Concurso de Fanfics

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CONCURSO:
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  • Songfic
  • Real person
  • One shot
  • Fics completados
  • Fics sin completar
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  • M - Mature (Adultos)
  • T - Teens (Adolecentes)
  • K - Kids (Todas las edades)
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miércoles, 4 de mayo de 2011

NOTICIA [DESPERTAR]

= LIBRO UNO =

RENESMEE






Sí, sentada como las niñas grandes encima de Jacob, en el sofá de su casa, se estaba comodísima. Y muy calentita.
Mientras él me contaba y me explicaba todo lo que había pasado años atrás con mi madre, nuestras ropas se secaban en la secadora del pequeño cuarto de baño. Jacob se había cambiado y me había dejado unos pantalones de chándal y una camiseta que me quedaban enormes, pero eran suyos y olían tan bien…
- Y eso es lo que pasó – dijo para concluir su explicación, metiéndome el pelo, todavía húmedo, detrás de las orejas -. Tu madre escogió a tu padre e hizo bien. Bueno, en realidad no lo escogió, porque tenía muy claro desde el principio con quién quería estar, yo no tenía nada que hacer. Pero tenía que ser así, ¿entiendes? Es el destino. Todo lo que hice me llevó hasta ti. Por eso te dije que si no me hubiera enamorado de tu madre, no podría haberme imprimado de ti. No hubiera estado en tu casa para verte por primera vez y puede que nunca nos hubiéramos encontrado. Las cosas tenían que suceder de ese modo para que tú y yo termináramos juntos. Los dos hemos visto la prueba hoy – acercó su rostro al mío y me quedé sin respiración cuando clavó mis adorados y profundos ojos negros en los míos -. Ya no siento nada por tu madre. Para mí es como mi hermana, la quiero igual que a Rachel o a Rebecca, es el mismo sentimiento. Estoy más que enamorado de ti y tú eres lo que más me importa del mundo – me susurró.
Sus labios y los míos se encontraron y se besaron con efusividad. Me costó mucho, pero tenía que separarme de su boca para que la mía hablara.
- Me lo tenías que haber contado antes – le regañé con un poso de reproche -. Nos hubiéramos ahorrado esta mojadura – bromeé al final.
- Ya lo sé, pero no era fácil, ¿sabes? – me contestó con su tono burlón -. No es nada fácil coger a la chica que quieres que sea tu novia y decirle: “Hola, preciosa. Te quiero, estoy locamente enamorado de ti. Ah, por cierto, primero estuve enamorado de tu madre”.
- Dicho así, no, desde luego – me reí -. Hay otras formas de decirlo.
- Sí, sí, vale, lo siento – se rindió -. Tenía que habértelo contado antes, pero no encontraba el momento ni la forma de decírtelo – entonces, me miró con preocupación -. ¿Me perdonas?
- No sé… - acerqué mi rostro al suyo y comencé a darle besos cortos que él correspondió de buena gana. Los besos pasaron a ser más largos y las mariposas de mi estómago empezaron a agitarse de nuevo -. Sí, creo que te perdono… - ronroneé en sus labios, ya sin aire.
Nos besamos durante un buen rato, hasta que los dos nos obligamos a separar nuestros labios cuando la cosa comenzó a subir de tono. Billy estaba al llegar.
Ambos respiramos hondo para recomponernos.
- Dime una cosa – murmuró, peinándome con los dedos -. Eso no te afectará, ¿verdad? Quiero decir, que fue hace mucho tiempo y quiero que tengas muy, muy claro que ya no siento nada por tu madre, sólo lo que te he dicho antes, que es como una hermana para mí.
- No preocupes – le sonreí -. Sé que me dices la verdad. Sé que ya no la quieres en ese sentido. Pero ella está celosa – le revelé, metiendo mis dedos entre su pelo, también húmedo, para acariciarle -. Mamá sí que siente algo por ti todavía – suspiré.
- Eso ya te digo que es imposible – afirmó con seguridad -. Tus padres están muy enamorados. Tu madre está muy enamorada de tu padre.
- Sí, ya lo sé. Pero no se ha olvidado de ti del todo.
- Nessie, eso no…
- Mi pulsera vibra fuerte cuando ella se pone celosa – le corté con tranquilidad -. Mi pulsera nunca falla.
Jacob se quedó pensativo, sabía que eso era verdad.
- No sé, yo no he notado nada – contestó con gesto extrañado.
- Cuando llegaste a casa, te vi desde la ventana – declaré -. Ella te estaba esperando en el bosque – muy nerviosa, añadí en mi mente -,  y después te llamó para que te acercaras.
- Ah, sí – recordó.
- ¿Por qué te quitaste la camiseta? – quise saber, con el ceño un poco fruncido.
- ¿Cómo? – preguntó él sin comprender.
- Te acercaste a ella y te quitaste la camiseta.
Observó mi expresión molesta y me sonrió con su sonrisa torcida, esa que me volvía loca.
- ¿Estás celosa? – agachó la cabeza y se empezó a reir. Cuando acabó, la levantó de nuevo para mirarme sonriente -. ¿Por eso te enfadaste tanto antes? ¿De verdad pensaste que yo y tu madre…?
- Jake, hablo en serio – le corté, ahora enfadada.
Suspiró con alegría.
- Me estaba tomando medidas – respondió sin dejar de sonreír.
- ¿Medidas? – inquirí, perpleja.
- Rachel y Paul se han ido de luna de miel a México, y resulta que el inteligentísimo y cultísimo de tu padre conoce un restaurante muy lujoso y guay allí – empezó a aclarar -. Tu madre quería regalarles algo especial que ellos no se pudieran permitir, así que tus padres les han pagado una cena romántica a todo lujo para no sé qué día. Pero en ese restaurante no se puede entrar sin un traje de etiqueta y, como Paul no tiene y es imposible que encuentre uno de su talla en ninguna tienda, Bella lo va a encargar a un diseñador que conoce para mandárselo por correo urgente. Le corría prisa y Paul no estaba, así que me llamó y me dijo que me quitara la camiseta para tomarme unas medidas, quería hacerse una idea y mandárselas hoy al modisto ese – se quedó mirándome con cierto aire triunfal.
Fruncí los labios, pensativa. Para tomar medidas, no hacía falta que se quitara la camiseta, no tenía por qué habérselo pedido. Y, además, a ella no le hacía falta medirle con un metro.
Suspiré para mis adentros. No quería pensar más en el tema, y tampoco estropear este momento tan dulce. Lo mejor era cambiar de conversación. Además, eso ya no importaba, por fin estábamos juntos y eso era lo importante.
- Así que se han ido a México – rodeé su cuello con mis brazos y me arrimé bien a él; esto era el paraíso.
- Pues sí. A Rachel le hacía mucha ilusión y Paul no le puede negar nada, ya sabes.
- Sí, lo sé muy bien – afirmé con una abierta sonrisa.
Jake me correspondió con otra.
- Todavía estoy flipando por lo de tu imprimación.
- Ya ves, el Viejo Quil tenía razón en eso de nuestro vínculo. Por eso la pulsera vibraba suave – manifesté, acariciando su frente con la mía -. Me estaba haciendo señales para que te besara y así me diera cuenta de que estaba imprimada de ti.
- Menos mal que soy un genio y creé una pulsera tan lista,  porque si tengo que esperar a que tú te lances… – bromeó.
- Muy gracioso – le contesté, pellizcándole la mejilla.
Me quitó la mano y forcejeamos un poco en broma mientras nos reíamos. Al final, mis manos terminaron apresadas en la parte trasera de mi cintura y Jacob me pegó a él. Nuestros rostros se quedaron juntos y mis mariposas volvieron a volar emocionadas.
- Estos cuatro meses casi me vuelvo loco – me susurró en los labios -. Te he echado muchísimo de menos.
Su abrasador aliento ya se introducía por mi boca y mi respiración empezaba a acelerarse.
- Y yo a ti – confesé con un hilo de voz.
- Eso ya lo sabía – murmuró, sonriendo.
Mis manos se soltaron de las suyas para regresar a su cuello.
- Te quiero, Jake – susurré, rozando su boca con mis labios.
Eso era decir poco, pero era la primera vez que se lo decía.
- Te quiero, Nessie – me susurró también, besándome muy despacio.
Otra vez estaba en el cielo, junto a las mariposas.

La vuelta a casa se me hizo demasiado rápida, a pesar de que Jake no pisó nada el acelerador para prolongar el viaje y estar más tiempo a solas conmigo.
Jacob y yo entramos en la vivienda cogidos de la mano y saludamos como si nada. Pero no escapó a los ojos de nadie, y menos siendo vampiros, claro. Después de habernos visto durante estos meses agónicos de alejamiento, a ninguno de los allí presentes se le escapó nuestro repentino apego y resplandor de felicidad. Nos sentamos en el sofá, donde, cómo no, se encontraba Emmett y su mando a distancia, Rosalie, Alice y Jasper.
El primero en abrir la veda fue Emmett.
- Bueno, ¿ya es oficial? – preguntó con una sonrisa que se le iba a salir de la cara.
Nahuel, que estaba sentado en el sillón contiguo a Jasper, se quedó mirando fijamente a Jacob, a la expectativa.
Jake no dijo ni una palabra. Me agarró por la cintura y, pillándome totalmente desprevenida, empezó a besarme delante de todos, aunque él sólo quería mostrárselo a Nahuel.
Ni siquiera pude ponerme colorada. Todos mis sentidos estaban atontados por las sensaciones que me producían sus labios y esa hechizante energía que siempre notaba cuando nos mirábamos pero que ahora también sentía cuando nos besábamos, sólo que esta era todavía más intensa. Hubo un carraspeo generalizado cuando el beso se prolongó demasiado y no se terminaba.
- Ya veo que sí – apuntó Emmett, riéndose.
Jacob separó los labios de los míos y me miró, sonriendo con satisfacción. Después le dedicó una mirada orgullosa a Nahuel. Éste se levantó airado y salió de la casa, enfadado.
- Adiós a la garrapata – soltó con regocijo, echándose sobre el respaldo con las manos en la nuca.
No me preocupó nada que se fuera. Todo lo contrario. Después de cómo se había comportado conmigo y de todas las cosas horribles que me había dicho sobre Jacob, debería de caerle la cara de vergüenza. Me reí para mis adentros con algo de malicia. El tiro le había salido por la culata.
Me recliné sobre el costado de Jacob y él me pasó el brazo por el hombro.
- Se ha ido el Dr. Jekyll – le dije a mi novio.
Novio, qué bien sonaba. Se me escapó una sonrisilla de felicidad.
- ¿El Dr. Jekyll? – inquirió con un aire algo jocoso.
Alice y Jasper me miraban sin entender.
- Ya te lo explicaré – le cuchicheé al oído.
- Y a mí también – intervino mi padre con el semblante extrañado por lo que había visto en  lo poco que yo había recordado, mientras se sentaba.
Ya te lo contaré, pero ahora no, le contesté en mi mente.
Papá suspiró, un tanto intranquilo, y asintió, serio.
Mamá se sentó en uno de los brazos del sillón pegado a nosotros, junto a mi padre, y éste le pasó el brazo por la cintura. Carlisle y Esme hicieron lo mismo en el otro sillón, donde antes se había sentado Nahuel.
Ahora éramos la comidilla de la casa.
- Así que por fin sois novios – observó mi madre con una sonrisa.
¿Por fin? ¿Primero era que esperara y ahora era por fin?
Mi padre me miró otra vez extrañado por mi pensamiento.
¡Ups! Tendría que tener cuidado delante de él con lo que pasaba por mi mente en relación al delicado tema de celos de mi madre.
- Sí – reconocí abiertamente.
Jacob y yo nos miramos sonrientes.
- ¿Qué ha pasado en esa boda? – preguntó ella, riéndose.
- Lo que tenía que pasar. Nos besamos – contestó Jake sin cortarse un pelo.
Mis mejillas se encendieron. ¿Realmente era necesario contarlo delante de todos? Me sentía como si estuviéramos en uno de esos reality shows de la tele, sólo faltaban los vítores y los aplausos.
- ¡Ya era hora! – exclamó Em, carcajeándose.
Bueno, estaba Emmett.
- Pero lo fuerte ha pasado hoy – siguió Jake, haciendo caso omiso a la burla de mi tío.
- ¿Cómo que lo fuerte? – la cara de mi madre cambió de repente, casi parecía más pálida de lo normal.
- No te asustes, ¿vale? No van por ahí los tiros – le aclaró él, antes de que empezara a ponerse histérica -. Lo fuerte es que ella también está imprimada de mí.
Se hizo un corto silencio en el que todo el mundo parpadeó, perplejo y sorprendido. Al ver que nadie preguntaba, Jake siguió su explicación.
- Lo descubrimos con el beso de hoy, que fue mucho más… - se paró a pensar dos segundos y me miró. Le hice una mueca para que no se pasase -, mucho más… largo – suavizó -, y Nessie tuvo unas visiones que nos lo revelaron. Digo nos porque yo también las vi.
El rostro de Jake era el vivo retrato de la satisfacción y la felicidad, con una motita de orgullo personal. El mío iba a empezar a escupir lava de un momento a otro.
Mamá me miró atónita.
- ¿Estás… estás imprimada de Jacob?
Aferré la mano de éste – cómo la había echado de menos -, entrelacé sus dedos con los míos y me lancé, ya de tirados al río…
- Sí – reconocí -. Sabía que lo que sentía por él era muy fuerte, pero no me di cuenta hasta hoy de que era eso. Estoy imprimada de él desde el día en que nací y le vi por primera vez – revelé con algo de timidez -. Bueno, en realidad, ya le quería cuando estaba en tu barriga.
- ¿En mi barriga ya le querías? – mamá no daba crédito a lo que estaba escuchando, sin embargo, y para mi asombro, parecía gratamente sorprendida.
- ¿Quieres que te lo muestre? No sé cómo explicarlo con palabras.
Le pregunté por si acaso. Tampoco quería restregárselo, no dejaba de ser mi madre y la quería con locura. Sabía que debía de tener un lío de sentimientos encontrados en la cabeza – por un lado, era feliz por mí, y por otro, estaba celosa -, lo tenía que estar pasando mal y me daba pena.
- Claro – aceptó, toda sonriente.
Me despegué de Jake y ambas nos incorporamos para que pudiera ponerle la mano en la cara.
Le mostré cuando notaba que ella acariciaba su vientre para darme cariño y calor, pero que yo seguía sintiendo frío. Entonces, oía la voz cálida de Jacob, ya no tenía frío y mi pequeño corazón latía a mil por hora cuando estaba cerca. Ya le amaba, sabía que era mío.
Omití ciertos detalles, no quería que viese todo lo que sabía sobre su amor imposible hacia Jake y que se sintiese mal. Aparte de que mi padre también lo estaba viendo, claro.
- Es increíble – exclamó papá, alucinado -. Es como ver una ecografía, pero en movimiento, con sentimientos y sensaciones.
- Sí, es la primera vez que la veo en mi vientre – murmuró mamá, algo emocionada -. Qué pequeñita eras. No sabía que ya sintieras todo eso – me dijo, acariciando mi mejilla.
Sonreí al verla tan feliz y le cogí de la mano.
Seguí mi incursión mental, enseñándole el resto de mis visiones: cuando intenté tocar a Jacob y no pude, cuando estaba en los brazos de Rosalie y vi sus grandes e intensos ojos negros por primera vez, la imprimación de Jake, hasta que terminé con la escena de la mía. Yo giraba a su alrededor y él, a su vez, al mío.
Mis padres sonrieron, sorprendidos y maravillados. No era lo mismo contarlo con palabras, que ver las imágenes y comprender los sentimientos.
- No entendía muy bien cómo era esto de la imprimación, cómo ocurría y qué se sentía – admitió mi padre, fascinado -. Es impresionante este nivel de conexión y adoración.
- Pues ahora ya lo sabes – le respondió Jake, sonriendo con satisfacción -. Y en nuestro caso es el doble.
- ¡Yo quiero, yo quiero! – pidió Alice, dando palmaditas sin parar, de la emoción.
Puse los ojos en blanco, preparándome para las reposiciones que tendría que hacer. Y así fue. Tuve que ir uno por uno, mostrando el corto que mi mente ya había grabado. Empecé con Alice, pasando por Jasper, Carlisle, Esme, Emmett y terminé, al fin, con Rosalie.
- Esto ya me lo temía. Ahora lo entiendo todo – suspiró esta última cuando retiré mi mano de su rostro -. Yo ya sospechaba algo.
- ¿Tú? – cuestionó Jake -. Pero si tú no tienes ni idea de imprimaciones.
Me senté junto a Jacob otra vez y nos cogimos de la mano.
- Ya lo sé, idiota – gruñó. Después, su rostro adquirió un tinte de petulancia -. No obstante, sabía que había algo.
- ¿Por qué lo dices? – quiso saber mi madre.
- Yo fui la primera que lo vi todo – desveló mi tía.
- ¿Tú viste la imprimación de Renesmee? – le preguntó mamá.
- Más o menos. Cuando le estaba dando el biberón de sangre a Nessie, ella estaba bastante intranquila – empezó a explicar con una nota de resignación -. No lo tomaba bien, así que la levanté arriba y abajo varias veces para jugar un poco con ella, a ver si así se relajaba un poco – miró a Jacob y suspiró.
››Entonces, en una de las veces que la levanté, la niña se quedó embobada mirando algo, parecía maravillada, como si hubiera visto un diamante enorme y muy brillante. Me giré y vi que era él – señaló a Jacob con desdén -. Pensé que la reacción de Nessie se debía a la sed, que lo veía como un posible aperitivo, pues él estaba manchado con tu sangre por todas partes. Pero el muy tonto también la miraba de la misma forma y eso me chocó. Se acercó a ella sin dejar de mirarla y yo la aparté, no entendía nada, no sabía si la quería hacer daño. En cambio, y para mi asombro, ella extendió sus bracitos hacia él y se me revolvió un poco. Aún así, la mantuve alejada de él, seguía sin fiarme.
››Pero lo peor vino cuando él también los extendió hacia la niña. Nessie se puso a llorar como una loca y empezó a agitar las piernecitas, desesperada, se inclinó con sus pequeños brazos abiertos para que la cogiera. En ese momento, me di cuenta de que había algo extraño, aunque no era malo, más bien al revés – miró a mi madre como defendiéndose -. Por eso se la pasé, si no hubiera visto esa conexión entre ellos, esa especie de amor a primera vista, no lo hubiera hecho, créeme – mamá asintió para tranquilizarla; tenía una de esas sonrisas tontas cuando se escucha una historia bonita -. Además, la niña no paraba de llorar y yo no sabía qué hacer para que se callase; aparte de que el olor de tu sangre ya me estaba dominando otra vez y empecé a temer ser yo quien la hiciese daño.
››Cuando Jacob la cogió, la niña dejó de llorar automáticamente. Se quedaron un rato mirándose atontados. Luego, ella le puso la manita en la cara y él se sorprendió, después se quedó más atontado todavía. Yo no entendía nada, todavía no sabía lo del don de Nessie. Le debió de preguntar cómo se llamaba, porque él contestó: Jacob. No sé lo que le dijo después, él le sonrió con su cara de idiota, se sentó y empezó a darle el biberón. Para mi asombro, la niña tragó como una loca y se lo terminó en poco tiempo. Vi que no había ningún peligro, así que me quedé un poco más tranquila y me marché volando de allí hacia el bosque, para saciar mi sed.
››A partir de ahí, ya sabéis el resto. No había forma de separarles, me era casi imposible estar con ella sin que él estuviera rondando alrededor – le dedicó una mirada de resquemor a Jacob y después sonrió al resto del público.
- Me gustas – espetó Jacob.
- ¿Qué? – bufó Rosalie con cara de asco.
Jake puso los ojos en blanco.
- Tú no, estúpida – replicó él con el mismo gesto -. Me gustas, eso fue lo que me dijo.
- ¿Te dije eso? – le pregunté, mirándole sonriente.
- Sí. Bueno, no con palabras, claro, no sabías hablar, pero me lo hiciste saber – me respondió con otra sonrisa.
Vaya, qué lanzada era yo entonces.
- Ahora comprendo la metamorfosis que sufrió Nessie cuando se formó el cigoto – habló Carlisle, dirigiéndose a Jake -. Al final tenías razón, Jacob. Vuestro vínculo es tan fuerte, que la magia actuó y lo cambió todo.
- ¡Tachán! – exclamó Jacob, haciendo un gesto con los brazos -. ¡Magia de La Push!
- ¿Le ha pasado a alguien más? – inquirió mamá -. Quiero decir, que se hayan imprimado los dos.
- No. Según mi viejo, es la primera vez que se da un caso como el nuestro – contestó él -. Tendremos que hacerle una visita al Viejo Quil para ver qué nos cuenta.
- Billy nos dijo que era una imprimación mutua o algo así – seguí yo.
Todavía tenía grabado en la retina lo contentísimo que se había puesto cuando nos había visto juntos y se lo habíamos contado hacía apenas un par de horas. Sólo le faltó saltar de la silla y ponerse a bailar.
- ¡Ua! ¡Vaya tapón! – gritó Emmett de repente.
- Ponlo más alto, no se oye – protestó Jake, intentando cogerle el mando a distancia a mi tío, cosa que era imposible.
Em subió el volumen de la televisión para seguir viendo el partido de baloncesto. Al parecer, su nivel de atención hacia la conversación se había ido mermando a medida que avanzaba el juego.
- ¿Cómo van? - ahora Jacob se le había unido.
- 57 a 60 – le contestó Emmett sin quitar ojo a la tele.
- ¡Uf! Está muy ajustado.
Jacob se inclinó hacia delante sin soltar mi mano para ver mejor el partido, pero le pareció que estaba muy lejos de mí y volvió a apoyar la espalda en el respaldo.
- ¡Triple! – voceó Emmett, levantando los brazos en el aire.
- Mierda. Venga, venga – animó Jacob, como si los que salían jugando en la televisión fueran a oírle.
- Acabaremos dándoos una paliza – se mofó Em.
- ¿Qué dices? Este año jugaremos los Playoffs - aseguró Jake. Emmett soltó una de esas carcajadas que retumbaban en toda la casa -. Ya lo verás. El que ríe el último, ríe mejor.
- ¿Quieres apostar? – le provocó mi tío.
Me quedé mirándole embelesada durante su discusión de apuestas y baloncesto con Emmett. No me podía creer que por fin estuviéramos juntos, que pudiera coger su mano, abrazarle y besarle siempre que quisiera, después de la agonía que había pasado.
No obstante, mi rostro de felicidad cambió cuando lo giré y pillé a mis padres observándome con una expresión afligida, casi atormentada. Fue un instante, ya que sus semblantes se transformaron inmediatamente y los dos me sonrieron con real regocijo. Sin embargo, mamá seguía aferrando la mano de mi padre con fuerza.

Mientras la señora Smith explicaba su larga y tediosa lección sobre la Guerra de la Independencia, yo pensaba en Jacob. Tenía unas ganas horribles de que sonara el último timbre para salir y lanzarme a sus brazos, y eso que acababa de estar con él. Lo malo es que todavía estaba en la primera clase.
Suspiré y me dediqué a hacer garabatos en mi cuaderno.
Helen me pasó una de sus notitas, me la puso delante para que la viera bien, aunque ya me había percatado de sobra. La abrí y leí:

Suspiros, suspiros y más suspiros. Bueno, ya me estás contando lo que ha pasado con Jacob este fin de semana. Y no me digas que nada, he visto cómo os besabais en el coche.

Mi rostro sufrió un tsunami de sangre. Cuando lo giré para mirarla, Helen tenía sus ojos dorados falsos clavados en mí, expectantes.
Volví a suspirar, escribí en el mismo papel y se lo pasé.

Está bien, Jacob y yo estamos juntos, ¿contenta?

¡Quiero que me lo cuentes todo! ¿Cómo fue? ¿Cuándo? ¿Es que terminasteis enrollándoos en la boda?

Nos miramos y a las dos se nos escapó una risilla tonta.

Bueno, más o menos. El pase definitivo fue ayer.

De tanto ver baloncesto el día anterior, ya se me había pegado algo.

Ya verás cuando se entere Brenda, ja, ja. No le digas nada. Podías darle una “sorpresita” al salir de clase.

Me parecía un poco maquiavélico, pero después de todo lo que se había alegrado cuando Jake y yo nos habíamos alejado…

Sí, puede que lo haga.

Volvimos a reírnos, esta vez un poco más alto. La señora Smith se dio cuenta y paró su explicación.
- Señorita Cullen y señorita Spencer – escondí la nota en el bolsillo de mi chaqueta. Toda la clase se giró para mirarnos -. ¿Tienen algo de lo que reírse? Porque si es así, podían compartirlo con todos, ¿no les parece?
- No, no – respondimos a la vez.
- Bien – se giró, mirándonos con advertencia, y siguió su aburrida explicación en la pizarra.
Nos miramos otra vez, mordiéndonos el labio, sonrientes, y nos concentramos en la lección.
El resto de clases pasaron excesivamente despacio. En el almuerzo no le dijimos ni una palabra a Brenda, y tampoco a las gemelas, para que no se les escapara.
Cuando por fin sonó el último timbre, tuve que reprimir mis enormes ganas de salir corriendo por el pasillo hacia Jacob. En vez de eso, me quedé con Helen, esperando al resto de nuestras amigas para que saliéramos todas juntas. Quería ver la reacción de Brenda.
Podía olerle a medida que llegábamos a la puerta. Mis mariposas ya no podían más, iban a salir volando de un momento a otro para llevarme junto a él. Nada más traspasar el umbral, Brenda ya se puso en acción. Se abrió la chaqueta, tonteó con el pelo y le echó unas cuantas miraditas.
Jacob me estaba esperando apoyado en su moto, con su camiseta marrón y sus pantalones vaqueros cortos. Estaba tan guapo… Nada más verme, me enseñó su espléndida sonrisa.
Ya no aguantaba más.
Sin despedirme de mis amigas, salí disparada hacia él. Tuve que frenarme para no correr como un semivampiro.
Tiré mi mochila al suelo para abalanzar mis brazos a su cuello y él me abrazó con vigor, apretándome contra su cuerpo. Nos empezamos a besar con entusiasmo, habían pasado demasiadas horas sin vernos.
Sus labios ya eran un afrodisíaco para mí, era imposible soltarlos. No podía creerme lo tonta que había sido todos estos meses al evitarlos. Sólo sentir su tórrido aliento en mi boca, ya me hacía estremecer. Había desperdiciado mucho tiempo y me había perdido un montón de besos.
Bueno, todo era cuestión de recuperarlos…

Esta historia cuenta con los derechos correspondientes. Team Nessie & Jacob tienen la autorización de la autora para publicar la novela.¡NO COPIES EL CONTENIDO!

6 comentarios:

  1. muy bueno!!!!!!!!!genial....cada vez mejor....(andres)

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  2. Hermoso capi, me encantoooo!!! quiero mas!!!! eres la mejor escritora Tean Nessi que he leido, sos genial estubo exelente...Saludos desde Argentina...FLOR

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  3. dios! Esta super padre. Que imaginacion!

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  4. que lindooooooooooooooooo! m mori muertaaaaaaaaaaaa! ^^ hey tamara sos una grosa! mi hermana piensa lo mismo! el mejor final d la novela lo diste vos sin lugara dudas! sin vos el final d la saga no hubiera sido igual! te qelemosss!
    Sol y Caro

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  5. guau esto esta genial soy fani no. 1 de nessi & jake jajaj bye bye edward y bella...

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  6. Me en canto este capitulo no puedo esperar a lee el siguiente

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