Concurso de Fanfics

Hola chico/as!
Les dejo los datos del concurso. Espero que se inscriban.

COMO APUNTARSE:
Envía un correo a: teamnessiejacob@gmail.com.
En asunto deberán de poner: CONCURSO
El correo tendrá que contener: NOMBRE DEL AUTOR, TITULO DE LA HISTORIA, IMAGEN DE LA HISTORIA, TIPO Y CATEGORIA DEL FIC Y EL FIC.

CONCURSO:
TIPOS DE FICS:
  • Songfic
  • Real person
  • One shot
  • Fics completados
  • Fics sin completar
CLASIFICACIONES:
  • M - Mature (Adultos)
  • T - Teens (Adolecentes)
  • K - Kids (Todas las edades)
JURADO:
  • MIAW
  • MARIA
  • TAMARA
PREMIOS:
Recomendación: Mejor Escritor
Estar en recomendaciones
Publicidad en los blogs
Blend al mejor escritor de fics
Banner al mejor escritor
Afiliados
(los premios se darán al primer lugar de cada tipo de fics)
¡ENVIAR TODOS LOS FICS ANTES DEL 20 DE AGOSTO!

Search

Chic@S!!! RECUERDEN QUE PUEDEN MANDARNOS SUS CREACIONES A teamnessiejacob@gmail.com TODO LO QUE NOS ENVÍEN LLEVARA SU NOMBRE!!!
ESTE BLOG ES PARA CONOCER A LOS DEMAS FANS DE RENESMEE Y JACOB

miércoles, 16 de marzo de 2011

DORMIR [DESPERTAR]

 = LIBRO UNO =

RENESMEE



- ¡¿Qué pasa?! ¡Jacob! – me disponía a salir del coche, cuando, en un segundo, lo tenía en mi puerta, empujándola para que no la abriera.
- ¡No salgas, Nessie! ¡Ni bajes la ventanilla! No puedes ver esto – Jake miraba algo en el suelo con el semblante horrorizado.
Me asusté al ver su reacción, ya que él estaba acostumbrado a ver muchas cosas desagradables, como desmembrar vampiros y cosas de esas. Tenía las palmas de las manos apoyadas en el cristal de la ventanilla.
- ¡¿Qué pasa, Jake?! – apoyé mis manos donde las suyas, como si así pudiera hacer algo para aliviarle.
Volvió el rostro hacia mí, aún pálido. Giré la manivela y bajé un poco la ventanilla para poder oírle, todo lo que me dejó él.
- Es una cabeza humana. Está totalmente desfigurada y la sección es reciente, de hace unos minutos – agachó la cara y exhaló todo el aire de repente.
Sí, yo también podía oler la sangre, ahora que había bajado algo el cristal.
Me quedé sin aliento. Un vampiro había asesinado a alguien delante de nuestras narices. Quien quiera que fuese, tiró la cabeza justo cuando estábamos pasando nosotros con el coche. Habían matado a una persona y nosotros no habíamos podido hacer nada para evitarlo. Sabía que esto podía afectar mucho a Jacob, los lobos eran los guardianes contra los vampiros.
- Yo… ni siquiera… olí al vampiro… - me lamenté.
- Esto no es obra de una sanguijuela – ahora habló más   concentrado -. Ni siquiera se puede reconocer si es un hombre o una mujer, los vampiros no descuartizan a sus víctimas de este modo – hizo una pausa y suspiró -. Déjame tu teléfono, tengo que llamar a Charlie. Luego llama a Edward y dile que vamos a llegar un poco tarde, seguro que tendremos que prestar declaración o algo.
Cogí el móvil de mi mochila y, con las manos temblorosas, se lo pasé a Jake por la rendija de la ventanilla.
Cuando estaba a punto de girarse para llamar, se paró y me miró.
- No se te ocurra mirar, ¿vale?
Negué con la cabeza y se dio la vuelta, alejándose dos pasos del coche.
Pero no hay nada peor que decirle a alguien como yo que no mire algo que no debe. Y nunca me arrepentiría más de nada como de lo que hice entonces.
Mientras Jake estaba abstraído, hablando por teléfono con Charlie, y con los nervios de punta, a mí no se me ocurrió otra cosa que asomarme un poco a echar un vistazo. Bajé un poco más la ventana, vigilando a Jacob, me asomé y…
…metí la cabeza ipso facto otra vez, espantada. Subí la ventanilla, rezando para que Jake no me hubiera visto, intentando controlar el temblor de mis manos antes de que él llegara.
La imagen duró medio segundo, pero fue suficiente para aterrarme.
La cabeza yacía junto al coche, cerca de la rueda delantera del lado derecho. Estaba seccionada, pero no era un corte limpio. Había sido desgarrada y todavía le colgaban de lo que quedaba del cuello los tendones, arterias y trozos ensangrentados de carne y piel. Como había dicho Jacob, el rostro estaba terriblemente desfigurado. Le faltaban los ojos y la nariz, la boca estaba partida y le faltaban la mayoría de los dientes. Lo que quedaba de cara estaba morada y tenía algunos cabellos pegados por la sangre que la bañaba. El pelo, castaño oscuro, no era ni corto ni largo. Era una media melena, por lo que no se podía afirmar si era de un hombre o de una mujer.
- Ya he llamado yo a Edward - estaba tan sumida en mis horribles pensamientos, que cuando Jacob se sentó a mi lado, pegué un bote en el asiento. Me observó preocupado -. Ven aquí – me susurró, al verme pálida y temblando.
Me pasó el brazo por el hombro y me acurrucó en su cálido pecho, abrazándome con el otro brazo. Nos quedamos así hasta que se oyeron las sirenas y la carretera se llenó de coches de la policía.

Abrí la puerta de la que ahora era mi nueva casa. Cuando entramos en el salón, todos nos esperaban en el sofá blanco.
- ¿Cómo estás? – mamá se levantó y llegó hasta mí en una milésima de segundo.
Me acarició la cara con ansiedad, estudiando mi rostro con sus ojos ambarinos muy abiertos.
- ¡¿Cómo has permitido que ella lo viera?! – le bramó mi padre a Jacob, furioso.
- ¿Qué? – Jake estaba perplejo - ¡¿Qué dices, idiota?! ¡Yo nunca haría eso y lo sabes! - entonces, se quedó quieto, comprendiendo lo que mi padre había visto en mi mente. Se giró hacia mí lentamente y me miró con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido -. Genial, Nessie. Te dije que no miraras.
- Lo siento, Jake. Es que no lo pude evitar – musité, mordiéndome el labio.
- ¡Tienes que tener más cuidado, Jacob! ¡Ahora está muy asustada! – gritó mi padre, cogiéndome la cara también entre sus frías manos.
Jake resopló, con los brazos en jarra.
- ¡¿Y qué quieres que haga?! ¡Estaba llamando por teléfono a Charlie! ¡Yo no tengo rayos x en la cabeza como tú! – soltó, enfadado.
Luego, murmuró algo ininteligible.
- ¡Si no eres capaz de cuidar de ella, entonces…!
- ¡Vale ya! – interrumpí a papá, deshaciéndome de las cuatro manos heladas que tenía por la cara y poniéndome al lado de Jacob -. Él no tuvo la culpa, fui yo. Además, él no tiene que cuidarme, ya no soy una niña.
Mi padre no pudo decir nada, ya que sabía que la culpa era mía, aunque mi madre seguía mirando a Jake con mala cara.
- No os preocupéis, estoy bien – suspiré.
- No creo que haya sido el ataque de un vampiro – intervino Carlisle, levantándose del sofá.
Jake cogió una pelota de tenis que había en la mesita junto al sofá y empezó a jugar con ella, lanzándola arriba y abajo.
- Eso mismo pienso yo – afirmó mientras tanto.
- ¿Por qué no os lleváis al chucho a jugar afuera? – protestó Rosalie con los ojos en blanco -. Me pone nerviosa.
Jake hizo rebotar la pelota en la frente de Rose y a mí me salió una risilla. Ésta nos dedicó una mirada asesina a los dos. Emmett aguantaba la sonrisa por si acaso.
Mi padre se relajó un poco al verme un poco más alegre.
- Es un crimen horrible, pero lo más seguro es que haya sido un asesinato… común – Carlisle no encontró otra palabra para decir que había sido obra de uno o varios humanos -. Alice no ha visto nada.
- Nada de nada – afirmó ella -. Fue una casualidad.
- De todas formas, la policía lo está investigando – dijo Jake, con su pelota subiendo y bajando mientras Rosalie suspiraba cansada -. Ya nos enteraremos de lo que sea.
- Por si acaso, estaremos atentos – apuntilló mi padre.
- ¿Cómo ha ido tu primer día de clase? – preguntó mamá para cambiar de tema.
- Muy bien. Ya tengo cuatro amigas – volví a incluir en ese término a Brenda.
- ¿De verdad? – mi madre sonreía de oreja a oreja.
- ¿Qué te creías? Nessie no es tan sosa como lo eras tú – afirmó Jake en tono burlón.
Mi madre le dio un pequeño empujón y los dos se rieron.
- Cuéntamelo todo – siguió ella.
Empecé la disertación de mi primer día de clase con todos mirándome atentos en el salón. Les hablé de Helen, Jessica, Alison y Brenda, lo que hablamos en el almuerzo, cómo habían sido las clases… y, por supuesto, omití todo lo relacionado con el susto que me llevé con Jacob y el babeo de mis amigas por él, aunque mi padre ya estaba al corriente. Papá no dijo nada, sabía que eso me lo quería guardar en el cajón de mi vida privada. También les conté que habíamos ido a La Push a ver a Emily y a Ethan – Jake me dio un pisotón disimulado cuando iba a contar lo que pasó en la casa, así que también me lo tuve que callar y, otra vez más, mi padre lo respetó - y que en la playa habíamos estado con Charlie, Sue, Leah y Joshua. Les di a mis padres el mensaje del abuelo.
Mamá se quedó un poco triste, seguramente al acordarse de Renée. Se llamaban por teléfono casi todos los días, pero no se habían vuelto a ver desde la boda de mis padres. Eso le afectaba bastante.
Luego, mi familia se puso a hablar sobre el instituto, los compañeros de clase y los profesores, entre risas.
Al cabo de un rato, se hizo una pausa y nos quedamos todos en silencio, hasta que mi padre lo rompió con un carraspeo.
- Bueno, nosotros nos vamos a la cabaña a… descansar – irrumpió, alzando la vista hacia mi madre con una mirada llena de intenciones.
Ésta se la correspondió y le cogió la mano.
- ¡Uf! Ya empiezan. Sí, sí, a descansar – resoplé yo.
- ¿Seguro que estarás bien? – me preguntó mamá, acariciándome el pelo.
- Que sííííí – alargué la última palabra, cansada -. Iros tranquilos.
Sonrió y me besó la frente.
- Hasta mañana, hija – papá también me dio un beso – Ah, y, Jacob – éste dejó de lanzar la pelota para mirarle -, la próxima vez que la lleves en moto, que se ponga el casco.
Jake puso los ojos en blanco y suspiró mientras mis padres ya salían como relámpagos de la casa. Ni siquiera vi la puerta moverse. A veces, me daba la sensación de que eran como fantasmas y que las podían traspasar.
- Bueno – exhalé -. Me voy a mi habitación. ¿Vienes, Jake?
Alice saltó como un resorte del níveo sofá y se puso a nuestro lado en un abrir y cerrar de ojos, no nos dio tiempo ni a levantar el pie del suelo.
- Creo que te va a gustar – manifestó, a la vez que daba saltitos delante de nosotros hacia las escaleras.
- Me parece que sabemos llegar solos, Alice – le dije con sarcasmo.
Alice comenzó a subir los peldaños, ignorando mi indirecta.
- Me ha llevado bastantes días encontrar la decoración adecuada a tus gustos, he tenido que visitar a varios decoradores. ¡No veas qué de vueltas he tenido que dar!
El día había sido bastante largo y, con el broche final de la noche, estaba cansada. Sabía que le hacían mucha ilusión todas estas cosas, pero yo no estaba de ánimos para dar elogios. Aún así, me vino un ramalazo de piedad, seguro que era verdad que le había dedicado mucho tiempo a lo de mi nueva habitación. Como siempre, Alice era única haciéndote sentir culpable. Suspiré y la seguimos.
Mientras caminábamos por el pasillo de la tercera planta, Jacob iba rebotando la pelota en la pared, ensimismado en sus pensamientos. Me pregunté en qué estaría pensando.
- Tu dormitorio – mi tía había abierto la puerta y estaba esperando a que yo entrara.
Cuando lo hice, me quedé asombrada. Era la misma habitación de siempre, pero más alegre. Seguía la colosal cama – que ahora tenía otro edredón de tonos azulados y a la que le habían añadido dos mesillas con unas lamparitas y un corto cabecero de madera que iba a juego con los paneles de las paredes – y ya no había sofá en la pared norte. En su lugar, había un enorme escritorio que ocupaba casi todo el paramento, junto con baldas llenas de libros, el estéreo de mi padre y muchos de sus CDs. La cara sur seguía siendo de vidrio, con cristales de espejo que ocultaban la vista desde el exterior. Habían colocado la cama contra la cristalera, frente al escritorio, y a la izquierda, según se miraba, un largo banco-arcón de madera clara - de la misma tonalidad que el cabecero y las paredes paneladas - decorado con cojines a juego con la colcha, para poder observar las vistas del bosque, las montañas y el río. En el resto de las paredes habían distribuido cuadros con dibujos actuales y vanguardistas a diferentes alturas. Todo estaba al detalle.
- Guau – exclamó Jacob, apoyándose en el marco de la puerta.
- ¡Es genial, Alice!
- ¿Te gusta? Dime la verdad. Si no te gusta algo, la cambiamos.
- ¡No! Me encanta, en serio – le di un abrazo.
- Por fin tienes un dormitorio en condiciones – dijo Jacob, sonriendo con malicia, mientras seguía jugando con la bola entre sus manos.
Alice le fulminó con la mirada.
Reparé en la puerta que antes no había en la pared este y la señalé con el dedo.
- Le añadimos una puerta que comunica con el pequeño cuarto de al lado para hacerte el vestidor. Antes era un trastero.
- ¿Vestidor? – pregunté, sorprendida.
- Sí, te hablé de ello esta mañana en el coche, ¿recuerdas?
- Me hablaste de un armario – me dirigí hacia la puerta.
- Bueno, armario, vestidor… Qué más da, ¿no? – dijo ella en tono falso.
El vestidor era un cuarto rectangular y tenía un pequeño lucernario en el techo, aunque también estaba muy iluminado por óculos. Las zonas de armarios se dividían a cada lado de las paredes más largas, quedando un pasillo en el medio, justo donde la puerta. Al fondo del pasillo había un puf de estilo moderno con un pequeño tocador y un espejo, todo iluminado por el lucernario. Lo que me había dicho en el coche era verdad. La ropa era muy variada y de varios estilos, aunque la que más predominaba era la del mío. Sonreí del alivio.
Me arrepentí de juzgar a Alice antes de tiempo. Se había esforzado tanto por mí.
- Muchas gracias, Alice. Todo me encanta – la abracé de nuevo.
- De nada. Ya sabes que estoy a tu entera disposición – hizo una reverencia.
Miré a mi alrededor.
- ¿Jacob va a dormir en mi cama?
A Jake se le cayó la pelota al suelo y se alejó rodando por el pasillo. La oí botando escaleras abajo.
Cuando volví la vista hacia Alice, ésta estaba con la boca colgando.
- ¿Cómo has dicho, cielo? – inquirió, pestañeando sin parar.
- No veo otro sitio – volví a mirar en redondo - ¿Dónde va a dormir, si no?
- Pues… en su casa, como siempre – miró a Jacob con cara de pocos amigos y éste se encogió de hombros con una mueca de desconocimiento.
Puse los ojos en blanco.
- Ya, pero cuando me viene a buscar de madrugada, siempre duerme un par de horas, y aquí no veo ningún sitio para él – señalé con la mano el interior del dormitorio -. El único sitio que veo es la cama y, como es tan grande, pensé que…
- ¡De eso ni hablar! – me interrumpió ella, nerviosa -. ¡Si tu padre se enterase, y por supuesto que lo haría, me mataría!
- Creo que lo mejor es que a partir de ahora duerma en mi casa toda la noche – declaró Jacob -. Cuando te levantes, ya me tendrás abajo para desayunar, ¿de acuerdo? Ya no hace falta que vigile tanto, aquí estás muy protegida – matizó con segundas.
Alice le dedicó una mueca de odio.
Me quedé pensando. Tenía tantas ganas de tener mi media independencia, que no me había dado cuenta de este pequeño detalle. Ahora no dormiría tan tranquila como cuando sabía que Jacob iba a estar afuera bajo mi ventana a las cuatro de la mañana. Muchas veces, lo oía cuando se echaba en el suelo y eso me hacía sentir como si durmiera conmigo, me sentía mucho más relajada. Era una tontería, puesto que mis padres siempre habían estado en la casa para protegerme si algo malo pasaba, pero con Jake me sentía más protegida, aunque nos separara la pared. Cuando era pequeña, solía verle como mi ángel de la guarda. Y ahora iba a tener que dormir sola, con él muy lejos. Percatarme de eso tan de repente y recordar lo sucedido en el trayecto de vuelta a casa, hizo que me diera un escalofrío de miedo.
- ¿Puedes dormir conmigo esta noche? – le pedí a Jake -. Es que lo que pasó en el coche me asustó un poco.
Éste tragó saliva audiblemente y por la boca de Alice se podían ver hasta las amígdalas.
- Si… si es lo que tú quieres – susurró él.
- ¡No, no, no y no! – exclamó Alice, alzando los brazos al aire y agitándolos sin parar -. ¡¿Pero qué rollo os traéis vosotros dos?! Escúchame bien, jovencita. Reza para que tu padre no se entere de esto. Me extraña que no esté aquí ya, debe de estar muy ocupado, porque si no…
- Me refiero a dormir como lobo – mi rostro ya había empezado a cambiar de color al darme cuenta de que me había malinterpretado -. Puede dormir al lado de la cama como lobo.
El semblante de Jake me pareció una mezcla de vergüenza y desilusión, pero enseguida lo cambió por una sonrisa pícara.
- Lo malo es que no entro por la puerta como lobo – afirmó con su sonrisa torcida -. Así que, una de dos: o duermo como humano, o me transformo dentro de la habitación, con lo cual me tengo que desnudar para hacerlo.
Alice y yo nos quedamos tiesas en el sitio, las dos con los ojos abiertos como platos, pero yo, además, tenía la cara tan roja como un tomate.
Mi tía expulsó el aire por la nariz, enfadada.
- Los perros duermen fuera de la habitación – espetó -. Ya está. Dormirás como lobo – acentuó - en la puerta, fuera del dormitorio. Más o menos es como hacíais antes, ¿no?
- De acuerdo – asentí yo.
- Puede quedarse a dormir, pero sólo por hoy. A partir de mañana tendrá que dormir en su casa, como dijo antes.
- Vale – la sonreí para darle las gracias, aunque la perspectiva que se abría ante ese mañana no me gustaba nada.
Jake, en cambio, no parecía muy conforme. Miraba a Alice con rabia, con las cejas y los labios fruncidos.
- Bueno – suspiró ésta -. Me voy abajo, Jasper me está esperando para marcharnos.
- ¿Os vais a algún sitio? – quise saber.
- Sí. Emmett, Rosalie, Jasper y yo nos vamos de caza a las montañas, Em tiene antojo de oso – se encogió de hombros. Luego, le dedicó una mirada con intención a Jacob -. Carlisle y Esme se quedan en casa - me dio un beso en la mejilla y se dirigió a la puerta, donde seguía Jake –. Espero que te portes correctamente, por tu bien – le dijo con ojos de advertencia.
Cuando Alice salió, a Jacob le cambió la cara. Entró sonriente y cerró la puerta.
Se dejó caer en la cama, boca arriba, con los brazos cruzados en la cabeza.
- ¡Esta cama es comodísima! Es una pena que no me dejaran dormir aquí, estoy hecho polvo.
Caí en la cuenta de que Jake había estado patrullando con la manada durante toda la noche y no había dormido desde que se había tenido que marchar a casa de Emily y Sam. Llevaba unas veinte horas en pie. Me sentí mal por hacerle dormir en el suelo del pasillo por mi estúpido y merecido miedo.
- Lo siento. Por mi culpa tienes que dormir en el suelo.
- Bah, no te preocupes. Esto no es nada para mí – declaró entre bostezos.
- Creo que lo mejor es que durmamos ya – le dije al ver que se le cerraban los ojos.
- Si quieres, puedo quedarme para charlar un rato – abrió un ojo para mirarme.
- Me parece que por hoy ya hemos hablado bastante – respondí, riéndome.
Él también se rió.
- Bueno, entonces me marcho al pasillo – anunció, bostezando de nuevo mientras se incorporaba.
- Ojalá pudieras dormir en la cama.
Se quedó sentado a los pies del camastro, frente a mí, observándome, y me rozó la mejilla con el dorso de la mano. Era tan caliente y suave, que me estremecí un poco.
- Creo que tu tía la medium tiene razón – murmuró -. Es mejor que me quede fuera.
Se levantó y salió por la puerta, pero, antes de cerrarla del todo, asomó la cabeza para mirarme.
- Estaré justo aquí. Si tienes miedo o algo, sólo tienes que llamarme, ¿vale?
- Vale – le sonreí.
Se quedó mirándome otro rato y suspiró, sacando el aire por la nariz y frunciendo los labios.
- Hasta mañana, Nessie.
- Hasta mañana, Jake.
Y cerró la puerta.
Observé la habitación durante unos minutos. Ahora mi nueva vida ya había empezado a abrirse paso.
Encendí una de las lámparas de las mesitas y apagué la luz del techo.
Después de rebuscar en el vestidor, encontré un camisón de algodón gris, de esos cómodos que tanto me gustaban. Era de tirantes y tenía un dibujo de Mafalda. Me lo puse, me metí en la enorme cama y apagué la luz. Era tan grande, que tardé un rato en calentarla, y si me movía de mi sitio, tenía que templarla de nuevo, así que me quedé quieta en la misma zona. Con lo friolera que era, como para moverme. Aunque estaba bastante cansada, pasó mucho tiempo hasta que se me empezaron a cerrar los ojos y me dormí.
En mi sueño corría y corría, pero no me movía ni un centímetro. Era como si lo hiciera por la cinta de una de esas máquinas de correr. Aunque era de noche, había bastante luz. La luna llena iluminaba el claro nevado como si hubiera un foco encima de un escenario. Quería alcanzar algo. No. Era a alguien.
- ¡Jacob! – grité.
Pero él parecía no oírme. Mi colosal lobo rojizo estaba luchando con una bestia feroz y extraña que no conseguí ver bien. Sólo podía escuchar sus escalofriantes gritos y rugidos, que retumbaban en las montañas. Intenté alargar el brazo para llegar a él. Fue cuando me percaté de que no estaba en mi cuerpo. Miré hacia abajo y me vi echada en la nieve. Yacía como si estuviera dormida, por eso Jacob no podía escucharme. Me sentía como Taha Aki cuando Utlapa le había robado su cuerpo y se hallaba impotente, sólo que era yo la que no podía entrar en él. De pronto, se oyó un aullido de dolor terrible, el alarido espantoso de un lobo malherido. La criatura le había clavado los colmillos.
- ¡Jacob!
Jake estaba entrando casi volando en la habitación cuando abrí los ojos.
- Ya estoy aquí, pequeña – se sentó a mi lado y me acarició la cara con impaciencia, secándome las lágrimas -. Sólo ha sido una pesadilla. Ya pasó todo, ¿ves? Estoy aquí.
Me incorporé rápidamente y le abracé con todas mis fuerzas. Todavía tenía el alarido metido en la cabeza.
- Ha sido horrible – sollocé, hundiendo el rostro en su cuello.
- Ya pasó – me susurró.
Estuvimos abrazados unos minutos hasta que me calmé un poco.
- ¿Estás mejor? – me preguntó mientras me separaba, sujetándome por los hombros, y me secaba la cara con una mano.
- Sí - asentí con la cabeza.
Me apartó el pelo que tenía en el rostro y después metió los dedos entre mi cabello para peinarme. Me gustó tanto, que me quedé mirándole embobada, sólo me faltaba ronronear.
- Bueno, ahora ya puedes dormir – murmuró, y me dio un beso en la mejilla.
- Espera – le cogí por el hombro para impedir que se levantara y entonces me di cuenta de que iba sin la camiseta. Había entrado tan deprisa, que no le había dado tiempo a ponérsela, solamente llevaba esos vaqueros largos. Fijé mi vista en su rostro para no prestar demasiada atención a esa parte de su  anatomía -, ¿puedes dormir aquí?
- Entonces tendré que transformarme dentro. ¿Podrás aguantar la tentación y no mirarme? – cuchicheó con su sonrisa burlona.
- Idiota – le di un pequeño empujón en el brazo, riéndome -. No quiero que te transformes. Esta cama es enorme, puedes dormir a mi lado y ni siquiera nos encontraríamos – le dije en voz baja.
- ¡Uf! Si la Bruja Doña Colmillos se entera, soy hombre muerto. No creo que sea buena idea. Además, Carlisle y Esme están abajo.
- Por favor, sólo hasta que me duerma – le susurré, cogiéndole la mano a modo de súplica -. Luego, si quieres, te puedes ir al pasillo. Es la primera vez que estoy en esta habitación, y después de lo del coche y la pesadilla, no creo que pueda coger el sueño. Y por mis abuelos no tengas miedo, ¿no ves que ni siquiera han subido? Saben de sobra que estás aquí, pero no me dicen nada.
Carlisle y Esme, a pesar de ser los más mayores, eran los más permisivos de todos conmigo. Se notaba que la vida había sido muy larga para ellos y ya no se asustaban por nada. Todo lo veían natural, no como el resto.
Jacob me miró pensativo durante un minuto y suspiró.
- Tu padre me va a matar por esto, lo sabes, ¿no? Va a pensar mal seguro – me dijo con un cuchicheo.
Le abracé con alegría.
- Gracias – le besé en la mejilla y me aparté a mi lado izquierdo para hacerle sitio.
Me tapó y se echó encima de la colcha, boca arriba.
La habitación estaba bastante iluminada, había luna llena. La pálida luz creaba sombras en las paredes, dibujando las formas de los árboles que había en el exterior.
- Hoy hay luna llena, como en mi sueño – susurré.
No me contestó. Giré la cabeza para verle y ya estaba completamente dormido.
Inspiraba profundamente, y no pude evitar echar un vistazo a su enorme pecho. Se movía al ritmo de la respiración, arriba y abajo, pausadamente. Me incorporé y me acerqué para verlo mejor. La luz de la luna también inventaba sombras en su torso, haciendo que se apreciaran mucho más todos sus músculos. Me parecieron impresionantes, nunca me había fijado. Pero, por alguna razón, no me conformaba solamente con mirar. Me mordí el labio. Una voz en mi interior me incitaba, me moría de curiosidad, quería comprobar cómo eran. Tragué saliva y levanté la mano para tocarlos. La acerqué despacio y, con dedos trémulos, rocé el pecho con precaución. Si Jacob se despertara y me pillara, me moriría de la vergüenza, a ver cómo se lo explicaba yo. Sin embargo, no pareció notarlo, así que esta vez le acaricié con la palma de la mano. Su pecho estaba muy caliente y los músculos eran fuertes y tersos, en cambio su piel era increíblemente sedosa y olía tan bien. Miré al rostro ahora angelical. Mis nuevas amigas tenían razón, qué guapo era Jacob, y estaba como un…
Soltó un leve ronquido y me eché en la cama como una exhalación, con el corazón latiéndome a mil por hora. Suspiré aliviada al comprobar que seguía durmiendo y no se había enterado de nada.
Yo también estaba agotada y los leves ronquidos de Jake me arrullaron como si me cantaran una nana. Se me fueron cerrando los ojos poco a poco, hasta que por fin me dormí. En el sueño que tuve a continuación volvía a salir Jacob, solo que, en esta ocasión, fue un sueño precioso: caminábamos felices de la mano por la playa de La Push.

Esta historia cuenta con los derechos correspondientes. Team Nessie & Jacob tienen la autorización de la autora para publicar la novela.¡NO COPIES EL CONTENIDO!


Image and video hosting by TinyPic

6 comentarios:

  1. El capitulo esta precioso. Me has dejado pillada con lo de la cabeza. ¿y el sueño que ha tenido Nessie? Que mal rollo. Bueno preciosas ahora sí que si me voy a dormir. Mañana si tengo tiempo seguiré leyendo. Un Saludo

    ResponderEliminar
  2. ¡¡Muchas gracias a todas por leer mi historia!!
    Espero que os siga gustando ;D
    Ya vereis lo que pasa despues, ya... XDD

    ¡Y muchas gracias a las autoras de este blog por seguir publicando mi libro!^^

    Un saludo!!

    ResponderEliminar
  3. :O peroo que hermosoo capituloo :)
    me dio bastante risa cuando nessie penso que jake se habia despertadoo :3 estuvo muy liindo porfavor sigue asii!! :D

    ResponderEliminar
  4. Una vez más, deseo felicitarte por la excelente calidad de tu trabajo Tamara.

    ¡Logras atrapar al lector transmitiendo una imagen exacta de la realidad que planteas en tus textos... Tu historia es realmente encantadora, ojalá nos concedan el privilegio de leerla hasta su final!.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  5. **Tamara ers GENIAL! nserio lo digo ii ni voi a la mitad d la historia, nvrdad sigue scribndo ers muuuuuuuii wena!!!!!!**

    ResponderEliminar
  6. que lindo!!! q dulce e inocente es Nessie...ahora la pregunta del millón, aguantara mucho teniendo semejante ejemplar de hombre a su lado??jajaj hermosa historia !!! un beso grande

    ResponderEliminar