= LIBRO TRES =
RENESMEE
- Entonces, ¿os gustaron los butacones? – preguntó Alice con unos ojos muy abiertos que esperaban una respuesta positiva.
- Claro, son muy anchos, perfectos para…
Jake cerró su sonriente pico en cuanto le pellizqué en el brazo.
- Sí, muchas gracias, Alice – seguí yo -. Es justo lo que buscábamos para ese rincón de la chimenea.
- De nada. Espero que los disfrutéis – y me guiñó el ojo como si ya supiese de qué iba el asunto.
Mi cara sufrió un baño de sangre y mi padre suspiró con resignación.
Se hizo un silencio bastante incómodo en el que la brisa de primeros de septiembre aprovechó para hacerse de notar y agitó las hojas de los árboles de los alrededores del límite fronterizo de La Push.
- Bueno, así que os vais la semana que viene – intervino Carlisle, sonriente, para iniciar otra conversación -. Por fin utilizaréis los vales y os vais de luna de miel.
- Sí – afirmó Jake con alegría manifiesta, girando el rostro para mirarme -, antes de que Nessie empiece las clases. Y también queríamos aprovechar para celebrar su cumpleaños de una manera especial.
Le sonreí abiertamente y apreté el amarre de su mano. Menudo cumpleaños iba a pasar, y ya tenía el mejor regalo del mundo.
- ¿Y a dónde vais? – quiso saber.
- A la isla de Santa Lucía – reveló Jake -. Bueno, en realidad, a un islote que está a unas cuantas millas más allá. Emmett sabe dónde está – y le dedicó una sonrisita cómplice al mencionado.
- Es un sitio solitario y paradisíaco en el nos perdemos yo y Rose de vez en cuando – explicó Em con una sonrisa de oreja a oreja mientras observaba a su novia de reojo, que le dio un codazo, riéndose con vergüenza -. La única casa que hay allí es nuestra, así que pensamos que, como vosotros les pagabais el viaje como regalo de boda, nosotros podíamos regalarles el alojamiento.
- Qué buena idea – observó Carlisle con agrado -. Así que el Caribe, ¿eh?
- Sí, nos apetecía ir a un sitio cálido y soleado, y como Emmett y Rosalie se empeñaron en hacernos ese regalo y conocían ese sitio – declaró mi novio -. Además, tengo que enseñarle a Nessie a nadar. Es un poco bochornoso que no sepa, cuando va a vivir al lado de una playa – bromeó.
- Muy gracioso – le contesté con retintín, aunque era cierto.
- Ya verás qué pronto aprendes allí, sobretodo cuando los tiburones vayan a por ti y tengas que salir corriendo del agua – siguió, mofándose.
- ¿Tibu… tiburones? – espeté, asustada.
- ¿No lo sabías? Las aguas caribeñas están infestadas de tiburones – afirmó con su sonrisa burlona. Abrí los ojos como platos -. Pero no te preocupes, yo los agarraré por la cola y los lanzaré mar adentro para que no te rocen – dijo, gesticulando con el brazo suelto como si estuviera haciéndolo -. O también puedo interponerme, total, si me muerden, me curaré en dos segundos… - mi rostro palideció y Jake alzó la mano hacia su barbilla, pensativo -. Aunque, bueno, si me arrancan una pierna o algo…
- ¡No! No nos meteremos en el agua – sentencié con temor.
Jacob se empezó a carcajear.
- ¡Era una broma! – se rió. Fruncí mi ceño al principio, pero terminé contagiándome por su risa y le pegué un tortazo en el brazo, mordiéndome el labio, sonriente -. Hay tiburones, pero no son como los de las películas, son pequeños – me aclaró, más serio -, y no son una plaga como las medusas. Tendremos suerte si vemos uno o dos.
- Mejor si no los vemos.
- No te preocupes, preciosa – me calmó, sonriente -. El único que te va a comer es tu lobo feroz – y abalanzó su boca a mi cuello para morderme en broma.
- ¡Jake! – intenté regañarle, aunque la risa que me producían sus cosquillas le quitó intención.
Le aparté la cara, empujándole la cabeza hacia atrás, y Jacob se despegó, carcajeándose. Me puse roja como un tomate cuando vi a toda mi familia observándonos sonrientes. Después de lo mal que lo habíamos pasado con mi secuestro y con el coma de Jacob, a todos les gustaba vernos así de bien, sobretodo a Alice, que ya no sufría más jaquecas. Bueno, excepto a mi padre, que también estaba feliz por nosotros, desde luego, pero, por supuesto, ahora mismo podía más su censura por todo esto de la luna de miel y estaba un poco molesto.
- Allí no tendréis problemas, estaréis a solas todo el día. Tenéis todo el islote para vosotros solos, para hacer lo que queráis – dijo Emmett en un tono pícaro, dirigiendo su mirada de igual intención a mí. Mis mejillas volvieron a encenderse un poco, pero Jake sonrió de felicidad sin cortarse un pelo. Mi padre, en cambio, se dedicó a mirar a un lado con el ceño tan fruncido, que casi le tapaba los ojos -. La única compañía que tendréis será un barco que va todas las mañanas, provisto de abastecimiento y personal de servicio que se encargará del mantenimiento de la casa y la cocina, pero éste solamente estará un par de horas y se marchará.
No pude evitar que mi labio se elevara. Todo el vello se me ponía de punta solamente con imaginarlo. Tan sólo pensar en esos maravillosos quince días disfrutando de un islote para nosotros solos, de esa casa, de sus aguas caribeñas, de su playa de arena blanca… Sí, esa arena blanca resaltaría aún más sobre la hermosa piel india de Jacob, envolviendo su cuerpo sublime y perfecto... Las imágenes de aquel arrebato de pasión en la playa de La Push, en nuestra primera cita de verdad, vinieron a mi cabeza sin remedio y mi cerebro empezó a montar su película él solo. Esta vez, la espuma de las olas de esas aguas tan cálidas acariciaba nuestra piel desnuda bajo la luz de la luna, acompañando a las de nuestras manos y nuestros labios, y, esta vez, podríamos terminar lo que habíamos empezado en aquella ocasión…
- También tenéis pagada una avioneta privada que os llevará a la isla de Santa Lucía para que podáis visitarla cuando queráis – añadió Alice, haciéndome bajar de mi nube perfecta, señalándose a ella y a Jasper toda orgullosa -. Dispondréis de ella las veinticuatro horas del día para ir y para volver.
- Eso está genial, así iremos de vez en cuando a Santa Lucía, ¿verdad? – afirmó Jake, ladeando la cara hacia mí -. Hasta podremos ir a cenar algún día y regresar por la noche.
Asentí, aunque para ser sincera, no me habría importado nada si nos tuviéramos que quedar los quince días en el islote sin salir de allí.
- La casa está provista de una piscina exterior que parece que se une al mar, otra cubierta, una zona de spa y un jacuzzi - continuó Rosalie, haciéndole la competencia a Alice.
Ésta le dedicó un mohín y le sacó la lengua.
- Oh, es estupendo – exclamó Carlisle.
Sí, sí que lo era. Mi cabeza no hacía más que llenarse de imágenes maravillosas… Por la mirada que tenía Jake y su media sonrisa, no me fue difícil deducir que la suya también. Los dos apretamos nuestro amarre, verificándolo.
- Sí, ahora sólo queda que se casen de una vez – refunfuñó mi padre en voz baja.
Ups. No pensar, no pensar.
- Edward… - le regañó mi madre con un cuchicheo, meneando su mano.
- Disfrutar de la luna de miel antes de celebrar la boda, ¿dónde se vio? – masculló entre dientes, como protesta.
Luego, murmuró algo ininteligible que solamente entendió mamá y yo miré a Jake de reojo.
- Fue idea nuestra, Edward – le recordó Carlisle.
Papá volvió a farfullar algo que no se entendió.
- Bueno, también podían ir a visitar Europa, ¿no? – añadió, irritado -. Hay muchos sitios que ver, y para una vez que salen de aquí…
- Edward, tienen muchos años para viajar – nos defendió mamá, riñéndolo un poco por su actitud -. Y este viaje tiene que ser mágico e inolvidable para ellos.
Sin duda, iba a serlo.
Y la boca de mi padre se llenó de nuevo de palabras no legibles.
- En fin – resopló acto seguido -, nosotros no os daremos nuestro regalo de boda hasta que no haya boda – recalcó.
Mi madre puso los ojos en blanco.
- Me parece bien – aceptó Jake.
- Espero tener que empezar a buscar el Ferrari pronto – insinuó papá, tirándoselas a Jacob.
- ¿El Ferrari? – los ojos de mi novio se abrieron como platos.
Pude percibir cómo el labio de mi padre se elevaba un milímetro con un poco de astucia pícara. Mamá se cruzó de brazos y le miró boquiabierta, con enfado.
- Le he estado echando el ojo a unos cuantos modelos exclusivos, por Internet, pero ya veo que tendré que esperar para comprártelo, así que no miraré más, de momento – matizó, otra vez con insinuación.
- ¿Estás intentando comprarme con un Ferrari? – se rió Jake.
- Exclusivo – reiteró mi progenitor.
- Es muy tentador… - Jacob dejó la frase en el aire -, pero no, gracias. Me gusta mucho mi Golf – terminó, sonriendo.
- ¿Prefieres una Harley?
- ¡Edward Cullen! – le regañó mamá, dándole un manotazo en el brazo.
- Tranquilo, tío, nos casaremos – aseguró Jacob.
- Sí, dentro de un siglo… - farfulló mi padre con disgusto.
- Tenemos que irnos, o perderemos el avión – advirtió Jasper.
Todos los semblantes que antes estaban alegres – quitando el de mi padre, claro – se transformaron rápidamente.
- Sí, es cierto – murmuró mi madre con una cara tan triste, que casi le llegaba al suelo.
- Bueno, no empecéis, ¿vale? – se quejó Jake -. Nosotros no nos vamos a mover de aquí, y podéis venir a Forks cuando queráis. ¡Pues vaya un problema que tenéis vosotros! – chistó.
- Jacob tiene razón – secundó Jasper -. No hagamos un drama de esto.
- Sí, será lo mejor – aceptó mi madre.
- Ya sé que es una tontería, porque sería imposible que os pasara algo, pero llamad cuando lleguéis, ¿vale? – les dije.
- Vale, mamá – bromeó ella con una risilla.
Le sonreí con los ojos en blanco y me cogió por la mano para estrecharme con fuerza entre sus brazos.
- Te quiero – susurró con la voz rota.
- Y yo a ti – le contesté de igual modo -. Te voy a echar mucho de menos.
Me separó, cogiéndome por los hombros, para mirarme.
- Eso lo dudo – llevó sus ojos hacia Jacob, sonriendo, y luego los volvió hacia mí -. Te quiero más que a mi vida, no lo olvides nunca – repitió con un murmullo y los ojos vidriosos -. Yo sí que te voy a echar mucho de menos.
- Y yo también – sollocé, abrazándola con fuerza.
Me había propuesto no llorar, al menos delante de mis padres para que no les costase más el dejarme aquí, pero el abrazo impetuoso de mi madre, contrastado con su estado emocional frágil y vulnerable, me contagió e hizo desbordar mis lágrimas sin remedio.
Nuestro abrazo se prolongó durante un buen rato, hasta que me separé un poco para hablarle.
- No os preocupéis por mí, ¿vale? Aquí seré muy feliz – le dije.
- Lo sé – me sonrió -. Y nosotros somos felices por eso.
Le correspondí la sonrisa y le puse la mano en la cara para que mis padres vieran todo lo que sentía por ellos – ya que papá también podía verlo -, más la infinita felicidad que sentía por quedarme con Jacob.
- Yo siento exactamente lo mismo – declaró cuando terminé.
Volvió a sonreír con sus ojos colmados de alegría y me apretó en otro abrazo. Nos dimos un beso en la mejilla la una a la otra y nos separamos para que pudiera abrazar a mi padre.
Así lo hice.
- Yo también te quiero – me recordó, secándome las lágrimas con el dorso de su mano fría y pétrea pero tierna a la vez -. Bueno, por muy disgustado que esté ahora, tengo que admitir que te dejo en buenas manos y que me voy tranquilo – añadió con un cuchicheo tan bajo, que me costó escucharlo hasta a mí -, pero atrévete a decirle eso ya, hija.
Me sorprendí un poco al escuchar esto último y mi mano se fue al bolsillo de mi chaqueta instantáneamente. No sé por qué me extrañaba, él podía verlo todo, cómo no iba a saber eso.
- Gracias, papá – le besé en la mejilla -. Te quiero – y me desprendí de sus brazos para no agrandar más el enorme y frágil nudo de mi garganta.
La frontera quileute se llenó de abrazos y mensajes de despedida un poco más desenfadados y alegres que nos dieron un respiro.
- No dudéis en llamarme cuando necesitéis de mis servicios – le recordó Carlisle a Jake, después de abrazarse.
- Sí, lo sé. Gracias, Doc.
Emmett se acercó a Jacob rápidamente con una enorme sonrisa.
- Llámame de vez en cuando, ¿de acuerdo? – le dijo.
- Sí, y tú procura no cazar ningún lobo por allí – bromeó Jake.
- Descuida. Seguro que vería tu tierna carita y no podría – se rió.
- Ja, ja – articuló Jake con retintín. Luego, cambió el rostro a uno un poco más serio -. Bueno, tío. Gracias por todo.
Se dieron un abrazo de esos que se dan los chicos, con palmada en la espalda incluida, y Rose hasta le dio un beso en la mejilla, eso sí, con sus respectivos:
- Luego me lavaré la boca, chucho.
- Ya, bien que te ha gustado, rubia.
Y Rosalie no pudo evitar que se le escapara una risilla.
Mi madre se quedó frente a Jake, mirándole visiblemente afectada por su separación.
- Anda, ven aquí – y Jacob estiró su mano para atraerla hacia sus brazos.
Ella le rodeó con los suyos con fuerza y hundió el rostro en su pecho para sollozar. Sus dedos se aferraron con tanto ímpetu a la espalda de Jake, que casi parecía que se los estaba clavando. Él también estaba triste, sus ojos se humedecieron, aunque lo asumió con entereza y las lágrimas no llegaron a desbordarse. Mi padre bajó la mirada al suelo y aguantó estoicamente, pero yo no era tan altruista. Mi cabeza casi podía hacer un cóctel con la de sentimientos mezclados que albergaba. Aunque sabía que era su momento de despedida y que era muy egoísta por mi parte, no podía evitar sentirme un poco incómoda, después de todo, ella todavía no se había olvidado de él del todo debido a esa turbación que padecía. Sin embargo, tampoco me molestaba, Jacob siempre había sido su mejor amigo y yo respetaba eso. Habían estado muchos años juntos y ahora tenían que separarse. Eso me apenaba mucho y hacía que comprendiera perfectamente todos los sentimientos que tenían que estar pasando por la mente de ambos en estos momentos.
- Ay, Bella, me estás espachurrando – se quejó Jake finalmente cuando ella volvió a apretar su torso con sus brazos.
- Oh, perdona – se disculpó mamá, algo avergonzada, separándose un poco de él.
- No importa – sonrió.
- Te echaré mucho de menos – musitó mi madre con un hilo de voz.
- Venga, que no os marcháis a Marte, ni nada de eso – la animó -. Nos veremos más de lo que crees. Y nosotros también iremos a veros alguna vez.
Mi madre sonrió y lo abrazó de nuevo.
- Te quiero, Jake.
- Y yo a ti, Bells.
- Siempre serás mi mejor amigo – sollozó.
Jacob la despegó con delicadeza, sujetándola por los brazos, y le dio un beso muy dulce en la mejilla que mi madre sintió en lo más profundo de su ser e intentó retener cerrando los ojos. Cuando los abrió, se quedó un instante mirándole y le acarició la mejilla.
- Adiós, Jake – susurró sin apenas voz.
Supe, sin ninguna duda, que ese adiós era otro tipo de despedida. Una despedida simbólica para siempre. Mi padre y yo nos miramos, ambos con una chispa de alivio en las pupilas. Eso nos hizo gracia a los dos y nos reímos entre dientes. Por fin, mi madre se separó de mi chico para colocarse junto a papá.
- Cuida bien de Renesmee – le dijo, casi parecía una orden.
- Eso ni lo dudes – le contestó él, mirándome sonriente mientras entrelazaba sus dedos con los míos para aferrar mi mano.
Le sonreí, apreté su mano y me dio un beso corto en los labios.
- Bueno, Jacob. Por fin me voy a librar de ti – manifestó mi padre con una sonrisa de satisfacción enorme, dándole una palmada en el brazo.
- Lo mismo digo – le contestó éste con otra sonrisa mayor, pasándome el brazo por los hombros.
La boca de mi padre bajó de sopetón para adoptar una expresión de resignación.
- Acuérdate de mandarme las fotos de vuestra casa por correo electrónico – me recordó Alice por enésima vez, dándonos otro abrazo más a los dos.
- Que sííííí – respondí, alargando la sílaba con una risilla.
- Llamadnos cuando os metáis en algún lío – siguió Jake, todo sonriente, volviendo a coger mi mano -. Ya sabéis que siempre podéis contar con nosotros para una buena pelea.
- Esperemos que eso no pase más – respondió mi madre, riéndose.
- Tenemos que irnos – reiteró Jasper, que ya estaba sosteniendo la puerta del Jeep de Emmett con un pie dentro.
- Sí – asintió mamá. Se notaba que ya había pasado el mal trago de las despedidas, incluida la de Charlie, y que ahora estaba mucho más tranquila -. Bueno, os llamaremos cuando lleguemos – anunció mientras nos dábamos un último abrazo corto y un beso en la mejilla.
- Hasta pronto – se despidió papá, con lo mismo -. Vendremos antes del Día de Acción de Gracias.
- Vendremos a haceros una visita cuando regreséis de vuestro viaje de novios – le corrigió mamá -. Ya que no podemos estar juntos el día de tu cumpleaños, al menos queremos darte los regalos en persona.
- Era una sorpresa… - protestó mi padre.
- Lo siento, pero no pude contenerme… - se defendió ella, juntando las manos para pedir perdón.
Papá suspiró con una sonrisa mientras negaba con la cabeza.
- Genial, así nosotros también te daremos los nuestros.
- Eso espero – bromeó de camino al vehículo -. ¡Entonces, esto es un hasta luego!
- ¡Sí, hasta luego! – contesté, sonriendo -. ¡Llamadnos al llegar!
Mi familia comenzó a repartirse por los coches. Em, Rosalie, Jasper y Alice se subieron al Jeep del primero y los demás se repartieron en el Volkswagen marrón metálico de mi padre. Mamá se asomó por su ventanilla para lanzarnos besos, toda sonriente, mientras el vehículo arrancaba y comenzaba a moverse.
- ¡Estudia mucho! – le grité.
- ¡Lo mismo digo! – voceó ella -. ¡Vendremos para ver esas notas!
Y nos despedimos con la mano, sonriéndonos, a la vez que los dos vehículos corrían por la carretera de La Push. Se alejaron a toda velocidad y los perdimos de vista cuando pasaron la curva.
Me quedé quieta, en silencio, observando la calzada vacía con mil sentimientos encontrados revoloteando por mi pecho. Hasta que unos brazos cálidos y fuertes me rodearon la cintura por detrás y Jake me arrimó a su cuerpo. Entonces, las únicas que revolotearon fueron el millón de mariposas de mi estómago.
- ¿Estás bien? – me preguntó, preocupado.
¿Que si estaba bien?
Me giré y rodeé su cuello con mis brazos.
- Les echaré de menos, claro. Pero soy la mujer más feliz del mundo, porque me quedo con la persona más maravillosa del universo – afirmé con convicción.
- No. La persona más maravillosa del universo se queda conmigo – invirtió -. Y yo soy el hombre más afortunado del mundo.
Nos sonreímos y nuestros labios se unieron para besarse con dulzura durante unos segundos. Los despegamos y nos quedamos alelados, con las frentes pegadas.
- ¿A dónde te apetece ir? – inquirió él al final.
- A casa – le respondí con una enorme sonrisa.
Qué bien sonaba. Por fin.
- A casa – aprobó, sonriendo con complacencia.
Nos dimos otro beso, me tomó de la mano y empezamos a caminar, internándonos en la frondosidad arbórea.
Mientras paseábamos tranquilamente, arropados por los relajantes sonidos típicos del bosque, me acordé de una cosa. Teníamos planeada una cena al aire libre en el amplio jardín de nuestra casa para agradecer a toda la manada su enorme ayuda en la rehabilitación. Las obras se habían paralizado desde mi secuestro y no habían sido reanudadas hasta que Jacob se había despertado del coma hacía un mes. Estos últimos treinta días habían sido una locura. Mi familia se tenía que marchar en septiembre, ya que las clases de mis padres en la universidad de Alaska empezaban a mediados, y la casa tenía que estar lista para estas fechas. Alice me fue de gran ayuda para la elección del mobiliario. Aparte de su gusto, el cual no se podía negar, se conocía al dedillo todas las tiendas de Forks, Port Angeles, Seattle y alrededores. Eso me ahorró muchísimo tiempo. Además, me dejó escoger a mí todos los muebles - aunque más bien era porque no podía mangonear por la casa y se tenía que fiar de mis gustos -, solamente se dedicó a asesorarme de vez en cuando, cosa que agradecí, y nos había regalado esos butacones a los que yo había echado el ojo hacía tiempo. Todos los chicos de la manada se habían empleado a fondo en la restauración de nuestra casa. Al día siguiente del despertar de Jacob, ya estaban todos trabajando, turnándose y relevándose en las distintas tareas; y estaban tan contentos y tan orgullosos de su Gran Lobo y jefe de la tribu, que le hicieron hasta el garaje. Entre la terminación de la reforma y la decoración posterior, no habíamos tenido tiempo para nosotros. Este era el primer paseo a solas que dábamos en todo este tiempo. Eso sí, nuestra casa había quedado preciosa. Mi casita de cuento había quedado de cuento de verdad. Incluso Rachel, Emily y el resto de las prometidas de los chicos nos habían regalado plantas y flores para que las pusiéramos en las ventanas, nos habían dado utensilios y menaje de cocina y nos habían hecho las cortinas. Nosotros queríamos agradecerles todo ese esfuerzo con esa multitudinaria barbacoa en el prado delantero de la vivienda, pero había un detalle que no quería pasar por alto. Tenía que organizarme bien para que todos estuvieran contentos.
- ¿Sam y Emily van a venir a la cena de inauguración de mañana con los niños? – interrogué.
- Creo que sí, ¿por?
- Bueno, es que había pensado hacerles una especie de menú infantil con algún juguete y eso, ya que Quil, Embry y tú os encargáis de la barbacoa…
- Buena idea, no se me había ocurrido.
- Me alegro tanto por Emily y Sam.
- Sí, es genial que no tengan que extirparle el pecho – secundó él.
- Emily me ha dicho que en cuanto se recupere, irán a por el tercero – revelé -. No van a parar hasta que tengan una niña.
- Pues, como se descuiden, van a tener una manada completa, porque al paso que van con tanto niño… - se rió.
Entonces, giró el rostro y se quedó un rato observándome fijamente mientras caminábamos entre los árboles.
- ¿Qué pasa? – quise saber, un poco ruborizada por su penetrante mirada.
- No, nada – y volvió la vista al frente, alzando el brazo para tocar una rama alta -. Solamente estaba pensando en cosas mías, eso es todo.
- ¿En qué? – inquirí, sonriéndole.
- Me preguntaba… Bueno, me estaba imaginando cómo estarías embarazada – confesó con timidez.
Los colores se me subieron al rostro rápidamente.
- Pues, gorda – respondí para quitarle importancia.
Jacob se rió y se colocó detrás de mí.
- Estarías preciosa – me susurró al oído, acariciando mi vientre sin dejar de caminar.
- Jake… - le regañé con una risilla.
Ya no sabía si las mariposas que volaban a nuestro alrededor eran reales o eran las que se habían escapado de mi estómago.
Mi tensión arterial subió cuando entrelazó sus dedos con los míos, cruzó nuestros brazos para pegarme a él y comenzó a besarme en la sien.
- Estarías realmente preciosa – volvió a cuchichear.
- ¿Es que quieres que tengamos un hijo ya? – interrogué en broma con un murmullo, que era lo único que me salía.
Sus pies se pararon, obligando a los míos a hacer lo mismo, y ambos ladeamos la cara para vernos los rostros.
- ¿Tú? – me preguntó.
Sus intensos ojos se clavaron expectantes en los míos y mis insectos volvieron a hacer de las suyas.
Lo cierto es que, por apetecer, no podía negar que sí que me apetecía llevar un hijo suyo en mi vientre. Algunas veces, a mi mente se le había escapado algún pensamiento fugaz a ese respecto. Nuestro bebé… Un niño moreno que fuese igual que él, con sus ojos grandes, negros y brillantes, con esa tez cobriza, aunque un poco clareada por la mezcla de la mía, y su hermoso rostro… Pero dentro de unos cuantos años. Todavía no me veía preparada para tener un hijo. Hace poco más de un año era una niña, hacía unos meses que acababa de salir de mi adolescencia y ahora que por fin se había estancado mi crecimiento, primero quería disfrutar bien de Jake a solas.
- Quiero tener hijos contigo, pero ahora es muy pronto. Todavía soy demasiado egoísta. Prefiero esperar y disfrutar de ti a solas unos cuantos años más – admití, acariciando sus brazos.
- Sí, yo también lo prefiero, la verdad – convino con una amplia sonrisa mientras iniciaba la marcha de nuevo -. Además, antes tendrás que terminar tus estudios, y todavía somos muy jóvenes, tenemos muchos años por delante para tener los críos que queramos. Aunque tengo que reconocer que si ahora me dijeras que estás embarazada, no me disgustaría nada – confesó -. Me encantaría tener una preciosa niña que se pareciera a ti – y me dio un beso en la mejilla.
- Afortunadamente, estoy tomando medidas para que eso no pase y no es el caso, pero si lo estuviera, sería mejor un niño – opiné -. Las niñas, en nuestro caso, dan muchos problemas en el embarazo. Mira mi madre, la pobre – entonces, me dio un escalofrío al darme cuenta de algo en lo que nunca me había parado a pensar -. ¿Y si a mí me pasa igual que a ella? – la voz me salió tan helada como se había quedado mi cerebro -. ¿Y si me hiciera las mismas barbaridades que yo le hice a mi madre?
Jacob soltó mi cintura y me cogió de la mano para caminar a mi lado.
- Eso no pasará – afirmó con seguridad -. No te preocupes.
- No lo sabemos, Jake.
- Yo sí. Le pregunté a Carlisle un día y me lo explicó – declaró, sonriente.
- ¿Le preguntaste a Carlisle? – inquirí, sorprendida -. ¿Cuándo?
- Un día, ¿qué más da? – cogió un palo largo del suelo y empezó a dar golpecitos en los troncos según caminábamos -. El caso es que me dijo que tú no tendrías ningún problema en el embarazo. Bella era humana cuando te llevaba en su vientre. Su organismo no estaba preparado físicamente para un embarazo así. Pero tú eres un semivampiro, como lo será nuestra niña.
- ¿Nuestra niña? – me reí -. Ya hablas como si la fuéramos a tener.
- Sí, nuestra niña – sonrió, dando otro golpecito con su palo -. Tu cuerpo está perfectamente preparado para soportar un embarazo como ese, ya que tú eres tan fuerte como lo sería ella y puedes alimentarte de sangre sin problemas, que es lo que nuestro bebé necesitaría – siguió. No pude evitar soltar una risilla al ver su cara de felicidad mientras se imaginaba la escena -. Tendrías un embarazo normal, aunque mucho más corto. En lo único en lo que nos tendríamos que fijar es en tu barriga. Si vemos que en una semana ya tienes tripita y que crece rápidamente, sabremos que es una niña; y si es un embarazo a un ritmo humano, será un niño. Una niña son todo ventajas, piénsalo, en unas pocas semanas, ya la tendríamos en los brazos.
- ¡Jake! – me reí, dándole un manotazo en el brazo para regañarle.
- Que sí, que sí, dentro de unos años – se rió él también, clavando su bastón improvisado en la tierra para marcar el paso -. Primero tendríamos que casarnos y todo eso, ¿no? Y para eso todavía queda.
Mi mano volvió a meterse automáticamente en el bolsillo de mi chaqueta y cogió un tanto dubitativa lo que había guardado en él hacía dos semanas. Recordé las palabras de mi padre: atrévete a decirle eso ya, hija. Sí, tenía que atreverme de una vez. Tragué saliva y respiré hondo.
- Jake… - le llamé, parándome.
Sus pies se vieron sorprendidos por mi parón en seco y cuando quisieron darse cuenta y se detuvieron, su mano tiró un poco de la mía. Giró medio cuerpo para mirarme.
- Dime.
- Yo…
- ¿Qué pasa? – preguntó, extrañado por mi rostro lleno de nerviosismo, a la vez que se giraba del todo y se ponía frente a mí para estudiármelo.
Apreté el contenido de mi bolsillo, tragué saliva y respiré bien hondo otra vez para soltarlo todo lo más relajada posible.
- He… pensado mucho mientras estabas en coma – volví a tragar saliva -. Cuando creía que estabas… muerto, yo me sentía como una viuda, para mí lo estaba de verdad – sus atentas pupilas me ponían más nerviosa, así que mis piernas iniciaron una marcha de un lado a otro y las palabras comenzaron a atropellarse en mi boca, peleándose por salir todas a la vez -. Sé que es una tontería, porque ya vamos a vivir juntos y es como si lo estuviéramos, pero también es una tontería no hacerlo, por esa misma razón.
Jake me sujetó por el brazo para que parase de una vez y se acercó a mí, clavándome su intensa e hipnotizadora mirada.
- ¿Qué me intentas decir? – interrogó, llevando la mano que no portaba el palo a mi cintura.
Mi corazón latía tan deprisa, que estaba apunto de salírseme por la boca. No entendía por qué estaba tan nerviosa. Tomé aire de nuevo y me lancé a la piscina de cabeza.
- Te quiero, tú eres lo más importante y especial para mí, lo eres todo: mi mejor amigo, mi compañero, mi alma gemela, el amor de mi vida… – empecé a hablar con determinación -. Sé que no tenemos prisa por casarnos, porque nuestro vínculo ya es muy fuerte, y sé que te pareceré muy cursi y ñoña – rodeé su cuello con mis brazos y acerqué mi frente a la suya con vehemencia -, pero tengo que reconocer que yo me muero por ser tu mujer ya, Jake, lo deseo con todas mis fuerzas – el palo se le cayó al suelo y su rostro se iluminó como si el mío refulgiera y le reflejara -. Quiero llevar tu apellido lo antes posible, que todo el mundo sepa que soy tu mujer y tú mi marido, quiero entregarme a ti del todo, quiero ser tuya del todo.
- Nessie… - sonrió.
Se lanzó a mis labios con tanto entusiasmo, que me costó un triunfo volver en mí cuando los despegó al cabo de un rato.
- ¡Nessie! – se carcajeó después, elevándome por el aire y dando vueltas.
Su risa me contagió y nos reímos un rato de esa guisa hasta que me dejó en el suelo.
- Entonces, ¿tú también quieres? – le pregunté, contenta.
- ¿Estás de broma? Fui yo quien te lo pidió, ¿recuerdas? ¿Cómo no voy a querer? – sus ojos se pararon un segundo para estudiar los míos -. ¿Era eso? ¿Creías que yo no quería todavía? – se rió y pegó su rostro al mío con animosidad -. Nena, si fuera por mí, me casaba contigo ahora mismo.
- Bueno, yo había pensado en hacerlo después de mi graduación – manifesté, sonriéndole -. Helen y las gemelas ya van a alucinar cuando les cuente que vivo contigo. Aunque aparente veinte, se supone que todavía tengo diecisiete años, ¿recuerdas? No me puedo casar hasta los dieciocho.
- Después de la graduación estará bien – susurró, premiando a mi boca con dos besos dulces, muy dulces -. Un momento, ¿y la universidad?
- ¿Hay alguna ley que prohíba estar casada para ir a la universidad? – ironicé.
- No, supongo que no – se rió.
- Además, había pensado en sacarme una carrera de esas a distancia desde casa. Si voy a la universidad, tendría que desplazarme todos los días a otra ciudad y perdería mucho tiempo.
- Yo te enseñaré a conducir y te sacarás el carné enseguida – me dijo -. Aquí vas a necesitarlo. Y arreglaremos algún coche para ti, no quiero que tengas que depender de mí para todo. Así podrás salir con tus amigas de compras o lo que sea cuando quieras, y también podrás ir a la universidad. Aunque yo te llevaré y te iré a buscar todos los días, si quieres.
- Sí, cielo, eso ya lo sé – le sonreí y le di un beso corto -. Pero no es por eso. Prefiero sacarme una carrera desde casa. Quiero estar contigo todo el tiempo que pueda, y con la universidad estaría supeditada a horarios fijos que me tendrían muchas horas ocupada – empecé a explicar -. Con la carrera a distancia no tendré horarios, podré estudiar a mi manera las horas que yo quiera y cuando quiera, y aunque tarde más tiempo en sacármela, no me importa. Tengo muchos años por delante para sacarme las carreras que quiera, no tengo ninguna prisa, al fin y al cabo, voy a trabajar contigo cuando montes tu taller.
- Pero tú querías ir al instituto para no ser una niña de cristal, como tú decías. Querías vivir tu adolescencia como otra chica normal, sin tener que estar encerrada en casa – rebatió -. No quiero que te sacrifiques por mi culpa y te pierdas la experiencia de ir a la universidad. Yo no pude ir, solamente pude graduarme en el instituto, pero tú sí puedes. Y a lo mejor el día de mañana prefieres trabajar en algo que te guste más que la mecánica.
- Con estos dos años de instituto me es suficiente, ya no me siento como una niña de cristal. He hecho amigas, he asistido a las clases, he conocido a profesores raros… Eso es lo que quería vivir y lo he vivido – argumenté -. Y la mecánica me encanta, me encanta trabajar contigo en tu garaje, es lo que más me gusta del mundo y es lo que quiero hacer. No me pierdo nada por tu culpa, tú me lo das todo. Ahora quiero vivir esto – afirmé, poniendo la mano sobre su corazón y el mío -, y quiero vivirlo para siempre. No quiero perderme ni un minuto más de mi vida sin ti.
- Nessie… - murmuró, sonriendo con dulzura.
Me besó y me estrechó entre sus brazos con fuerza durante un buen rato. Se estaba tan bien ahí, solamente me faltaba ronronear…
- Me muero de ganas de que llegue tu graduación – declaró, separándose un poco de mí para mirarme sonriente -. Tendremos que empezar a avisar a todo el mundo para darles la noticia.
- Mañana en la barbacoa se va a armar una buena cuando lo digamos – manifesté del mismo modo -. Y ya verás cuando llamemos a mi familia y se entere Alice. Si ya se emocionó montando esa fiesta de despedida la semana pasada, no quiero ni pensar cómo será mi despedida de soltera – me reí.
- Espero que no se pase demasiado – bromeó.
- No te preocupes, no creo que pierda el tiempo llevándome a un club de streeptees masculino, viendo lo que ya tengo delante… - levanté un poco su camiseta y sonreí con satisfacción.
- Pues a mí mucho menos – metió el dedo por el escote de mi camiseta de tirantes para abrirlo y mirar el interior – Sí, son impresionantes – pensó en voz alta con su sonrisa torcida.
- ¡Jake! – le regañé con las mejillas sonrojadas, apartándole la cara mientras me reía.
- ¡Has empezado tú! – se defendió entre risas, levantando las manos.
- Idiota – y enganché su cuello con mis brazos otra vez para darle un beso.
Jacob se rió y me sujetó por la cintura.
- Ahora entiendo esa insistencia de tu padre. Ya había escaneado tu mente y, como tú no te atrevías a decirme que querías casarte ya, intentó apretarme a mí para que me lanzara. Bueno – suspiró con alegría -, ahora se pondrá muy contento, pero yo lo estaré más cuando me regale esa Harley el próximo verano – y sonrió de oreja a oreja, mirando al infinito, seguramente imaginándose subido en ella.
Me reí y me acordé de una cosa.
- Hablando de regalos – metí la mano en el bolsillo de mi chaqueta -. Tengo uno para ti.
- ¿Más? – me sonrió.
Le correspondí la sonrisa y saqué la mano con la cinta de cuero.
- Toma – aparté una de sus manos de mi cintura para extendérsela y se la deposité en la palma -. No sabía si dártela, por eso no la he envuelto – admití, un poco colorada.
- ¿La has hecho… para mí? – preguntó con un murmullo, mirándola detenidamente.
Sí, se notaba muchísimo. Podía verse perfectamente dónde me había confundido con el horrendo trenzado de las cuatro finas fibras de cuero, que había pretendido apretado para que fuera lo más delgado y fuerte posible y me había quedado más bien flojo y chungo.
- Billy intentó enseñarme, pero, como verás, aunque sea mitad vampiro, trenzar no es lo mío – confesé, ruborizada -. Eso sí, se lo pasó muy bien a mi costa - Jacob empezó a recorrer la delgada cinta de cuero, acariciándola con su dedo índice -. Está fatal, lo sé, pero quería regalarte algo que simbolizara lo mismo que mi pulsera… - mi voz se aflojó cuando alzó los ojos con rapidez y se encontraron con los míos - y…, como no puedes llevar pulseras, ni anillos, ni nada…, pensé en la cinta de cuero de tu tobillo… Pero si no te gusta, no tienes por qué llevarla… Reconozco que es muy cutre…
Sus brazos me estrecharon con fuerza y mi mejilla se vio pegada a su pecho en un parpadeo.
- Me encanta – susurró, algo emocionado -. Es perfecta – afirmó. Aflojó un poco su abrazo y clavó sus pupilas centelleantes en las mías -. Es perfecta porque la has hecho tú y por todo lo que simboliza. No me la quitaré nunca.
Nos sonreímos y nos fundimos en un beso, que no lo fue, pero que me pareció más corto de lo que quisiera. Tuve que obligarme a respirar cuando las mariposas ya volaban demasiado alocadas. Mi corazón palpitaba con furor, hacía más de dos meses que no estábamos juntos, a solas – quitando aquella vez que Billy tenía reunión con el Consejo y teníamos su casa para nosotros toda la mañana de ese domingo, pero nos había interrumpido el siempre oportuno de Seth, aunque había sido por un buen motivo – y hoy era el primer día de nuestra nueva vida, en nuestra casa, donde por fin podríamos disfrutar de intimidad, estaríamos a solas todo el tiempo que quisiéramos…
- Es del mismo color que tu pelo… - se percató, alzando la cinta trenzada para compararla con mi cabello. Sus palabras me hicieron descender al planeta tierra -. ¿Cómo has hecho para encontrar el color exacto? No tuvo que ser fácil, tu pelo tiene un color muy particular.
- Bueno, recorriéndome todas las tiendas de La Push habidas y por haber – suspiré -. Brenda conocía algunas en Port Angeles, pero a mí me hacía ilusión que el cuero fuera de aquí, así que insistí y al final di con una tiendita muy pequeña que tenía las fibras así de finas y de ese color.
- Me encanta – repitió con una sonrisa enorme, mirándola otra vez -. Voy a ponérmela ahora mismo – y se agachó.
Se quitó su vieja cinta de cuero negra, la guardó en el bolsillo de su pantalón y se puso mi cutre cinta trenzada, haciéndole un nudo marinero de esos que se aprietan solamente con tirar de uno de los extremos y se aflojan de igual modo.
- Guay, y además es más larga – alabó desde abajo.
- Como ahora eres un lobo más grande y tus patas son más anchas…
- Genial, porque la otra me quedaba demasiado apretada – dijo, ya incorporándose. Luego, me cogió por la cintura y me pegó a su cuerpo. Las alas de mi estómago se agitaron de nuevo -. Has acertado de pleno con esta cinta de compromiso – bautizó.
Llevé mis brazos a su cuello y me arrimé más a él.
- Se lo tendré que decir a las otras chicas, a lo mejor empieza aquí otra tradición – aventuré, sonriente.
- Puede ser. Es muy buena idea – aprobó con una sonrisa -. Seguro que a los demás les gusta.
- Sólo espero que a ellas se les de mejor que a mí – señalé, riéndome.
- Para ser la primera que haces, no está tan mal – aseguró.
- Bueno, esta no es mágica, ni nada.
- Sí, sí que lo es – contradijo, acercando su rostro al mío -. Tus manos la han trenzado…
Mi pecho comenzó a palpitar ansioso en cuanto su dulce y abrasador aliento acarició mis labios con fervor.
- Te quiero – conseguí susurrar cuando sus labios rozaron a los míos.
- Te quiero – murmuró él también, juntándolos del todo.
Nuestras bocas comenzaron a moverse con efusividad, a la vez que mis manos se perdían por su nuca y su pelo y las suyas se metían por debajo de mi camiseta para acariciar mi espalda con entusiasmo.
Ya empezaba a estar en el cielo, pero esa energía hechizante que emanaba de nosotros me elevaba aún más.
Jacob bajó el movimiento impetuoso de sus labios para poder hablar.
- ¿Qué te parece si encendemos la chimenea y estrenamos uno de esos butacones que nos regaló Alice? – susurró, deslizando después su labio inferior por los míos.
Mientras le besaba muy despacio, coloqué mi mano en su mejilla y le mostré las fantasías que mi cabeza ya empezaba a proyectar en las que aparecía esa alfombra tan mullida y cómoda que habíamos puesto frente a la chimenea.
- Podemos estrenar… las dos cosas… - sugirió, sonriente, entre beso y beso.
Le demostré lo mucho que me encantaría intercalando mis maravillosas fantasías entre el butacón y la alfombra, junto al fuego de la leña.
- Nena, podías hacer esto más a menudo…
Su ardiente boca y su abrasador aliento comenzaron a reptar por mi cuello con excitación y mis pulmones pasaron a suspirar audiblemente con cada estremecimiento. Mi mente le mostró ella sola otras imágenes en la enorme cama de nuestro dormitorio.
- Eso por la noche… - susurró con ansia, subiendo por mi mandíbula y volviendo a mis labios.
Me cogió en brazos sin dejar de besarme y empezó a caminar con diligencia.
Seguí tocándole el rostro con mi palma, confesándole una multitud de fantasías que tenía escondidas en lo más recóndito de mi cerebro.
Sus labios se encendieron un poco más durante un instante y los soltó para hablar otra vez.
- Tranquila, pequeña… - volvió a acariciar mi boca con su labio inferior -, tenemos una vida muy larga para estrenar cada rincón de la casa – y sus ardientes labios regresaron a los míos para besarlos con una pasión y un deseo tan tórridos, que podían prender fuego hasta al mismísimo bosque, mientras mi mano se unía a la otra y se volvían tan locas como mis mariposas y mi corazón, moviéndose por su nuca y su pelo con ardor.
Nuestra preciosa y alegre casita roja apareció tras los árboles que daban a la fachada posterior y Jacob aceleró. Los traspasó con rapidez, dio la vuelta a la casa y, sin dejar de besarnos en ningún momento, abrió la puerta, la empujó de costado y me llevó al interior, cerrando con el pie a nuestras espaldas, de un portazo.
Sí, teníamos muchos, muchos años felices por delante para disfrutar de nuestro amor infinito y nuestro fuerte y mágico vínculo en esta vida. Y después de eso, la eternidad esperaba a nuestras almas para que la vivieran con la misma intensidad y siempre estuvieran juntas, moviéndose como dos constelaciones unidas e inseparables.
La leña de la chimenea no fue lo único que empezó a arder en el saloncito de nuestra casa.
Toda la eternidad…
Esta historia cuenta con los derechos correspondientes. Team Nessie & Jacob tienen la autorización de la autora para publicar la novela.¡NO COPIES EL CONTENIDO!
JACOBNESSIE : FELICITACIONES ha estado mas que increible ,HA SIDO UN LIBRO ENCANTADOR Y MUYYYY INTERESANTE PORFAVOR SUBE EL SIGUIENTE NO NOS HAGAS ESPERAR TANTOOOO PLEASEEEEEE PA CUANDO CREES QUE PUEDAS EMPEZAR A SUBIR .
ResponderEliminarMiaw porfa sube pronto el siguiente libro yo quiero mas mas mas mas.....
Me ha encantado!!! Por favor sube el siguiente libro lo antes posible.
ResponderEliminarbss
bueno me parecio la historia mas linda de jake y nessie....hiciste q pudieramos sentir a los personajes ....me parecio la mejor...espero mas historias tuyas....te felicito ...andres
ResponderEliminarMe ha encantado leerla!!! Esta genial!! No tardes en subir la secuela.
ResponderEliminarBss
awww... me encanto! todo lo que pueda decir se queda corto porque simplemente la historia es maravillosa pero me quede con ganas de saber más! seria genial que pudieran subir la continuación porfaaa!... besooos
ResponderEliminar¡Muchas gracias a todos! ^^
ResponderEliminarSi, pronto le enviare a Miaw la continuacion (Nueva Era) para que la cuelgue aqui.
Por cierto, el que quiera tener "Despertar" solo tiene que pedirmelo en mi email : tgp7904@hotmail.com y yo se lo mando encantada. Es totalmente gratuito y esta en pdf ^^ Bueno, para el que quiera tenerlo de recuerdo ^^
Un besazo a todos y muchas gracias por leer mi historia!!!!
que bueno ya quiero leer la secuela gracias por la historia....andres
ResponderEliminaresta historia ha estado mas que increible no lo puedo creer que ya se acabara, con ansia espero el siguiente capi , porfa no nos hagas esperar mucho y yo si me apunto quiero el libro despertar mil gracais .
ResponderEliminarcomo hago para recibir la historia al hotmail pregunta jacobynessie de andres
ResponderEliminarHola, Andres!!!!
ResponderEliminarPues nada, me mandas un email con tu direccion a la direccion que puse un poco mas arriba y yo te lo envio con mucho gusto ^^
Un besazo y gracias por interesarte!!
ya lo envie envialo no tardes...espero que llegue...andres
ResponderEliminarAi q gnial libro ncrio s d los mjores ficks q haia leido, ojala no tardn n subir tu secuela ii muxas graxias x compartir tu historia con nosotros nos has echo pasar un rato xclent!!
ResponderEliminarKisses dsd México**
ii sigue scribiendo lo hacs gnial!!
hola nessiey jacob queria darte una explicacion de algo que me intereso de la historia....viste que en el capitulo DORMIR nessie tiene una pesadilla en ella se muestra q jacob esta peleando con una bestia mientras que ella se mira asi misma tirada en la nieve....como taha aki..y luego es cucha el alarido de un lobo y grita jacob... no era una preconicion o vision de la batalla del licantropo en la montaña que tiene jacob cuando ella estaba media sedada es como que la pesadilla se cumplio...casi total....ese es mi explicacion....si podes contestar para saber si no me equivoque ....andres
ResponderEliminar¡Hola, andres!
ResponderEliminarPues si, eso es ^^ Recordemos que Bella tenia sueños que luego parecian cumplirse (aunque no de la forma en que ella los soñaba). Pues yo quise que Nessie tambien tuviera ese sueño premonitorio, aunque el de ella si que se cumplio tal y como era ;)
Me alegro mucho de que te fijes en los detalles!!!
Muchas gracias a todos!!!!! Pronto le pasare lo nuevo a Miaw para que lo vaya publicando ;)
Un besazo!!!
gracias por la contestacion y espero que miaw publique rapido nueva era....ya quiero leerlo sos una genia...andres
ResponderEliminarcuando estara nueva era??...pregunta para jakeynessie de andres
ResponderEliminarPues cuando Miaw lo cuelgue ^^
ResponderEliminarYa se le he enviado lo que tengo escrito ;)
Un besazo!!
gracias por contestar....andres
ResponderEliminarAii OMG Miaw xfavor no tards mas n colgar la ccuela, ncrio creo q todos los q leimos Dsprtar morimos x leer Nueva Era!!
ResponderEliminarII muxas flicitacions d nuevo para ti Tamara s gnial lo q scribis!! Ojala ia pudieramos leer Nueva Era aaahhhhhhhhhhh!!
**XOXO dsd México**
si concuerdo con brenda suban nueva era ...ya queremos leerla...andres
ResponderEliminarVn, no soii la unica publiqn Nueva Era!!!!!!!!! Xfis, siiiii, vamos Miaw no tards mas**
ResponderEliminarI un lenguetazo a la autora, eres genial!!
XOXO dsd Mexico**
si publiquenlo ya.... miaw por que tardan... subanlo por favor.....nueva era a full...de andres
ResponderEliminarFelicitaciones mi amor el capi te quedo GENIAL, estupendo me encanto el final de esta historia escribir es tu talento y tenemos mucha suerte de que quieras compartirlo con nosotras.
ResponderEliminarMe muero por leer el capitulo siguiente, los libros estan geniales.
ResponderEliminarla verdad es que tu libro esta genial! m gusto mucho de verdad. como que pude darle un mejor final a la saga twilight gracias a vos porq los q seguiamos a jake sentimos que SM nos dejo un poco pagando con el final, y gracias a vos pudimos tener nuestro final feliz para jake! gracias y felicitaciones! otra vez! ya a leer nueva era ahora! despues t mando mail para tenerlo yo tambien! besos
ResponderEliminarestaria bueno que dejaras tambien una pagina tuya o facebook para seguirte seguro no soy la unica que le gustaria hacerlo! besotes
aliss
Awwwwwwwwwww ♥ Me encanto. GENIAA. Me daba fiaca escribir el comentario pense Naah! se lo merece.. Esta chica se paso hora y horas escribiendo algo que me entretuvo, me hizo reir, emocionar, Nah see merece mas que un comentario. solo puedo decir es GRACIAS! no tenes face¿? para agregarte.. Bueno, Eso nadaa mas.. GRACIAS Genia! Sol-
ResponderEliminarHERMOSA HISTORIA , HERMOSO FINAL!!! sos una excelente escritora deberías dedicarte a esto. me encanto xq tuvo de todo , misterio, explicaciones drama, fue muy graciosa también y sobre todo amor , mucho amor y tan magico!!! ya a leer NUEVA ERA, por favor sigan publicando que veo que hace rato no suben capis, Besotes desde Bs As , Argentina
ResponderEliminarque hermosa historia has puesto en varias esenas te juro que me isite llorar y asta me estuve durmiendo a las 6:00am por leer este libro frasias por publicarlo, te felicito por lo que has logrado escribir me ecanto ^^
ResponderEliminarguau yo quisiera ser nessi para que jake me cumpla todas mis fantasias sexuales!!! gggggggggrrrrrrrrr...
ResponderEliminarestubo genial te felicito , me fascino no me encanto eso es lo q puedo decir gracias x esto
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