus pripios libros en alguna libreria je je!!

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  7. muy bueno, otra vez! m gusta mucho mas cuando la historia gira en torno a algun conflicto importante como luchas entre enemigos naturales y esas cosas q cuando lo hace en torno a que quieren c@€& y no pueden porque los interrumpen... o sea, esta bien q a veces haya escenas de ese tipo pero no que la historia se vuelva muy densa hablando solo de eso. por eso ahora me ha vuelto a gustar! ^^ la verdad, mis felicitaciones! =)
    Aliss

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