Concurso de Fanfics

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CONCURSO:
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  • Songfic
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  • One shot
  • Fics completados
  • Fics sin completar
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  • M - Mature (Adultos)
  • T - Teens (Adolecentes)
  • K - Kids (Todas las edades)
JURADO:
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PREMIOS:
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sábado, 7 de mayo de 2011

CUIDADO, QUE VIENE EL GRAN LOBO [DESPERTAR]

= LIBRO DOS =
JACOB


Su asqueroso semblante me pareció todavía más acartonado y momificado, al tenerlo tan próximo. Paul, Quil y yo nos miramos y supe que ellos estaban pensando lo mismo, se podía ver cómo ambos arrugaban el hocico como repulsa.
La guardia y los dos matones se inclinaron hacia delante, nerviosos, aunque la enana rubia también aprovechó para observarme más de cerca; otra vez pude escuchar el chirrido de los dientes de Bella.
- Amo – murmuró la tal Renata con temor cuando nos vio a mí y a mis enormes lobos delante.
Las puntas de sus dedos temblaban levemente al tocar la espalda del viejo, aunque no los despegaba, seguramente le temía más a él.
- No pasa nada, calma. – los tranquilizó. Entonces, extendió su arrugada y transparente mano, donde sus abultadas venas sobresalían como ramificaciones secas, y la volteó para dejar la palma hacia arriba -. Dame tu mano, muchacho.
Se me escapó una pequeña mueca de asco cuando la deposité en esa superficie dura y helada. Parecía ese mármol frío y sobado de las pilas de agua bendita que hay en las iglesias. ¡Puaj!
- Oh, tu mano está tan caliente, que quema – señaló, al tiempo que la cubría con su otra palma.
¡Puaj otra vez! Todo fuera por Nessie y por recuperarla sana y salva.
El Vulturis cerró los ojos con fuerza y se encorvó para comenzar a fisgar en mi mente y mis recuerdos.
Quil y Paul fijaban su vista en él con los labios despegados, atentos a cualquier movimiento amenazante por mínimo que fuera. Y así mismo, la guardia y los dos gigantes.
Caí en la cuenta de que ahora podría ver cada uno de mis pensamientos y recuerdos, desde el juego más inocente con mi Nessie niña, hasta otro tipo de juegos mucho menos inocentes con mi Nessie ya adulta. Y peor, Edward también los vería al escanear mi mente a la vez que el viejo. Pero eso no era todo. Al husmear en mi cerebro, el Vulturis iba a ver todo lo relacionado con mi manada, técnicas, estrategias, hasta el chisme más insignificante de cualquier persona de mi tribu. Así que se me ocurrió que si pensaba en lo que quería que él viese, tal vez esas cosas se vieran un poco tapadas, como había hecho con mi manada cuando empecé con las desconexiones. Bueno, vale, no era lo mismo; ahora no estaba en mi forma lobuna, él era un chupasangres y la técnica de ocultar mis pensamientos con mi manada consistía en otra cosa – porque ahora no me hacía falta pensar en nada para taparlos, simplemente me desconectaba -, pero si pensaba mucho en otros recuerdos…
Bah, por intentarlo no se perdía nada.
Cerré los ojos y me concentré en pensar en Nessie, que era de lo que se trataba esto. Aunque la situación no era muy relajante que digamos, no me costó nada, la verdad. Estaba tan ansioso de que me la devolvieran, tenía tantas ganas de verla, que las imágenes se plantaron casi solas en mi cerebro.
Primero empecé por lo físico, que era lo más fácil. Evoqué su precioso rostro de porcelana, con esos grandes y dulces ojos color café con leche, esa sonrisa blanca y perfecta, esas mejillas sonrojadas y esos labios carnosos y rosáceos, suaves. Después, recordé su larga melena broncínea, con sus ondas graciosas, sueltas y sedosas. Y su cuerpo… No, eso no hacía falta que lo viera.
Me dejé llevar un poco más, por si acaso, para seguir con cosas más profundas y…
…entonces, no sé cómo sucedió. Solamente sé que, cuando acababa de empezar a recordar todo lo que sentía por Nessie, el vejestorio pegó un bote hacia atrás, soltando mi mano de sopetón como si ésta le hubiese dado una descarga eléctrica, y yo abrí los ojos, extrañado y un tanto a la defensiva del susto.
¿Qué le había pasado? ¿Acaso mi mano estaba tan caliente, que le había quemado de verdad?
Los testigos exclamaron sorprendidos ante la reacción de Aro y la guardia se envaró, al tiempo que los dos matones se adelantaban para encararse conmigo y mis lobos. Paul y Quil no se quedaron atrás. Mostraron sus colmillos, pegaron bien las orejas a la cabeza y les dieron el aviso con sus gruñidos. Los Cullen y el resto de mi manada flexionaron las rodillas y sus patas desde su posición, preparados para saltar en cualquier momento.
Sorpresa, Aro no parecía molesto. Un poco trastocado sí, pero no mostraba enfado ni ofensa. Más bien parecía deslumbrado, con esos ojos de loco abiertos de par en par y una sonrisa de ido desfigurando su careto de cartón todavía más.
Miré a Edward, a ver si éste me delataba algo de lo que estaba pasando, sin embargo, su rostro no se diferenciaba mucho del viejo chupasangres. No tenía esa cara de tarado, pero también me miraba completamente alucinado.
Fruncí el ceño. ¿Qué demonios pasaba?
- Calma – dijo Aro, girándose hacia las masas.
- ¿Qué ha pasado? – quiso saber Cayo, quitándome la palabra de la boca.
- Es demasiado intenso para mí – declaró, volteándose otra vez en mi dirección mientras se llevaba la mano al pecho con ese semblante de chiflado.
- Su vínculo es extremadamente fuerte. Algo espiritual. Lo he sentido.
Todo se paralizó cuando la momia adormilada habló de repente, y lo hizo con los ojos tan abiertos y en un tono de sorpresa tal, que hasta a Cayo y a Aro les extrañó. No debía de ser muy hablador, por lo visto. Su voz era tan grave y vieja, casi rasgada, que a mis hermanos y a mí nos dio grima.
- ¿Cómo dices? – inquirió el vejestorio canoso con los globos oculares apunto de salírsele de sus órbitas.
El senil aburrido no dijo nada más, sólo se limitó a extender su rugosa mano hacia Aro y éste se acercó para espachurrársela y leerle la mente.
Como ya no me necesitaban, aproveché ese momento para retirarme con mis hermanos, aunque no sin antes dedicarles una miradita a los dos matones.
- Cubridme, voy a entrar en fase – les indiqué.
No era por nada, pero mi manada se sentía más cómoda teniéndome en esa forma y, la verdad, yo también. Además, así me podía comunicar con ellos.
Sam se unió a Paul y Quil para rodearme de nuevo, me quedé en bolas – esta vez sin que me viera nadie –, até mis pantalones a mi cinta y me transformé, provocando otro estallido de exclamaciones mientras aquella muchedumbre levantaba la cabeza para ver mejor.
Guay. Ahora era la atracción mayor de la feria.
Las voces de mi manada invadieron mi cerebro, todos alucinados, preguntándome qué es lo que había hecho para que el viejo se asustase.
Yo no he hecho nada, solamente he pensado en Nessie, eso es todo, les aclaré.
¡Pues no sé en qué has pensado, pero lo has dejado flipado!, exclamó Seth.
Seguramente, en aquella semana de celo de Nessie, se burló Isaac.
Mis lobos corearon sus risas en una serie de aullidos que alarmó un poco a la guardia de los Vulturis. Estúpidos chupasangres, no tenían ni idea del lenguaje lupino.
¡Claro que no he pensado en eso, capullos!, resoplé.
Más te vale, siguió Shubael, mofándose. Porque si nos enteramos de que a esa sanguijuela le dejaste ver algo y a nosotros nada, te ibas a enterar.
¡Mira que sois burros!, les riñó Leah, haciendo gala de camaradería femenina, mientras los demás continuaban riéndose.
Estos idiotas… Encima, Edward podía escucharlo todo, serían retrasados.
Dejadlo ya, ¿queréis?, les regañé, y así lo hicieron, poco a poco, pero lo hicieron. Carraspeé para mis adentros y empecé a caminar. ¿Qué les pasa a estos ahora?, le pregunté a Edward cuando me coloqué a su lado, refiriéndome a los vejestorios. ¿Qué hacen?
- Marco ve las relaciones – me explicó escuetamente.
Sí, su cara lo decía todo. Lo que había escuchado no le había gustado ni un pelo. No le hacía mucha gracia recordar esa particularidad de Nessie, ni aquella semana tan mágica y especial para nosotros, pero tan trágica para él, en la que yo había hecho que su pequeña se transformara en toda una mujer sin que hubiera papeles matrimoniales de por medio.
- Así es – confirmó Aro, separándose del adormilado con una expresión de diversión. Pues sí que estaba chiflado de verdad -. Y ha visto lo mismo que yo.
- ¿Y qué es lo que has visto? – interrogó Cayo con una mezcolanza de expresiones en la cara que pasaban del fastidio al desconcierto total.
- Lo que él me ha dejado ver – afirmó, llevando la vista hacia mí.
- ¿Cómo? – Cayo no entendía nada, al igual que todos nosotros.
- Querido hermano, hay cosas que no alcanzan a nuestro entendimiento, y una de ellas es esto. Parece ser que este joven tiene algo… espiritual y místico que me ha rechazado y solamente he visto lo que me ha dejado ver – reiteró.
- Jacob tiene un don – medió Edward -. Un don espiritual.
¿Otra vez con ese rollo de mi don espiritual? Fruncí mi ceño de lobo y suspiré, cansado. Para encima, ya me había transformado y no podía protestar en voz alta.
Los ojos de Cayo casi se le caen de las cuencas y los murmullos de los testigos, más la agitación de la guardia, se hicieron con el claro.
- Es el Gran Lobo – intervino Enguerrand, hablando con voz solemne, para asombro de todos los presentes, incluidos nosotros, los lobos.
Hala, otro, venga. ¿Algún chupasangres más?
- ¿El Gran Lobo? – repitió Cayo con sorpresa -. ¿Y eso qué quiere decir?
- Es el primer lobo de los lobos – empezó a explicar -, y el líder de todos los líderes. Si pusiéramos un símil, el Gran Lobo sería un rey.
Mi manada y yo nos miramos los unos a los otros sin entender nada. ¿Cómo demonios sabía todo eso?
- ¿Quieres decir que él es el Rey de los Lobos? – interrogó la momia de pelo blanco sin poder disimular su pasmada voz, mirándome.
- Sí, maestro.
El Rey de los Lobos, chisté.
Intenté protestar con un gruñido, pero las exclamaciones de los testigos me lo pisaron.
- El Rey de los Lobos – resaltó el vejestorio chiflado -. Claro, ahora entiendo ese poder. ¿Y cómo sabes tanto sobre el tema, mi querido Enguerrand? – preguntó sin apartar su fascinada mirada de mí -. Cuéntanoslo.
El aludido asintió bajo su capucha.
¿Por qué teníamos que perder el tiempo con esto que no venía a cuento? Ya empezaba a desesperarme con tantas tonterías. Me importaba un bledo toda esta historia. Ya habíamos demostrado que Nessie y yo éramos metamorfos, ¿por qué no la traían de una maldita vez?
- Hace unos siglos me encontraba por estas tierras en una misión que me habías encargado, maestro – comenzó a explicar el pelirrojo con una entonación de sumisión -. Estaba en una batalla inevitable que no nos quedó más remedio que ejecutar para impartir justicia y yo era el encargado de verificar que se impartía correctamente.
- Ah, sí, ya recuerdo – afirmó Aro -. Era un ejército de vampiros incivilizados que se negaban a cumplir las reglas necesarias para la buena convivencia – aclaró para su público, no fuera a ser que quedase en mal lugar.
Sí, ya, claro, puse en duda.
- Así es, maestro – verificó el Zanahorio -. La batalla se tornó muy dura, como bien sabes. Nuestro ejército tuvo dificultades y se vio envuelto en una emboscada que nos puso en verdadero aprieto. Nuestros enemigos también gozaban de múltiples dones que eran muy difíciles de combatir y ya no podíamos contrarrestarlos.
››Sin embargo, llegaron tres lobos enormes y nos vimos obligados a paralizar la lucha, al parecer, estábamos en sus bosques. No lo hubiéramos hecho, si no fuera porque uno de ellos era mucho más grande que los otros dos, y lo cierto es que había una majestuosidad en él que nos dejó un tanto aturdidos – el pelirrojo dirigió su mirada hacia mí -. El gigantesco lobo clavó sus ojos en los míos y mi mente no pudo seguir grabando. Lo mismo pasó con el resto de vampiros que gozaban de dones, sus ataques no parecían hacer efecto alguno en él, ni en los otros dos lobos. Después de eso, ninguno quiso luchar con ellos, no dejábamos de estar en su territorio y ellos solamente se limitaban a defenderlo, así que nos retiramos a otra zona para seguir la batalla, la cual terminamos ganando. Se impartió justicia.
››No volvimos para reclamar nada, pues, indirectamente, nos habían ayudado, pero yo sentí curiosidad y me quedé una temporada más por esa zona para investigar. Fue cuando descubrí que él era el Gran Lobo y todo lo que eso significaba. No me parecieron peligrosos para nosotros, sólo eran tres lobos y nunca salían de su territorio, por eso nunca le di relevancia. Además, unas décadas más tarde me enteré de que ese lobo había fallecido, por lo que me olvidé del asunto.
››Hasta que le vi a él – declaró, señalándome con la cabeza -. Se parece mucho a ese lobo; su pelaje es exactamente igual y su mirada es la misma. Al principio pensé que solamente era un parecido físico, después de todo, habían pasado varios siglos y no sería difícil que se diera una coincidencia genética que terminase en un lobo tan parecido y, además, no influía poder ninguno en mí. Pero cuando le vi en nuestro último encuentro, ya no me quedó ninguna duda. Tiene esa fuerza en la mirada, esa misma majestuosidad, tiene ese aura que me embaucó cuando vi a su antepasado.
Suspiré.
Cuidado, creo que se ha enamorado de ti, Jake, se burló Jared.
Sí, ya, muy gracioso, le contesté, resoplando por las napias mientras el resto se reía en su fuero interno, aunque no tardaron nada en centrarse de nuevo en ese absurdo tema.
- ¿Y dices que vuestros ataques no hacían efecto en ese lobo? – quiso saber Aro, observándome con demasiado interés.
Genial. A ver si ahora, con toda esa monserga, se iba a encaprichar aún más conmigo.
- Así es, maestro – confirmó el pelirrojo.
- Tu historia es impresionante, ciertamente – manifestó el viejo decrépito chiflado sin quitarme ojo -. Tu relato ha despertado verdadera curiosidad en mí, ¿puedo ver las imágenes de ese Gran Lobo?
- Por supuesto, maestro – consintió el pelirrojo, ya acercándose a él con la mano extendida.
Aro se la aplastó entre las suyas y volvió a cerrar sus asquerosos párpados para empezar el escaneo mental.
Resoplé por enésima vez. ¿A dónde nos llevaba esto? Lo único que yo quería era que me trajeran a Nessie ya.
¡¿Y ahora qué narices le está enseñando?!, quise saber, ya exasperado por todo este circo que nos estaba haciendo perder tanto tiempo.
- Está mostrándole las pocas imágenes que pudo grabar de tu antepasado – me cuchicheó, tan bajito, que tuve que mover la oreja en su dirección para que me llegase su murmullo apenas perceptible -. Es increíble. La verdad es que es igual que tú, aunque todavía más grande. Es como verte a ti en el pasado.
Genial, protesté.
Mi manada se mantenía en silencio, estaban atentísimos y parecían algo impresionados por todo este rollo.
Genial, repetí para mí. ¡Bueno, ¿qué?! ¡¿Cuándo diablos le vas a decir que nos devuelvan a Nessie?!, azucé, harto.
- Esto va bien, espera – bisbiseó.
¿Que iba bien? Volví a resollar por las napias. Si fuera bien, ya estaría junto a Nessie correteando o lo que fuera por La Push, porque, eso sí, cuando me la devolvieran, nadie iba a ser capaz de despegarla de mi lado nunca más.
Mire a Alice. Sus manos no estaban pegadas a sus sienes, sin embargo, su semblante no mostraba ninguna emoción, estaba tan concentrada, que parecía que estuviese en una sesión de yoga o algo por el estilo.
- Tiene una jaqueca horrible, solamente está fingiendo – me desveló Edward igual de bajito que antes.
¡¿Cómo?!, mis patas se pusieron en tensión. ¡Eso significa que Nessie no…!
- No sé a qué se debe eso, pero te aseguro que la tienen aquí – me interrumpió para calmarnos a mí y a Bella, que también se había puesto en alerta -. No puedo ver la mente de Aro, pero sí la de Cayo y Marco – siguió -. Al segundo le da exactamente lo mismo, sin embargo, Cayo está deseando que esto se termine. Todo esto ha sido idea de Aro para conseguirte a ti y a tu manada, y a Cayo no le atrae nada que esté relacionado con el mundo lupino, ya sean los licántropos o vosotros. En cierto modo, está deseando que ganemos para que Aro ya no insista más con el tema, aunque, en realidad, lo que más le agradaría sería que terminasen con vosotros aquí mismo. Él os ve como una amenaza lo suficientemente potente como para producirle temor, por eso insiste tanto en lo de impartir justicia, y se ha tomado esto como una buena ocasión para deshacerse de vosotros. No obstante, ha visto que ya no tienen alegatos de cara a los testigos para hacerlo y ahora, por mucho que le irrite, no puede esperar otra cosa que no sea nuestra victoria.
Bueno, con que me hubieras dicho que ella estaba aquí, me hubiera bastado. No sé por qué te has enrollado tanto.
Edward suspiró con resignación.
- Es asombroso – exclamó el chiflado una vez más, retirando sus manos de la del pelirrojo, mientras me estudiaba con la mirada -. Realmente es muy parecido a ti.
- ¿Podemos volver al asunto por el cual estamos aquí? - refunfuñó la momia canosa, que también debía de estar hasta el gorro de toda esta pérdida de tiempo.
Eso, eso.
- Sí, cómo no, hermano – aceptó Aro, aunque a regañadientes.
- Como has visto, su vínculo es extremadamente fuerte – participó Edward por fin -. Así lo ha visto Marco y así lo has visto tú. Y, además, ambos están muy enamorados, yo mismo doy fe.
El senil tarado se quedó un rato pensativo, mirando el suelo como si éste le fuera a desvelar algo.
- Sí, lo sé – respondió finalmente, alzando sus pupilas hacia mí -. Tu preciosa Renesmee no deja de llamarte en sueños - ¡¿que me llamaba en sueños?! Mis patas comenzaron a agitarse, nerviosas -. No obstante, no sé si entregártela sería lo correcto.
¡¿Qué está diciendo ahora?!, ladré.
- Ya has visto todas las pruebas – señaló Bella, apretando los dientes de la rabia -. Ellos se aman, pertenecen a la misma especie y están fuertemente vinculados.
- No del todo, mi querida Bella. Vuestra hija es un semivampiro metamorfo. Única en su especie – recalcó -. ¿Está bien que permitamos la proliferación de una especie nueva?
- Ya te he explicado antes que la naturaleza y la magia han sido las que han hecho esta selección, Aro – apeló Carlisle con su típico discurso discreto -. Nosotros no somos quién para detener el mundo natural y espiritual, y hay que añadir que ella no es peligrosa en absoluto.
- Ella sola no, pero, ¿qué hay cuando se multipliquen? – rebatió el vejestorio -. Esta especie es capaz de reproducirse, al igual que las humanas. Puede que dentro de unas décadas quieran adquirir poder y pongan en peligro todo nuestro mundo – alegó.
¡¿Qué coño está diciendo este chiflado?!, protesté con un gruñido.
Ya se me estaban hinchando las narices. Estaba claro que no quería devolvérnosla y que iba a buscar cualquier excusa estúpida para salirse con la suya. Empecé a notar cómo el aire entraba furioso y llenaba mis pulmones con ímpetu.
- Sabes que eso sería imposible – objetó Edward con firmeza -. Ya has visto que su especie solamente afecta a las mujeres, los varones serían hombres lobo, y por mucho que se multiplicasen, ellas nunca llegarían a ser tan numerosas como nosotros, los vampiros completos. Además, son muy fuertes cuando se transforman, pero su fuerza sigue sin ser equiparable a la nuestra y su transformación no es continua como en el caso de los lobos. Necesitan de sangre para no fallecer y cuando la toman, vuelven a ser semivampiros. Tú mismo has leído el informe.
Los murmullos volvieron a revolotear por el claro.
- Sin embargo, siempre estarían unidas a los metamorfos – discrepó el Vulturis -. Y ya lo has oído antes, ellos se dedican a asesinar vampiros, es su naturaleza. ¿Por qué no se iban a dedicar ellas a hacer lo mismo? Harían una alianza.
Lo que antes eran murmullos, ahora eran cuchicheos, unos a favor y otros en contra.
Mi rabia iba en aumento, en consonancia con el volumen de los chismorreos cada vez más altos. Mi tórax comenzó a vibrar levemente. Ya empezaba a darme igual todo. Lo único que ocupaba mi mente era mi ángel. Y mi ángel me llamaba en sueños para que fuera en su busca mientras yo estaba aquí perdiendo el tiempo con toda esta farsa. La ansiedad se hizo cargo de todo mi cuerpo de un latigazo para exigirme que actuara ya. Edward se dio cuenta y me miró por el rabillo del ojo con precaución.
- Ya he explicado que los lobos no van en busca de vampiros para asesinarlos, sólo se limitan a defender su territorio – volvió a aclarar Edward, un tanto preocupado por mi estado mental, que se acercaba cada vez más a la locura. Bella también me miraba con desasosiego -. Y ahora lo único que piden es que nos devuelvas a nuestra hija para vivir en paz.
¡No le des más explicaciones y vamos a buscarla!, rugí, moviendo mis patas con agitación.
Mi manada también comenzó a inquietarse.
- Aún así, no creo que eso sea lo más adecuado, Edward – insistió el viejo decrépito, echándonos un vistazo vigilante a mi manada y a mí.
- Sabes que Chelsea no tiene nada que hacer – declaró él ya sin rodeos, mostrando su enorme cabreo sin tapujo alguno -. Nunca conseguirás dominar a Jacob y, por tanto, a la manada tampoco.
Los testigos agitaron sus murmullos a la vez que mi manada gruñía para confirmar las palabras de Edward. Aro y Cayo se miraron y éste último resopló por las narices con enfado.
- ¡Devuélvenos a nuestra hija ya! – reclamó Bella con una rabiosa desesperación que apunto estaba de hacerla llorar.
Se acabó. Fin de la película.
Clavé mis pupilas furiosas en Aro y le mostré mis sedientos colmillos a la vez que el resoplido me salía con virulencia por las narices y mi cuerpo se agazapaba, preparado para saltar en cualquier momento. Mis veintiún lobos acompasaron mis gruñidos y también se inclinaron hacia delante, con las orejas gachas y el rabo completamente hacia dentro, esperando a una sola orden mía. Mis bronquios se llenaron del todo y el aire me raspó las cuerdas vocales cuando el larguísimo rugido salió con cólera por mi garganta, rebotando varias veces otra vez en las montañas que nos rodeaban.
La guardia de los Vulturis se envaró al tiempo que Cayo apretaba los dientes, visiblemente incómodo, y Aro me observaba atentamente mientras los temblores de su guardaespaldas aumentaban. Aún así, no se despegaba de él, parecía uno de esos frágiles pececillos que están pegados a su tiburón todo el tiempo.
Los dos matones flexionaron sus rodillas, mostrando sus colmillos con aires amenazantes, y la rubia canija junto con su hermano enano entrecerraron los ojos, listos para atacar en cuanto me descuidase lo más mínimo.
Bella, Emmett y Rosalie hicieron exactamente lo mismo que los gigantones y mi amiga añadió un potente rugido.
Edward apretó la mano de Bella para calmarla y a mí me interpuso su brazo para contenerme y seguir con ese estúpido e inútil debate que no llevaba a ninguna parte.
Pero yo no me amilané.
La imagen de Nessie era lo único que ocupaba mi tarado cerebro, y si no querían devolvérmela, iba a recuperarla como fuera, eso lo juraba por mi vida. Solté otro rugido que hizo vibrar hasta la nieve de las cimas de las montañas, con tanta cólera y tantas ansias de sangre, que ya rozaba el sadismo puro y duro.
Mi Nessie, mi ángel. Ellos me la habían arrebatado.
Escuché un aullido agudo y estremecedor dentro de mí, un aullido que reclamaba una liberación. Sentía cómo mi alma se revolvía en mi interior como si estuviese atrapada, se agitaba desbocada, intentando salir de alguna cárcel. Mi Nessie, mi ángel, eso era lo único que ocupaba la poca razón que me quedaba, y ella no estaba allí, la habían apartado de mi lado. La ira volvió a darme un latigazo desgarrador y profundo y, sin saber cómo, algo cambió dentro de mí.
Edward giró su rostro para mirarme con asombro, pero no le hice ni caso, en lo único que podía pensar era en Nessie.
Mi sangre empezó a hervir, tanto, que podía notar las burbujas de la ebullición por dentro de las venas. Mi estómago se llenó de una sensación extraña, parecía que tuviera una bola de fuego en su interior dando vueltas sin parar, chocando con las paredes de éste, intentando encontrar una vía de escape que no hallaba. La imagen de Nessie llamándome se proyectó en mi cabeza y, entonces, la bola de fuego explotó, extendiendo su contenido abrasador por todo mi cuerpo como un fogonazo.
Empecé a sentir una corriente ardiente que me recorrió de la cabeza a las patas, un ciclón que removió cada uno de los átomos de mi cuerpo hasta que llegó a mi cerebro, y vi una luz cegadora que relampagueó una sola vez. Sentí cómo todas mis neuronas se llenaban de electricidad y el discernimiento absoluto se plantó en mi sesera ante mis perplejas pupilas.
Cuando la luz dejó de brillar, comencé a verlo todo con una nueva visión y yo mismo me quedé patidifuso. Se abrió ante mí una percepción nueva e increíble en la que era capaz de ver y distinguir toda energía que fluía a mi alrededor, incluida la mía, con absoluta nitidez; y sabía perfectamente qué era cada cosa, como si llevase grabado en mi cabeza toda la vida y fuera lo más normal del mundo. Nada parecía nuevo a mis ojos, mi cerebro lo descifraba fácilmente y lo asumía con total naturalidad. Mis hermanos podían ver perfectamente lo que veían mis ojos y percibí cómo el ambiente se transformaba en uno perplejo y atónito.
Me di cuenta enseguida de a qué se debía todo esto y, para mi desgracia, no podía seguir renegando de ello más tiempo, era una estupidez seguir negándomelo a mí mismo. Era una bomba de relojería que tenía que explotar de un momento a otro y esto había sido la chispa que la había prendido. Sí, mierda, yo era el Gran Lobo. La clarividencia se había presentado en mi sesera con contundencia para clavárseme bien en el cráneo, ya no tenía escapatoria. Taha Aki me había encomendado a mí el relevo de su reinado, ahora lo sabía con absoluta certeza, todo mi ser lo sentía, palpitaba dentro de mí con ansia desmedida, pidiéndome que le dejara salir de la jaula que yo mismo le había creado.
Y no lo pude contener. Una vez que el discernimiento se apoderó de mis pobres sesos, ya no había remedio. La pulsión era demasiado fuerte e intensa como para poder retenerla, me atraía, me llamaba desde lo más profundo de mi ser, así que me dejé llevar del todo, esperando a ver qué más me iba a pasar.
Las cadenas que la mantenían amarrada se rompieron con furia y toda mi alma empezó a volar con libertad. Mi espíritu de Gran Lobo salió de lo más profundo de mis entrañas para apoderarse de todo mi ser como si de una mecha de fuego se tratase y me hizo explosionar igual que un volcán en erupción.
Para mi asombro, no estuvo nada mal. Lo que sentí cuando todo mi espíritu consiguió salir, fue lo más parecido a un orgasmo, una liberación, una bocanada de aire fresco. Era como si hubiese estado encogido en una caja durante años y luego me hubieran dejado salir para estirarme a gusto.
Noté cómo mi cuerpo se incrementaba en tamaño, mi cabeza se alzó unos sesenta centímetros por encima de lo que estaba, mis zarpas y mis patas aumentaron el doble y mis músculos adquirieron más fortaleza y potencia. También sentí cómo cada célula de mi organismo se impregnaba de magia, ésta corría por mis venas a sus anchas, libre por fin, llegaba a mi cerebro, llenándolo de poder, de distintas, indescriptibles y nuevas sensaciones.
El claro se llenó de fuertes y sorprendidas exclamaciones.
- ¡Es increíble! – exclamó Eleazar a mis espaldas.
- Lo sabía, es él. Es el Gran Lobo – siguió Enguerrand, abriendo sus rojos ojos, como platillos volantes.
Mis compañeros cayeron irremediablemente sobre sus cuartos traseros y comenzaron a aullar al cielo, mostrándome su acatamiento y su profundo sentimiento de respeto y honor.
¡Mierda, levantaros!, les ordené, y así lo hicieron, sin un solo fleco de dudas ni quejas.
La vampiro rubia me miró con sus ojos escarlata abiertos como platos y después miró de reojo a su hermano, que tenía la misma expresión en su cara de niño pequeño. No eran los únicos. El Vulturis adormilado incluso jadeó de la impresión, la cara de Cayo mostraba un asombro que rozaba el terror y Aro, como chiflado que era, me miraba absolutamente flipado.
Bella y Edward se quedaron petrificados, observándome con una expresión que casi diría que era fascinación. Lo que me faltaba. Aún así, él no retiró su brazo, aunque no sabría decir si es que no se había dado cuenta de que seguía allí. Los vampiros que tenía enfrente me miraban escondidos tras sus capuchas con unos ojos que casi se les salían del sitio y mis hermanos permanecían en un silencio sepulcral cargado de ese absurdo respeto mientras veían y sentían cada uno de mis cambios, atónitos.
Mi nueva visión me permitió ver todas las energías que fluían en el claro nocturno. Era igual que si me hubiera puesto una de esas gafas para ver las imágenes en 3D. Todo aparecía ante mí como una nueva dimensión, cosa que me resultó un tanto extraño, aunque me lo tomé con una naturalidad sorprendente.
El escudo de Bella se veía claramente. Era como una fina y elástica capa de acero líquido que chispeaba en el núcleo y que se extendía hasta el límite en el que se encontraba el eje entre nuestros adversarios y nosotros, cubriéndonos por completo. La tela era tan flexible, que llegaba a proteger hasta a los lobos más alejados distribuidos en hilera, era increíble.
Edward le sonrió a Bella, sin duda era la primera vez que veía su impresionante escudo, y ella le miró de reojo sin comprender.
También notaba la energía que desprendía el cuerpo de Kate, no me hacía falta ni darme la vuelta para detectarla. Eran pequeñas descargas eléctricas de un color verde azulado que acariciaban su piel, preparadas para atacar en cualquier momento.
Aquella vampiro que había buscado al principio y de la que no había obtenido indicio alguno, ahora resultaba un faro en la oscuridad. Se podía ver cómo la tal Chelsea emanaba una especie de neblina blanca que cubría a toda la guardia Vulturis. Ésta se les metía hasta por los ojos, penetraba por sus narices e incluso por sus oídos, manipulando los lazos emocionales de todos ellos para que se sintieran unidos.
También observé a Varick. Éste manejaba unos finos hilos con las manos que se concentraban en la cabeza de Aro, formando una especie de madeja semitransparente, se parecía a la escafandra de un buzo. Aro, junto a esa barrera, estaba envuelto a su vez por la burbuja traslúcida de color azulado que creaba Renata con el contacto de su mano. Sin embargo, su escudo no tenía nada que hacer contra el de Bella, ya que su diámetro solamente alcanzaba unos pocos metros y parecía mucho más frágil que el de mi amiga.
Pero no sólo veía eso. Podía distinguir a la perfección cada alma, cada aura que me rodeaba. Eran como una gruesa segunda piel que nos envolvía y que relumbraba a nuestro alrededor, envolviéndonos con su luz. Unas eran de color malva y otras de color dorado. Enseguida me di cuenta de cuáles eran las buenas y cuáles las malas. Mientras yo mismo y todos aquellos que estaban conmigo refulgíamos en un dorado luminoso, los espectros que tenía enfrente rezumaban un apestoso y apagado color malva oscuro. Sus almas ya estaban condenadas al infierno incluso antes de morir.
Edward no salía de su asombro con cada visión que escaneaba, pero a mí me daba completamente igual todo esto, yo solamente pensaba en una cosa,  Nessie, mi Nessie, mi precioso ángel.
No olvidé mi rabiosa ira, ni a quién iba dirigida especialmente. Me enderecé, hinchando mi gigantesco pecho, para clavarle la mirada con inquina a Aro y proferí un rugido todavía más potente y poderoso que el anterior que apunto estuvo de desgarrar mi ancha garganta. Esta vez, la potencia de mi rugido hizo que parte de la nieve de las montañas se desprendiera y cayera por las laderas de las mismas.
Mi majareta y furibundo cerebro empezó a ver cómo los cuerpos de los encapuchados desprendían un vaho húmedo, frío y azulado y supe sin ninguna duda que se trataba de temor. Percibí el miedo de todos los que allí estaban, incluidos nuestros aliados y todos los que se encontraban detrás de mí, aunque no les viera los rostros y fuese más bien respeto. Podía olerlo, lo intuía, notaba su emanación flotando a mis espaldas.
El antes flipado vampiro cambió su asquerosa cara al instante. Vi el miedo en sus ojos, su mugriento vaho era más intenso que el del resto, incluso más que el de Cayo, y eso incrementó más mis ganas de atacarle y aniquilarle. Era como ofrecerle agua fresca a un sediento. Seguramente, nunca se había enfrentado a un monstruoso lobo chiflado. Mis fauces salivaban y mis descomunales y feroces colmillos se mostraban con ansias de venganza, la clamaban a gritos.
- ¡No, Jacob! – gritó Edward.
- ¡Jake! – chilló Bella casi a la vez.
No les dio tiempo a terminar la frase. Mis patas cogieron impulso y saltaron fuera del amparo del escudo de Bella para quedarme frente a frente con ese asqueroso vejestorio decrépito y mi manada me siguió incondicionalmente, quedándose a un paso detrás de mí, gruñendo y mostrando sus armas, esperando a la orden.
Aro retrocedió a la vez que la guardia tomaba sus puestos al frente. No hubo gesto ninguno, fue algo sincronizado y automático que seguramente llevaban haciendo durante siglos.
Noté el temor que desprendía Bella, pero este era diferente al respeto que emanaba el resto. Por el rabillo del ojo pude ver que era de un rosa pálido, y no indicaba miedo de mí, sino más bien miedo por mí. Sí, temía por mí y por mi manada, y aunque su escudo era muy elástico, tampoco podía cubrirnos y arriesgarse a que Jane o Alec pudieran traspasarlo para acribillarlos a todos con sus dones.
Estaba realmente preocupada, pero yo no podía echarme atrás. Tenía que recuperar a Nessie fuera como fuera. Ella era lo más importante para mí.
Los Cullen iban a adelantarse para acompañarnos, pero Eleazar agarró a Edward del brazo para impedírselo mientras negaba con la cabeza con seguridad, y todos los demás también se detuvieron.
La rubia canija entrecerró los ojos y me miró fijamente durante una fracción de segundo, que fue lo que tardó en lanzar su ataque.
En ese instante, me di cuenta de que si me torturaba a mí, llegaría al resto de mis hermanos si seguía conectado con ellos. Lo mejor era desconectarme en el momento en que me llegara su ataque y que ellos asaltaran a la guardia, sobretodo a Jane y a Alec. Tal vez pudiéramos matar a unos cuantos más.
No me hizo falta comunicarles esto, con pensarlo fue suficiente para que lo vieran.
Pude ver cómo por sus pupilas escarlata salían dos rayos de infrarrojos semejantes a esas luces que desprenden las armas de larga distancia que salen en las películas cuando el malo quiere matar al bueno desde la ventana de un edificio y se sabe que le apunta en la frente porque aparece un puntito rojo.
Ahora las dos luces se juntaban para hacerse una en mi frente lobuna y yo me preparé psicológicamente para soportar lo mejor posible su tortura.
¡Atentos!, avisé a mi manada, para que saltaran hacia ella en cuanto yo me desconectara y empezara a retorcerme.
Entonces, mis perplejos ojos vieron algo alucinante, pero que descifré con total facilidad, estaba grabado en mi cerebro a fuego. En cuanto el punto rojo tocó mi pelambrera, el destello dorado que radiaba de mí se extendió súbitamente desde mi cuerpo, hasta que me vi rodeado de un círculo de luz brillante que abarcaba bastantes metros. Sí, estaba completamente seguro. Era mi fuerza espiritual, y ésta empezó a resplandecer con tanta intensidad, que cegaba. La centelleante luz deshizo los rayos rojos como si fueran un ligero humo soplado y no pasó nada. Ni siquiera noté un cosquilleo, y mi manada tampoco, ya que seguía conectado y ellos se encontraban bajo mi protección. Mi poder espiritual fue menguando, hasta que volvió a su sitio y mi segunda piel brilló igual que las demás almas.
Las miradas pasaron de unos a otros entre la guardia con desconcierto y la chusma murmuró en voz alta. Por supuesto, ellos no habían visto nada de esto, solamente habían observado cómo ese ataque no había servido para nada.
La rubia enana entornó sus desquiciados ojos aún más y los rayos salieron con más vigor.
Nada. La acción se repitió ante la maravillada mirada de mis hermanos, que podían verlo todo a través de mis pupilas. Paul hasta se dedicó a calcular el diámetro del círculo.
- ¡Es impresionante! – exclamó Edward, llevándose las manos a la cabeza con un rostro tan alucinado, que parecía que hubiese visto una visión o algo.
- Es el Gran Lobo, sin duda – añadió Emmett con una sonrisa de oreja a oreja, cruzándose de brazos, ahora totalmente relajado.
Bella se carcajeó con una malicia tal, que me dio hasta miedo. En cambio, ella ya no rezumaba ningún tipo de vaho, tan sólo ese respeto que humeaban los demás Cullen, mis lobos y nuestros aliados.
- Podéis seguir atacando, ninguno de vuestros dones le va a hacer efecto alguno – anunció Eleazar con una sonrisa un tanto chulesca -. Y a su manada tampoco, ya que todos están conexionados telepáticamente a él.
Bueno, tampoco hacía falta que lo comprobasen todos. Seguro que yo no era invencible, alguno habría que pudiera hacerme algo.
Los semblantes de los espectros lo decían todo. Estaban tan aturdidos y desorientados como Aro, Cayo e incluso Marco, que en estos momentos observaba todo con suma atención. Incluso nosotros mismos estábamos un poco perdidos, la verdad.
La rubia canija rechinó los dientes con ofensa personal y osciló la mirada hacia su hermano, pasándole el relevo.
Mis lobos y yo volvimos a ponernos en alerta y el enano entornó los ojos, al igual que había hecho su hermana, para empezar a atacar. Solo que, en esta ocasión, su mirada no se centró en mí. Lo hizo en otro de mis lobos para probar por otro flanco, y el lobo que escogió no fue otro que el negro, el segundo más grande, Sam.
¡Mierda, Sam!, rugí, agazapándome hacia delante.
Tranquilo, me calmó él, hablándome con total serenidad.
¿Tranquilo? Todos mis hermanos me importaban, pero había elegido precisamente al menos indicado, y encima, yo no sabía cómo había hecho lo que había hecho para evitar el ataque anterior, no sabía cómo tenía que hacer para pararle los pies.
Antes de que me diera tiempo a reaccionar ni a ordenarle huir, dos rayos salieron también por los ojos del vampiro Pitufo, pero estos no eran rojos, eran de un color azul brillante y se clavaron en la frente de Sam, en un único punto, intentando traspasarla.
Tampoco lo consiguieron. Mi espíritu desplegó él solo su poder y volvió a extenderse para brillar con ímpetu y deshacerse de los rayos sin esfuerzo alguno.
El Pitufo dio un paso hacia atrás, totalmente sorprendido, y miró a su boquiabierta hermana La Pitufina con el mismo gesto. Pero entonces, igual que si se hubiesen leído la mente, los dos se giraron hacia mí y unieron sus fuerzas para apuntarme con sus rayos a la vez.
Nada. Mi particular escudo destructor se encargó sin problemas de ellos y yo ni siquiera tuve que mover una pestaña. Si no fuera porque lo que ocupaba mi cerebro era Nessie, me hubiera mofado de ellos y todo.
Mis lobos alzaron los hocicos y aullaron a la luna, como símbolo de orgullo y victoria.
Algunos de los testigos que se escondían tras la retaguardia empezaron a mirarse los unos a los otros con inquietud manifiesta – sus vahos así me lo mostraban - y sus pies emprendieron la huída para abandonar esos puestos que antes creían tan seguros. En cuanto uno inició la marcha, comenzaron a unirse más chupasangres. Era lógico. Sin los dones de los Pitufos y del resto, los Vulturis no tenían nada que hacer. Nuestro bando les superaba en número y los que disponían de poderes en nuestras filas podían utilizarlos a sus anchas contra ellos. Los Vulturis habían perdido esta particular batalla.
La Pitufina se ofendió y se adelantó un paso, envarándose y retirando su labio hacia atrás, preparándose para otro ataque inútil. Tenía que reconocer que valor y perseverancia no le faltaba.
- Basta – intervino Aro, saliendo de su madriguera, alzando la mano en son de paz.
La guardia se abrió para dejarle paso y el muy desgraciado se plantó delante de mí, aunque eso sí, a un par de metros de distancia. Su vaho todavía rezumaba por encima de su cabeza.
Volví a agazaparme y a rugir para reclamar lo que era mío y la nieve de las cimas se desprendió de nuevo en pequeños aludes que recorrieron las faldas de las montañas. No hizo falta que Edward le tradujera.
- Traed a Renesmee – ordenó a dos de los encapuchados con ese momificado semblante rebosando resignación y claudicación.
No hubo deliberaciones ni petición de consenso. El Vulturis aburrido asintió con sus ojos muy despiertos y Cayo hizo lo mismo con su vaho saliéndole por las orejas.
Edward y Bella – ésta trayendo consigo su magnífico escudo para cubrirnos a todos de nuevo, por si acaso - se adelantaron y se pusieron a mi lado.
Tampoco hubo ninguna protesta. El claro se llenó de un mutismo absoluto mientras los dos espectros se dirigían como rayos al mismo sitio en el que se suponía que antes iba a estar Nahuel.
¡¿No la habrán dejado sin vigilancia junto a esa garrapata, verdad?!, protesté con energía.
La imagen de aquella vez en el bosque en la que ese degenerado estaba encima de mi chica intentando forzarla vino a mi mente por sí sola y mi tórax comenzó a vibrar con ira. Con tan sólo pensarlo, ya se me erizaba el lomo para atacar a lo que fuera.
Pero ese asqueroso recuerdo se marchó de repente cuando Edward se inclinó hacia delante y soltó un rugido que también retumbó en las montañas, mientras ya se veía a los dos guardias regresando, cargando con una especie de carruaje dorado sin ruedas que parecía muy antiguo. No me dio tiempo ni a emocionarme. Su cara retorcida de angustia y furia al mismo tiempo no me gustó ni un pelo.
¡¿Qué pasa?!
- ¡¿Qué pasa?! - preguntamos Bella y yo a la vez.
- ¡Alguien se la ha llevado! – bramó, haciendo que los Vulturis se giraran para mirarle completamente perdidos.




Esta historia cuenta con los derechos correspondientes. Team Nessie & Jacob tienen la autorización de la autora para publicar la novela.¡NO COPIES EL CONTENIDO! 

19 comentarios:

  1. aaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!! necesito saber que pasa me quede super mega picadisima:D
    mis felicitaciones como escribes encerio tendras mucha suerte si haces un libro ( ya que yo lo comprare xD) aaa sube mas capitulos encerio me pique con la historia :3
    a y ya te dije lo bien que escribes, ya? pues te lo digo de nuevo: que bien escribes :)!

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  2. Estoy enganchada a esta historia desde el primer captulo y cada vez se pone mas interesante. Me ecanta!!! bss Un 10 a tu historia. =)

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  3. MARAVILLOSO QUE NOS ESTEN SUBIENDO LOS CAPITULOS CADA 2 DIAS!!! GENIAL!!! MUUUCHAAAAS GRAAAACIIIIAAAASSSS!!!! SUPER!!! FANTASTICO..... NO DEJEN DE HACERLO....

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  4. A JACOBNESSIE : SIII ESTA SUPER INTERESANTE LA HISTORIA Y QUE DICHA QUE SUBEN CADA 2 DIAS PORQ SINO ME DESESPERARIA A LA AUTORA ESTA SUPER INCREIBLE ESTA HISTORIA. QUISIERA SABER SI ESTAS PENSANDO EN ESCRIBIR ALGUNA OTRA HISTORIA DE LA MISMA LINEA VAMPIROS, LOBOS Y MÁS PORFA PIENSALO PORQ CUANDO SE ACABE SE MARAVILLOSO LIBRO NOS VAMOS A SENTIR DESOLADAS...YO SEGUIRIA CUALQUIER HISTORIA QUE SE TE OCURRA ESCRIBIR ERES UNA ESCRITORA GENIAL...

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  5. me quede super pícada!!
    eres muy buena haha :D
    y tienes excelentes ideas
    que bueno que publicas cada 2 dias... me moriria si no subes nada hasta 2 semanas haha
    sigue asi... no dejes de subir y escribir

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  6. Esta super interensante me he quedado con las ganas de saber que pasa, como termina, estoy super enganchada a la historia, esta muy bién escrito, no pierdes el hilo una sola vez, y no es pesado de leer, el libro es super ameno, yo pensaria en dedicarme a escribir y publicar un libro,Felicidades!!

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  7. oiiiigaaan no see valee yaa quiero saber que pasooo!!! :'D (paty)

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  8. quiero saber que sigue!!! ... deberas que escribes genial he leido otros fanfics y este ha sido el mejor de todos deberias pensar en seguir con esto... me encanta tu forma dee describir los personajes haces que uno se pueda meter a la historia como si estuviese viendo una mismisima pelicula!:D deberas eres genial sigue asi !!! :D

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  9. ¡Hola a todos! ^^

    Muchisimas gracias por vuestros comentarios, ¡me animan muchisimo!
    Como ya dije, este no es mi blog, y son las creadoras del mismo las encargadas se subir mas capis, en este caso Miaw ^^
    Como veis, el libro no solo trata del "despertar" de Nessie, sino tambien del de Jacob ;)
    Ya quedan pocos capis para que se termine "Despertar", pero estoy escribiendo una continuacion que se llama "Nueva Era". Aun estoy en ello, pero tengo mucho escrito, y si las autoras del blog quieren, se lo enviare con mucho gusto para que lo cuelguen aqui. El tema es que todavia no lo he terminado, o sea, que seria para ir poniendo capis a medida que los escribo (esto ya te lo comentare mejor a ti por email, Miaw ;)). Tengo que decir que en esa continuacion habra mas magia y ocurriran muchas cosas ^^
    Muchas gracias a todos por leerme, de verdad, me haceis muy feliz.
    Un besazo enorme para todos!!!!

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  10. que bien, que chevere que ya estas escribiendo otro libro , todos felices de seguir leyendo y ojala las creadora del blog cuelguen este libro porq ha de ser mas que fascinante si lo escribes TU.....:)

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  11. que sucedio con los capitulos nuevos !!! :'( ...comenze a leerlos y de pronto ya no estaban :(

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  12. Lo mismo me ha pasado a mi, alguien sabe lo que ha ocurrido???

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  13. tampoco me aparecen...porfaaa diganos que pasoo

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  14. A mi paso lo mismo, xfavor la suprvisora dl Blog arreglelo lo mas pronto posible, xq sta historia s la mas gnial d todas las q creo q muchos fans emos leido, a ti Tamara q mas q mandart muxos halagos xq nserio scribs q aii q vr. Ojala tu historia c pudiera publicar, pro si eso no s posible xfavor pon disponible tu escrito para poder dscargarlo, ncrio cria gnial tnrlo!!!
    **XOXOs dsd México**

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  15. JACOBNESSIE..... La Autora.... QUE ESPECTACULAR HISTORIA.... DEFINITIVAMENTE.... EL MEJOR FANS FIC QUE SE HA ESCRITO!!! EL LIBRO DE JACOB SUPERO!!!! FANTASTICO!!!!

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  16. OIGAN DONDE ESTA LO DEMAS DEL LIBRO? KISIERA K ME DIJERAN SI ESTE ES EL FINAL O KE S K EN LA PAGINA PRINCIPAL ESTA EL LIBRO TRES DE NESSIE Y PERO COMO SE K LO CORTARON ENTRE ESTA PARTE Y EL FINAL POR FAVOR DIGANME K HAY ALGO ENMEDIO ME ENCANTO ESTA HISTORIA Y ME GUSTARIA LEERLA COMPLETA:(
    GRACIAS ESPÉRO TENER CONTESTACION
    SOY VANIA

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  17. WOW que barbaridad estoy impresionada

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  18. Hay dios que fuerte no terminaron una pelea y ya se lleva a nessi de nuevo habra sido nahuel???
    pobre nessi la andan arrastrando de un lado a otro

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