JACOB
Jake, el señor Berty no ha venido y he salido primero.
No he podido avisarte, porque estabas patrullando,
así que Emmett me ha venido a buscar. Voy a hacer un recado y luego te espero en nuestro tronco.
Te quiero.
Nessie.
Volví a releer la nota que me había traído Seth. ¿Por qué demonios no me había llamado a mí para que fuera a buscarla? Me hubiera dado tiempo de sobra. Además, le había dicho que hoy por la tarde iba a estar en nuestra casa, ¿es que no se acordaba? Y encima, en vez de llamarme, me mandaba una nota.
- ¡Qué chica! – resoplé.
Inserté el papel en el bolsillo de mi pantalón y tiré el serrucho en el suelo mientras miraba el teléfono que habíamos instalado en el salón, con irritación. ¿Para qué lo habíamos puesto?
- Oye, Jake, ¿dónde ponemos esto? – me preguntó Shubael, portando una de las ventanas nuevas, junto a Nathan y Cheran.
- Ah - tuve que bajar de mi nube negra -, dejadlas ahí, al lado de la chimenea.
- Vale.
Los tres las dejaron en su sitio y empezaron a medir los huecos de las ventanas.
Me acerqué a la silla, que hacía las veces de mesita para poner el teléfono, y miré si había alguna llamada registrada.
Nada de nada.
Suspiré por las narices.
- Tíos, lo dejamos por hoy – anuncié -. Tengo que ir a buscar a Nessie.
Pasé de dar más explicaciones, no me apetecía.
- No te preocupes, márchate tranquilo – me dijo Nathan -. Nosotros nos quedamos a terminar esto y nos vamos.
- Sí, ya que hemos cargado con las ventanas… - siguió Cheran.
- Bueno, vale. Como queráis – acepté sin problemas -. Gracias, tíos. Nos vemos mañana.
Ya ni me escuchaban. Estaban sumergidos en una conversación de carpintería parecida a las salen en esos programas de la televisión. Sólo les faltaba el peto y la gorra.
Me hicieron un gesto de despedida con la mano y me giré sin más para dirigirme al vestíbulo.
Me di cuenta de que mi camiseta negra estaba hecha un asco, llena de serrín, polvillo y virutas, así que me la quité y la dejé en el pomo de la recientemente puesta barandilla de la escalera. Total, tenía que cambiar de fase para ir a casa de los Cullen, porque ya era bastante tarde y no me daba tiempo a llegar con el coche.
Si me hubiera llamado, habría tenido más tiempo…
Salí de la casa y fui a la parte posterior. Me escondí detrás de un árbol para desnudarme, sacudí los pantalones y los até a mi cinta de cuero, dejé las deportivas junto al tronco y me transformé.
Mientras volaba a cuatro patas, le pedí el informe a Leah para ver cómo iban las cosas por el bosque. Todo estaba tranquilo, al igual que por la mañana, cuando estaba Seth. Ahora que Sam estaba con lo que estaba, él ocupaba su lugar. No hubo protestas, el linaje es el linaje, y Emily había terminado por contar lo de su enfermedad – no sé por qué me molesté en soltar aquella trola que toda la manada se había creído -, así que todos habían aceptado el nuevo y temporal cargo de Seth sin rechistar, él incluido.
Enseguida divisé el bosque de los Cullen y apreté el galope. En dos minutos, me planté en el árbol donde siempre me vestía y cambié de fase otra vez.
No sabía si Nessie ya estaría esperándome, así que, por si acaso, corrí entre el follaje para llegar lo antes posible, no quería que me esperase sola.
Aminoré el paso cuando por fin llegué a nuestro tronco y vi que aún no había llegado, aunque sí que había alguien sentado.
- Hola, Bells, ¿qué haces aquí? – saludé, sonriente.
- Estaba dando un paseo y me senté un rato – explicó con una sonrisa mientras se frotaba las manos sin parar -. ¿Y tú?
- He quedado aquí con Nessie – le contesté, sentándome a su lado -. ¿Dónde está Edward? – mis ojos no pudieron evitar clavarse en el neurótico movimiento de sus dedos -. ¿Por qué estás tan nerviosa? ¿Es que ha pasado algo? – quise saber, poniéndome en pie -. ¿Alice ha tenido una visión?
Sus pupilas me miraron un tanto sorprendidas y luego sonrió.
- No, no – se rió con una voz cantarina -. Sólo me frotaba las manos, eso es todo – y las guardó en los bolsillos de su chaqueta -. Edward ha ido a cazar, pero a mí no me apetecía mucho, así que me quedé por aquí – aclaró.
Suspiré y me volví a sentar en el tronco, junto a ella.
Eché un vistazo a los árboles para ver si veía llegar a Nessie, pero nada. Ya se estaba retrasando, ¿qué recado iría a hacer?
- ¿Qué tal tu tarde de patrulla? – me preguntó, mirando mi torso -. ¿Has matado muchos vampiros?
- Ah, no vengo de patrullar.
- ¿Ah, no?
- No. Vengo de chapucear en nuestra casa. Estamos poniendo las ventanas y eso – le aclaré, escudriñando otra vez el boscaje.
¿Por qué tardaba tanto?
- ¿Está quedando bien?
- ¿Eh? Ah, sí – mi vista no encontraba nada entre los árboles -. Nessie está sacando muchas fotos de la obra. Ya te las enseñaremos para que veas la casa.
Mi rodilla empezó a moverse arriba y abajo con rapidez.
- Casi preferiría que me la enseñarais cuando esté terminada.
- Como quieras. Ya te mandaremos las fotos por Internet.
Estaba tardando demasiado. Esto ya no me gustaba ni un pelo. Nessie solía ser puntual, además, en la nota me había puesto que me esperaba y, ¿dónde estaba? ¿Y si le había pasado algo? Ese asqueroso licántropo seguía por ahí…
- Renesmee no va a venir – soltó, interrumpiendo mis agitadas cavilaciones.
Giré mi careto de confusión para mirarla y metí la mano en el bolsillo de mi pantalón.
- Yo escribí la nota – me confesó, agachando la mirada mientras volvía a frotarse las manos sin parar -. Llamé a Seth para que viniera. Le dije que Renesmee había estado por casa y que me la había dado para que él te la entregase.
Saqué el papel y lo leí de nuevo.
- Pero… es su letra… - musité sin dejar de observarlo.
- La copié de uno de sus cuadernos. Se me da bastante bien, por lo visto.
Noté cómo las cejas se me caían poco a poco hasta que se me incrustaban sobre los ojos.
- Ya lo veo – mascullé entre dientes. Arrugué el papel y lo guardé de nuevo en el bolsillo. Lo hubiera tirado al suelo, pero no me gustaba dejar basura por el bosque -. ¿Dónde está Nessie? – interrogué, levantando la vista para clavársela a ella con irritación.
- Está en clase, no te preocupes – me respondió con una sonrisa, en un intento de calmarme.
- ¿Y por qué has hecho esto, Bella? Me has engañado – le acusé, indignado.
- Quería quedar contigo a solas y esta era la única manera de que vinieras – se defendió, mirando al suelo.
Iba a decirle que podía quedar conmigo cuando quisiera sin que hiciera falta ningún truco barato, pero yo mismo me di cuenta de que la estaría mintiendo. Además, algo en su frase captó más mi atención.
- ¿A solas?
- Sí, hace mucho que no estamos a solas para charlar, ¿no te parece?
Aquí había gato encerrado.
Algo me decía que tenía que pirarme de allí ya. Cuanto más observaba sus inquietas manos y su rostro enfrascado en el mío, más me lo parecía. Pero el imbécil de mi siguió sentado, con los brazos cruzados.
- Antes hablábamos mucho – empezó ella, al ver que yo no decía nada -. Y ahora apenas te veo – murmuró.
- Bueno, las cosas han cambiado un poco, Bella.
- Sí, ese es el problema – musitó con los ojos cerrados -. Desde que apareció Renesmee, ya no me haces caso, siempre estás con ella.
¿Qué? ¿A qué venía eso?
- ¿Qué te pasa? – inquirí, frunciendo el ceño otra vez.
Nada más hacer la pregunta, me arrepentí.
Sus ojos intentaban encontrar una correspondencia en los míos de una forma desesperada.
- No sé qué me pasa – declaró nerviosamente -. Sólo sé que tú y yo teníamos una conexión, y cuando Renesmee nació, todo se acabó. Es como si se lo hubiese quedado todo para ella.
Lo había estado eludiendo todo el tiempo, no quería verlo, me lo negaba a mí mismo, pero todo era verdad. Nessie tenía razón desde el principio. La pulsera nunca fallaba. Bella estaba celosa. Celosa de ella. Y todas esas cosas que me contaba de su madre eran ciertas. Ahora que lo tenía delante, lo veía con claridad. Empecé a sentirme realmente incómodo y la sensación de que debía marcharme de allí aumentó el doble.
- Creo que es mejor que no sigamos con esto – le interrumpí, poniéndome de pie -. Me voy a buscar a Nessie.
- Te quiero, Jake – espetó, levantándose detrás de mí.
- Sí, yo a ti también, Bells – le dije, echando el pie hacia delante para comenzar a andar.
Ni siquiera me enteré. En un plis, la tenía enfrente de mí y tuve que pararme de sopetón.
- No me has entendido – musitó con impaciencia, continuando con esa obsesión por sus manos -. Sigo… Sigo enamorada de ti.
Me quedé paralizado, mirándola estupefacto.
¿Qué? ¿Cómo? ¿Que ella seguía qué…? ¿De mí?
- ¿Qué estás diciendo? – murmuré sin creérmelo.
Bella empezó a pasear delante de mí, inquieta.
- ¿Recuerdas cuando me dijiste que eras capaz de manejar las sombras, pero no de luchar contra un eclipse?
¿De qué iba todo esto?
- Sí, bueno, ¿y qué pasa?
De pronto, se paró y se quedó a un paso, mirándome fijamente.
- Que haya un eclipse, no quiere decir que el sol no siga ahí – manifestó con certidumbre -. Y tú siempre estás ahí, Jake. No consigo quitarte de la cabeza.
- Oye, sé que estás pasando un mal momento porque no puedes ver a Renée y todo eso – reseñé -. Y ahora te viene el golpe duro de tener que alejarte también de Charlie y de Nessie…
- Y de ti – añadió, cortándome.
- Bueno, vale, y de mí – asentí -. Es evidente que eso te preocupa, sería muy fácil confundir los sentimientos, ¿no crees? – argumenté.
- Esto no viene de ahora, Jacob.
- Pues no te sigo – admití.
- Al principio, cuando me enteré de que te habías imprimado de Renesmee, me enfadé mucho contigo, estaba celosa de ti porque, de alguna manera, me robabas mi papel – empezó a explicar, moviéndose sin parar -. Pero no era sólo eso y, con el tiempo, me he dado cuenta de la verdad.
››También estaba enfadada contigo por haberte imprimado de ella, no porque fuera mi hija y fuera un bebé, aunque he de reconocer que al principio eso también me chocó, sino porque, de algún modo, me habías cambiado por ella. Resulta que me despierto en mi nueva vida, y mi mejor amigo ya no está enamorado de mí, de repente, su único mundo es mi hija. Solamente tenías ojos para ella, siempre pendiente de ella, a todas horas con ella. Y entonces, me encuentro con que la que me había robado el papel era ella, ¿no es irónico? – se rió con amargura -. Nunca he soportado que ella se quedara contigo, es como si me hubiera robado mis sentimientos y los hubiese hecho suyos.
¿A dónde quería llegar? Mi boca hubiera chocado con el suelo, si no fuera porque tenía los dientes apretados. Y, además, no sabía si quería seguir escuchando su historia.
Bella seguía paseando con inquietud, gesticulando con las manos y los brazos sin parar.
- En aquel entonces, yo no me daba cuenta de eso, claro. Cuando me convertí, me creía perfecta, tenía el ejemplo de la perfección en Edward, y había esperado tanto para esto, lo había deseado tanto, para estar con él para siempre sin que nada se interpusiera entre nosotros. Todo era tan nuevo y maravilloso para mí, que, sin darme cuenta, yo misma eclipsé otras cosas que ya no me parecían tan importantes, y, sin saber por qué, me empeñé en hacerlo sobretodo contigo. Pero contigo no ha funcionado del mismo modo, ahora lo sé.
››Cada vez que me venía a la cabeza que algún día tú y Renesmee podríais estar juntos, evitaba imaginarlo constantemente, me decía a mi misma que era demasiado pronto para pensar en eso, y era cierto, ella todavía era una niña. Así que no le di importancia, y la verdad es que pasó a un segundo plano. Además, la visita de los Vulturis me tuvo bastante distraída y preocupada, en lo único en lo que pensaba era en que Renesmee y tú os salvarais y en estar junto a Edward hasta el final. Sin embargo, los Vulturis se fueron y la calma, la rutina, llegó a casa. Tú venías todos los días para estar con Renesmee, y yo seguía evitando el tema. Todo iba muy bien, por primera vez, las cosas parecían estar en el sitio que les correspondía. Hasta que un día Renesmee me confesó una cosa. Esa fue la primera vez que noté algo raro en mí.
››Fue un mes después de que los Vulturis se marcharan, y fue la época en la que empezaron a venir todos aquellos vampiros a visitarnos para conocer a la niña. Renesmee te estaba esperando en el porche, sentada en uno de los escalones. Estaba muy preocupada porque estabas tardando más de la cuenta, sabía que esos vampiros no eran vegetarianos, que iban por La Push y que vosotros les estaríais dando caza, así que salí y me senté con ella para jugar y tenerla entretenida. Pero todo lo que hacía era inútil, ella seguía con la mirada clavada en el bosque, esperando a que aparecieras de entre los árboles. Le dije que no se preocupara, que todo iba a salir bien, y ella por fin reaccionó. En aquel entonces, seguía sin hablar demasiado y me colocó la manita en la mejilla para dejarme ver. Yo estaba acostumbrada a verte en su mente todo el tiempo, pero lo que vi en esa ocasión me dejó completamente atónita, no me lo esperaba para nada. En las imágenes que me mostraba, salías tú, como siempre, pero ella estaba tan preocupada, que también me dejó ver un sentimiento diferente al de normalmente. Aquel sentimiento que percibí era amor, no podía creerlo, ella estaba enamorada de ti, sólo que era tan pequeña, que ella era incapaz de reconocer ese sentimiento. ¿Cómo podía estarlo? Era tan sólo una niña. Entonces, todo aquello en lo que no había querido pensar se me vino encima a la cabeza como un jarro de agua helada y me hizo sentir extraña, desconcertada.
››Después, llegaste tú. En cuanto Renesmee te vio, se puso de pie y saltó a tu cuello. Tú alzaste los brazos y la levantaste mientras dabais vueltas y os reíais. Luego, te dio un beso y te abrazó muy fuerte. Me fijé en su rostro mientras estabais abrazados e inspiraba tu efluvio. Su carita era el reflejo de la felicidad absoluta, como la tuya, y volví a sentirme rara, confusa. Sin embargo, no quise darle importancia. Volví a achacar esos sentimientos a mis celos hacia ti, a una sobreprotección maternal, y me empeñé en verte como un primo, un hermano mayor para Renesmee. Todo iba muy bien, ya que actuabas así. La cuidabas, jugabas con ella, la ayudabas con los deberes, la llevabas de caza..., todo funcionaba. Durante estos años, mi vida ha sido absolutamente perfecta, y las cosas parecían estar en su sitio. Pero todo cambió hace unos meses, cuando ella se hizo mayor.
››Tu manera de mirarla se transformó por completo. Empezaste a mirarla de una forma diferente que trastocó el velo que me había puesto a mí misma. Ya no la mirabas como a una prima o una hermana pequeña. La mirabas como a una mujer, la tratabas como a una mujer. Y fue peor cuando ella empezó a mirarte del mismo modo, con esa adoración mutua, ese amor, ese deseo…
››Y entonces, todo lo que había sentido aquel día en el porche con Renesmee resurgió sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo. No sabía qué me pasaba, pero cada vez que os veía, me sentía extraña, enfadada, y, sobretodo, desconcertada, me sentía como si me faltase algo. Hasta que Renesmee me enseñó aquellas imágenes tuyas durmiendo en su cama. Cuando vi cómo te acariciaba, cómo te miraba, cómo te deseaba, me volví completamente loca y me sorprendí a mi misma sintiéndome celosa. Mis celos y mis verdaderos sentimientos estallaron como una bomba.
››Intenté darle una explicación, puesto que creía que ya no sentía nada por ti, que eso era una debilidad humana que se había curado con mi transformación y que solamente te quería como a mi mejor amigo, pero no la encontraba. Hasta que me di cuenta del por qué, de por qué siempre me empeñaba en verte como a un hermano para Renesmee, de por qué evitaba pensar en vosotros cuando ella creciera, de por qué te había eclipsado desde el principio, de por qué estaba celosa. Era porque seguía sintiendo algo por ti. Algo que no era sólo amistad y que no quería aceptar. ¿Cómo iba a sentirlo después de haberme transformado en un vampiro por Edward? Él era todo lo que quería, lo amaba con toda mi alma, era la mujer más feliz del mundo a su lado, ¿cómo iba a querer otra cosa? Era imposible. Pero no me quedó más remedio que admitir la verdad. Yo no soy perfecta, porque la perfección no existe, y los sentimientos no se pueden resetear. Cada vez que te veo con Renesmee, me doy cuenta – su mirada se alzó para clavarse en la mía -. Te sigo amando, Jake. Sigo enamorada de ti, siempre lo he estado.
Me volví a quedar atónito, con la mandíbula colgando y las cejas hundidas sobre los ojos.
Esa mujer que había amado con toda mi alma hace unos años, por la que habría dado mi vida sin pensarlo – de hecho había estado apunto de darla -, y que me había hecho tanto daño, ahora me venía y me decía que seguía enamorada de mí. Hace siete años habría dado mis riñones por escuchar eso, incluso después de su boda, pero ahora…
Ahora yo ya no estaba enamorado de ella, no la amaba, al menos no de ese modo. La quería, sí. Igual que quería a Rachel, Rebecca, incluso a Leah, era el mismo sentimiento de amistad o hermandad. Ni siquiera se parecía a aquella chica que había conocido. Era Bella, sí, pero sin serlo. Esos ojos ambarinos que ahora me miraban buscando una respuesta, no eran sus ojos. Su rostro, del que ella se sentía tan orgullosa creyendo que era tan hermoso, no era el suyo, no del todo. Ni su olor. Ahora era un zombie, un muerto viviente maquillado con esa tez blanca e impoluta, pero muerto viviente al fin y al cabo. Incluso su personalidad había cambiado un poco.
Aunque no había dejado de amarla por eso. Era por Nessie. Yo amaba a Nessie. No era sólo la imprimación, estaba locamente enamorado de ella, más de lo que lo había estado de Bella en aquellos tiempos. Mucho más, infinitamente más. Porque sin Bella habría sobrevivido tarde o temprano, mejor o peor, habría aprendido a vivir sin ella, aunque me hubiese costado. Pero no sin Nessie. Ella era lo más grande que me había pasado nunca, era mi ángel, el amor de mi vida, mi mejor amiga, mi compañera, su alma era el complemento de la mía para que fuéramos una sola. Estar separado de ella me hacía daño, tanto, que lo sentía físicamente. Ya lo había comprobado aquellos cuatro meses en los que ella se había empeñado en alejarse de mí.
Sin embargo, ¿qué se supone que tenía que hacer? Vale, era mi amiga y no quería herirla, pero, ¿qué la podía decir? Tenía que decirle la verdad, ¿no?
- No… no sé qué decir, Bella – murmuré, rascándome la nuca, incómodo -. Bueno, quiero decir, que me siento halagado y eso, pero yo no siento lo mismo por ti – reconocí, intentando darle a mi voz un tono suave que no lacerara sus sentimientos -. Mi corazón sólo le pertenece a Nessie, lo sabes.
- Y tú sabes que se puede querer a dos personas a la vez – afirmó con convicción.
- No es mi caso – le aseguré.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Porque lo que yo siento por Nessie va más allá, ¿entiendes? – suspiré para tomarme un tiempo, a ver si se lo podía explicar bien, era bastante difícil hacerlo con palabras sin hacerla daño -. Los dos estamos imprimados, pero no es sólo eso. También estamos enamorados, no podríamos vivir el uno sin el otro. Y además estamos conectados, tenemos un vínculo muy fuerte.
- Tú y yo también estábamos conectados – objetó.
- Sí, pero no de este modo, esto es totalmente diferente, es… literal – empecé a aclararle -. Mi vínculo con Nessie es algo físico y espiritual. Ella es mi complemento, mi compañera, somos dos piezas exclusivas que encajan a la perfección. Y no habría otra pieza para mí, ¿comprendes? Podría existir una pieza parecida, pero no sería la perfecta, como ella. Yo estoy hecho para ella y ella está hecha para mí. Incluso es un metamorfo como yo y tiene instintos lupinos por nuestro vínculo, ¿no lo ves?
- Pero eso no quiere decir que no puedas sentir algo por otra persona, y tú y yo estábamos conectados, éramos almas gemelas – insistió.
Arg. Esto era más complicado de explicar de lo que pensaba. ¿Cómo podía hacerlo sin herir sus sentimientos? Eso iba a ser misión imposible.
- Sí, pero no del todo. Nos faltaba un poco para serlo completamente, y ese poco lo tiene Nessie. Ella es mi alma gemela de verdad, literalmente – maticé otra vez -. Enamorarnos fue tan fácil y tan natural como respirar. Por eso todo sucedió como sucedió, era el destino. Las cosas tenían que pasar de ese modo para que yo la conociera. Tú amabas más a Edward, ¿no lo ves, Bella? Lo escogiste a él porque no éramos almas gemelas del todo, tú y yo no estábamos destinados de ese modo. Lo vi todo claro cuando nació Nessie. Cuando la vi y me imprimé, todo encajó en su sitio.
- ¿Quieres decir que yo sólo fui un mero instrumento para ti? – quiso saber, un poco decepcionada.
¿Cómo podía dudar de mí, después de todo lo que había pasado por ella?
Opté por recalcarle lo que ella ya sabía de sobra, no me gustaba andar con medias tintas. Cuanto antes cortara esto de raíz, mejor.
- No, claro que no. Yo te quería, te amaba de verdad y lo sabes. Pero en algo tienes razón, cuando Nessie nació, sólo tenía ojos para ella, la imprimación es algo muy fuerte, la pulsión que te atrae hacia esa persona es muy potente. Por supuesto, podía haber elegido pasar de mi imprimación y largarme, aunque eso me hubiera matado, pero decidí quedarme con ella. Además, cuando despertaste, tú ya no eras la Bella que yo conocía y amaba, eso también contribuyó bastante, la verdad. Sin embargo, no fue sólo por mi imprimación, ni por tu cambio. Cuando Nessie creció, me enamoré locamente de ella como nunca antes lo había hecho, nunca he sentido esto tan fuerte por nadie, ni siquiera por ti.
Noté que mi respuesta había sido un golpe duro para ella. Pero, ¿qué se esperaba? No entendía nada.
- Sin embargo, si te hubiese escogido a ti, Renesmee no habría nacido y tú y yo estaríamos juntos – murmuró, bajando la mirada con rabia.
Sabía que no lo decía en serio, que era fruto de la impotencia o lo que fuera, pero que ella hablara así de Nessie me dolió.
- No digas eso – no pude ocultar mi molestia.
- Yo podría haber sido esa pieza parecida y hubiéramos sido felices, porque ella no habría existido, nunca hubiera habido pieza perfecta – espetó, arrastrando las palabras con coraje.
- Basta – gruñí.
- Si ella no hubiera nacido, tú habrías seguido luchando por mí, es la verdad, Jake – soltó como alegato.
Me rechinaron los dientes.
- Si ella no hubiera… existido – mi boca se negaba a mencionarlo -, tú habrías elegido a Edward igualmente, te hubieras convertido en un vampiro y yo estaría vagando por ahí como un lobo para siempre, Bella.
Subió su rostro de piedra para mirarme con sorpresa y después sus ojos se entornaron suspicaces.
- Lo habrías hecho para olvidarte de mí – afirmó, curvando su labio hacia arriba con petulancia.
¿Es que eso le hacía gracia?
- Sí – reconocí -, pero no habría seguido luchando por ti, ni siquiera seguiríamos siendo amigos.
La sonrisa se le quedó despanzurrada en la cara.
- A lo mejor a mí me hubiera gustado que lo hubieras hecho – susurró.
Mejor dejarlo aquí. Era una tontería seguir hablando de esto. Yo iba a terminar haciéndola daño, o peor, puede que incluso peligrara nuestra amistad.
- Es mejor que no sigamos con esto – afirmé, dando un paso al frente para esquivarla.
- ¿Por qué? – me detuvo, poniéndome su mano congelada en el pecho, lo cual me hizo pegar un pequeño bote.
- Porque no vas a escuchar la respuesta que quieres oír – le contesté, apartándole la mano.
- ¿Cuál es?
- No quiero hacerte daño – le avisé.
- ¿No sientes nada por mí? – insistió, estudiándome con la mirada -. ¿No queda nada de aquello?
- No.
Se hizo un silencio incómodo.
- Pues yo no quiero perderte – murmuró, apretando los párpados.
¿Por qué me venía con estas ahora? Sabía que yo estaba enamorado de Nessie. Estaba diciéndole eso al novio de su hija, ¿no se daba cuenta de lo violento que era esto para mí? Yo era… bueno, es decir, sonaba muy raro, pero ella era mi suegra, prácticamente, y yo su futuro yerno. Además, también estaba Edward, al que no tenía intención de dejar, o al menos, eso me parecía. ¿Qué se proponía entonces?
- Sabes que no va a durar para siempre – espetó de repente.
- ¿Qué? – mis ojos se entornaron sin comprender, sombreados por mis cejas.
- Bueno, no me gusta pensar en eso todavía, pero ambos sabemos que ella… no es inmortal – le costó terminar la frase -. ¿Qué vas a hacer cuando Renesmee envejezca?
- Lo mismo que si fuera humana del todo. Dejaré de transformarme y envejeceré junto a ella – le aclaré -. Yo también puedo ser mortal.
- Pero no sabemos cómo lo hará, Jake – murmuró con desazón. Sin duda, también estaba preocupada por eso -. Su crecimiento fue muy rápido, ¿qué pasará si su envejecimiento es similar? Cuando tú dejes de transformarte, envejecerás a un ritmo humano y ella…
- No sé qué pasará, Bella – le corté, un poco incómodo por tener que pensar en esa situación que esperaba tan lejana y que no sabía por qué venía al caso -. Sólo sé que yo moriré junto a ella – afirmé con firmeza -. No pienso vivir en este mundo sin Nessie.
- ¿Te… quitarás la vida? – musitó con horror.
No sé de qué se sorprendía tanto, ella habría hecho lo mismo por Edward.
- Sin ninguna duda – confirmé.
- Yo…, bueno, había pensado que tú quizás… podías venirte con nosotros cuando Renesmee… - se negó a decir la palabra -. No tendrías que envejecer nunca…
- Sabes que eso no es posible, Bella.
- ¿Por qué?
- Mi vida sin ella ya no tendría sentido – declaré -. No ahora que he experimentado lo que es la felicidad a su lado. Además, tendremos una vida plena, con hijos, nietos y eso. Cuando fallezcamos, ya habremos cumplido con nuestro ciclo en este mundo y estaremos juntos en el otro.
Eso pareció ofenderle también.
- Yo ya no podré tener más hijos… - murmuró para sí misma con una mezcolanza de pesadumbre y rabia, cerrando los ojos. Entonces, los abrió de repente -. ¿Y si fuera todo lo contrario? ¿Y si tú envejecieras antes que ella? – interrogó a modo de queja -. ¿Dejarías que ella se quitara la vida por ti?
¿Por qué me hacía tantas preguntas sobre esto? Ya estaba empezando a cansarme.
- ¿Es una prueba? – le pregunté.
- ¿Cómo? – sus ojos se entrecerraron, confusos.
- Que si es una prueba. Porque yo estoy locamente enamorado de Nessie y no creo que tenga que demostrártelo – le advertí.
- No. No es ninguna… prueba. Eso ya lo sé…
- ¿Es que estás pasando una mala racha con tu marido?
Utilicé el término marido para que le diera un repaso a su estado civil, por si se le había olvidado.
- Edward y yo estamos muy bien, mejor que nunca – me respondió, un tanto molesta por mi intencionada terminología -. Estamos tan enamorados como siempre, y no pienso abandonarle, si es eso lo que te preocupa.
¿Y entonces para qué me decía que seguía enamorada de mí a estas alturas de la vida? ¿Qué quería de mí?
- Bueno, pues ya está – volví a levantar el pie -. Voy a buscar a Nessie.
No me dejó avanzar otro paso.
- Espera, no te vayas, por favor – imploró con ansiedad, sujetándome por los hombros.
Sus manos estaban tan heladas, que me dio otro respingo. Ella se dio cuenta y las apartó, o tal vez mi piel estaba demasiado ardiente para la suya.
- ¿Qué te pasa? No te entiendo – admití, entornando los ojos con extrañeza -. ¿Por qué me dices esto ahora?
- Porque te echo muchísimo de menos, Jacob, no sabes cuánto – confesó, caminando con nerviosismo -. Creía que al transformarme me olvidaría de ti, pero me equivoqué.
- Pero tienes todo lo que querías, ¿no? – intervine -. Esta es la vida que querías, la que escogiste. Tú querías que sólo fuéramos amigos, que yo formara parte de tu familia, y lo somos. Además, tú misma lo has dicho antes, estás enamorada de Edward, le quieres.
- También estoy enamorada de ti – afirmó, implorándome con los ojos.
La misma historia de siempre. Qué cansancio.
- ¿Y qué pasa con Nessie? – mi indignación iba subiendo conforme salían mis propias palabras -. ¿Es que no te importa lo que le estás haciendo?
- Ella es lo más importante para mí, jamás le haría daño – me contestó con firmeza. Luego, bajó la mirada -. Por eso estoy pasando este calvario, no sabes lo mal que lo estoy pasando, Jake. Cada vez que te veo y me invaden estos sentimientos, me odio a mí misma – admitió con pesadumbre, escudriñando el suelo como si hubiera perdido algo -. No te imaginas lo mucho que me odio por tener celos de mi propia hija, por desear lo que ella tiene, por saber que nunca lo podré tener porque es para ella, por estar feliz por ella y, a la vez, envidiar lo que es suyo… - izó sus ojos hacia los míos con un matiz que juraría que era anhelo -. Pero no puedo evitar sentir todo esto por ti, cada vez que te veo, me invaden los recuerdos…
- ¿Y Edward? Ahora que me has dicho esto, sabes que se va a enterar cuando me lea la mente, ¿acaso no te importa que sepa que me quieres a mí también?
Aunque ese chupasangres era tan idiota, que era capaz de enterarse y pasar del tema sólo por verla feliz.
- Edward lo sabe todo desde hace tiempo, pero lo único que quiere es verme feliz – murmuró, agachando la mirada -. Sabe lo mal que lo estoy pasando, ya hemos hablado de esto. Yo misma le he contado lo que iba a venir a hacer aquí, no quería engañarle.
Sí, definitivamente, era idiota, tonto de remate. O era demasiado bueno, o simplemente sabía que yo sólo amaba a Nessie y estaba tranquilo, yo qué sé. ¿Es que ese tipo no tenía sangre en las venas o qué? Bueno, en realidad, claro que no la tenía.
- También me odio a mí misma por fallarle otra vez, aunque él sabe que jamás le dejaría, jamás me iré de su lado. Le amo por encima de todo, como a Renesmee. Hacerle daño a Renesmee o a Edward sería lo último que haría en mi vida.
- ¿Y qué es lo que quieres, Bella? – no pude evitar conferir una nota de cansancio a mis palabras, ya hartas de todo esto -. ¿Para qué me lo dices, si tú quieres más a Edward y sabes que yo amo a Nessie? No te entiendo – reprobé.
- Tenía que decírtelo – empezó a dar paseíllos otra vez sin parar -, necesitaba desahogarme, sacar todo esto que llevaba dentro antes de que nos marcháramos a Alaska, tenía que despedirme de ti, de lo que significas para mí. Es como si sacándolo todo fuera, lo dejara aquí y me librara por fin, ¿comprendes?
Algo me decía que eso no le bastaba y que era mejor que me fuera de allí.
- Bueno, pues ya me lo has dicho, ¿no? Ahora ya te has desahogado y está todo aclarado – manifesté un poco más alegre para quitarle hierro al asunto -. Ya puedes irte tranquila a Alaska. Además, ya os hemos dicho que iremos a visitaros, y vosotros podéis venir cuándo queráis.
- Sí, pero aún así, no me voy tranquila – objetó -. Me falta una cosa…
Lo sabía.
- No veo qué problema hay, ya tienes todo lo que quieres. Tú eres feliz, yo soy feliz…
- No, no tengo todo lo que quiero – me contradijo -. Me gustaría tenerte a ti también, pero eso es imposible, eso es lo que me mata – manifestó sin dejar de mover sus pies -. Edward es el amor de mi vida, siempre lo será, pero, por eso, tú eres mi amor imposible. Porque siempre amé y amaré más a Edward, y por eso tuve que escogerle a él. No pude escogerte a ti, porque yo le amaba más y no podía vivir sin él, en cierto modo, no tuve alternativa. Y porque ahora perteneces a Renesmee… Sin embargo, tú siempre seguirás en mi corazón…, una parte de él se quedó contigo el día en que te dejé en tu cuarto… y no podré tenerte nunca…
¿Por qué seguía haciéndose esto? ¿No veía que iba a acabar haciéndose más daño?
- No se puede tener todo en la vida, Bella. A veces no queda más remedio que escoger y dejar atrás ciertas cosas, olvidarlas. Sabes de sobra que a mí no me puedes tener, tienes que olvidarte de mí en ese sentido o acabarás haciéndote daño – le aconsejé -. A ti y a Edward. Tienes que centrarte sólo en él, no se merece esto.
En mi vida pensé que iba a decir esto de ese chupasangres.
- Sí, lo sé – asintió, cerrando los ojos -. Esta será la última vez que me verá sufrir por ti, me olvidaré de esto para siempre y no le volveré a hacer daño jamás. Pero me gustaría tener un trocito de ti antes de que nos marchemos de Forks – añadió, parándose a un paso de mí para mirarme de frente -. Entonces, lo habré dejado todo aquí, me podré ir tranquila y no le haré más daño a Edward.
Fruncí el ceño, extrañado. Fue suficiente para que ella se diera cuenta de mi pregunta.
- Me gustaría que me dieras una cosa para llevarme conmigo, para guardarla en mi corazón – anunció con un murmullo mientras sus ojos bajaban hasta el suelo -. Ya sé que vamos a volver a vernos, no obstante, quisiera algo de ti de recuerdo, como despedida del Jacob que yo amaba.
Bueno, podía tallarle un colgante de recuerdo. Si así se quedaba a gusto y era feliz…
- Sí, claro, lo que quieras – acepté sin problemas, encogiéndome de hombros -. ¿Qué quieres?
- Quiero recordar el pasado, aunque sólo sea una vez…
- ¿Recordar el pasado? ¿A qué te refieres?
No debí de haberlo preguntado. Lo mejor habría sido que me hubiera largado de allí de una vez.
- No tengo muchos recuerdos de mi vida como humana… - sus manos volvían a retorcerse la una con la otra -. Pero hay una cosa de la que no consigo olvidarme, Jake. La tengo grabada en la memoria, puedo verla hasta con los ojos cerrados, clara y nítida – sus pupilas se clavaron en las mías con una determinación que no me hizo ni pizca de gracia -. Nuestro beso. No puedo quitármelo de la cabeza.
que mal bella.....je muy bien el capitulo(andres)
ResponderEliminarbellaa es una bitch :@
ResponderEliminarjaja estoy de acuerdo bella ha hecho muy mal definitivamente! eso no se le hace a una hija!..
ResponderEliminarque purta esa bella ya me cae mal pera perra perra la odio
ResponderEliminarQue bueno esta el caapi me parece que Bella esta media zorra no??? jeje fue algo incomodo para mi leerlo por que soy team edward y me da no se que cosa, pero en la ultima parte lo explicaste tan bien que lo entendi, esta bueno que piences hacer los capis tambien para las team edward o team suiza eso esta bueno!!...besoos
ResponderEliminarA mi me paso lo mismo, yo tambien soy team Edward, bah soy de los dos los dos me encantan y tambien me paso que me choco la actitud de Bella, pero bue... Esta pasando por un mal momento... Lindisima la historia
Eliminarsi Bella siempre me pareció una histérica, q hizo sufrir a Jake solo para beneficio propio ahora no me quedan dudas que la odioooo, jaja, no puedo creer que le haga eso a su hija!!!Ayyyyyy cuando se entere Nessie... Besotes
ResponderEliminarjoee ke pero que pesaditaa k es bellaaa!!ke pasara le dara el beso?jajajajajajjaaja
ResponderEliminarzorrampira
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